Sinopsis:

Página multimedia virtual sobre la vida, obra y acontecimientos del universal poeta Miguel Hernández -que murió por servir una idea- con motivo del I Centenario de su nacimiento (1910-2010). Administrada por Ramón Fernández Palmeral. ALICANTE (España). Esta página no es responsable de los comentarios de sus colaboradores. Contacto: ramon.palmeral@gmail.com

jueves, 23 de marzo de 2023

La Matanza, por Antonio Ángel Parra Ruiz de Orihuela

 

 

 

 



 El buey desollado (Museo del Louvre, París) Año 1655, cuadro del gran pintor de la Escuela holandesa, Rembrandt Harmenszoon van Rijn (Leiden-Países Bajos 15/Julio/1606, Ámsterdam-Países Bajos 04/Oct./1669-63 años).

 

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LA

MATANZA

 

 

 Por Antonio Parra de Orihula

 

 

 

 

 

 

 

DEDICATORIA:

 

 

A Miguel Hernández, al cumplirse el 81 Aniversario de su muerte, ocurrida el 28/Marzo/1942 en el Reformatorio de Adultos de Alicante. Es más que presumible que Miguel (a quien va dedicado el presente Relato), en los grandes festejos oriolanos, se reuniese en su domicilio familiar (su actual Casa Museo) de la Calle de Arriba (ahora Calle de Miguel Hernández) a celebrarlos, sacrificando a alguno de sus cabritos, de los que cuidaba en el aprisco de su casa.

 

A mi querida esposa, Piedad Murcia Ruiz, nacida en la oriolana Calle del Colegio (del “Entorno hernandiano”), al cumplirse el segundo Aniversario de su fallecimiento, ocurrido el 15/Marzo/2021. Piedad, fue gran entusiasta de Orihuela, por la que sentía pasión y devoción; igualmente, fue una fervorosa hernandiana, no en vano, su familia estuvo muy unida a Miguel, no sólo como vecinos de la Calle de Arriba, sino de amistad: su padre, Monserrate, fue amigo de correrías de Miguel de pequeños y, sobre todo, el hermano menor de su padre, José Murcia Bascuñana (el célebre Arriero) que formó parte del equipo de fútbol “La Repartiora” de Miguel y, se reunía con él en la también célebre Tahona familiar de los hermanos Fenoll de la Calle de Arriba (ambas familias, la de los Fenoll y la de los Bascuñana, tenían sus viviendas enfrente en la Calle de Arriba, los Fenoll en el número 5 y los Bascuñana en el 4). Con el presente Relato, quiero recordar a Piedad en el tiempo que estuvimos habitando en mi pueblo natal de Osceda (también el suyo; como diría Miguel), donde participaba en la tradicional matanza del cerdo.

 

A mis hijos, todos oriolanos; también lo son oscedanos.

 

A mi gran amiga oriolana, Luisa Aparicio Pérez, antigua vecina nuestra del oriolano y populoso “Barrio de la Seat”, con cariño.

 

 

Orihuela, 28 de Marzo de 2023.

 

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 A la ciudad andaluza de Osceda se accede mediante una carretera comarcal asfaltada, bastante estrecha; sinuosa; con muchos desniveles; que se adentra en intrincados parajes selváticos y forestales repletos de pinos y alamedas, lamidos por ríos opulentos y cristalinos que se forman en las cumbres nevadas.

El paisaje cambia paulatinamente hasta llegar a grandes extensiones de secano, por las que aparece la carretera en prolongadas rectas, como si fuese una cinta grisácea que no tiene fin, con subidas y bajadas bruscas, teniendo como únicos edificios y visos de habitabilidad algún que otro cortijo diseminado.

Al fin, tras muchos kilómetros de recorrido que parecen interminables, se rodea una sierra por la ladera y, en un último recodo, se divisa al fondo la localidad, en donde destaca el enorme corpachón de la iglesia parroquial con su altisima torre, que se eleva totalmente por encima de las viviendas: alrededor de éstas y en el extrarradio, se contempla su extensa y ubérrima huerta. Luego, al llegar a un cruce, la carretera se ramifica para continuar hacia la capital y otros pueblos muy remotos. Los pocos accesos con que cuenta Osceda, en la época invernal, quedan bloqueados por la nieve, ya que el clima es muy riguroso, y permanece en esta situación durante meses hasta llegar el deshielo; lo que hace que en el pueblo no se pueda recibir ayuda ni abastecimiento del exterior, contando con sus propios recursos.

Debido a las anteriores circunstancias, es por ello que la localidad, desde época inmemorial, cuenta con una pequeña industria artesana que se tacharía de local; pues salvo en contados casos que se exporta a otras poblaciones, todo es aprovechable en el pueblo. Esta industria se deriva de la agricultura y ganadería, que son el principal sostén de la misma. De manera que existen almazaras, donde se prensa la aceituna y elabora el aceite, que se consume por el vecindario; silos, que sirven de almacenes de trigo y cereales; fábricas de harinas y lanas; se cultiva el cáñamo y el esparto para la fabricación de zapatillas, cestos y otras manualidades; tostaderos, donde se tuestan para el consumo frutos secos: almendras, avellanas, pistachos y semillas de girasol -llamadas vulgarmente pipas-; reposteros, que elaboran gran variedad de dulces y confituras; panaderías, con hornos donde se cuecen el exquisito pan casero o el denominado “sobao” -cuya corteza aparece suave y reluciente-, además de las pastas y dulces elaborados por los vecinos en sus viviendas, en Navidad y otras celebraciones, que son llevados a los horneros en llandas; por último, se elaboran conservas de frutas y verduras, confeccionadas por los habitantes en sus casas, de manera burda en botellas o tarros.

Es también importante la elaboración del típico “vino del país”, que se efectúa en lagares rústicos y que sólo se conoce y puede catar en la localidad. El lagar se instala en un edificio que se dedica a esta finalidad, que consta de planta baja y bodega. La planta baja tiene una extensa habitación, con un enorme portón que da a la calle; donde aparcan camiones con carruajes cubiertos con una lona, repletos de uva blanca o negra recolectada en la vendimia: allí, descargan los cestos con los racimos de uva y los abocan en unas grandes cubas depositadas en el suelo de la habitación; cuyo solado es basto para no resbalarse. Descargada toda la uva, los obreros se calzan con unas esparteñas nuevas y, dentro de las cubas, comienzan a pisarla realizando un baile, como si de un rito se tratara: bajo sus pies, igual que un manantial, se va formando un arroyo de mosto rubio y brillante o negruzco, según el caso, que se desliza a través de unos canales practicados en el suelo de la estancia, que desembocan en la bodega, donde es tratado hasta su fermentación, trasiego y conservación en enormes candiotas. Estos vinos bajos en alcohol no dejan de tener su exquisitez, ya que conservan un aroma excepcional y son suaves de picor y paladeo, consumiéndose en tascas locales, donde son absorbidos con fruición por los lugareños, acompañados de jamón serrano; bacalao; mojama; salmón; arenques y otros productos salados con habas y tomate en rodajas, que invitan a la bebida. En estas reuniones, mientras comen y beben, aquéllos cantan, bromean, cuentan chistes y anécdotas o platican animadamente hasta la hora de la retirada.

Así podríamos hablar de multitud de industrias o artesanías que se practican en casi todas las casas; pero, la más peculiar y particular, es la matanza del cerdo.

La mayoría de las casas de Osceda están dispuestas de forma que tienen corral donde crían animales para el sacrificio y consumo, esto es: gallos, gallinas, pavos, conejos y otros, así como cochiquera donde guardan y crían cerdos.

Las casas son de planta baja y uno o dos pisos; y un habitáculo subterráneo denominado bodega, que suele ocupar toda la extensión de aquéllas. A la bodega se accede mediante una trampa o puerta de madera con cerradura, que desemboca en las escaleras de bajada a la misma. Las puertas o trampas se colocan ya sea en la entrada de la vivienda, de forma disimulada, en el rellano de la escalera de subida al primer piso; o bien, en el patio interior: en los dos casos, como ya se indica, permanecen ocultas en un rincón, bajo un porche, etcétera y, en los patios, se encuentran siempre a cubierto de la lluvia. La trampa se encuentra a ras del suelo y, en vez de manivela, lleva una anilla de hierro adherida a la trampa para así poder asirla y abrirla; siendo las escaleras de acceso, en este caso, más verticales. Las bodegas tienen generalmente las paredes toscas sin revestimientos, con varios ventanales enrejados con celosías que se abren al nivel de la acera de la calle y sirven de respiradero: allí se colocan alimentos para conservar; botellas con bebidas; cantareras con cántaros para refrescar el agua, y utensilios dispuestos en estanterías o alacenas.

La planta baja suele tener cocina, comedor o sala de estar, varios dormitorios y un patio interior o posterior, rodeado de macetas con toda clase de plantas: en otras casas, se sustituye el patio posterior por un huerto ajardinado y acotado. En ambos casos, en las zonas posteriores, alejados de la vivienda, se encuentran los gallineros, conejeras y tabucos.

El piso superior se denomina “sobrado” o “cámara” y es de gran utilidad, pues allí se deposita el grano de la recolección o los muebles y enseres que no se utilizan habitualmente, pero que son necesarios, y otros muchos objetos; también puede disponer de algún dormitorio aislado. Su principal objetivo es el de almacenar y depositar los embutidos de las matanzas del cerdo; donde se curan y secan (al igual que el pimiento rojo) colgados de cordeles sujetos en cañas, que están colocadas de manera horizontal o transversal a la altura del techo, para que puedan ser consumidos con posterioridad; como es lógico, al igual que en la bodega, los ventanales se cubren con celosías, para preservarlos del exterior.

Las porquerizas disponen de macho y hembra para aparearse, y siempre están llenas de lechones que pululan junto a sus padres y, cada año, cuando son adultos, se seleccionan uno o dos para la matanza; tienen bebederos y comederos donde se deposita la bebida y el  pienso para el engorde; todo el suelo se cubre de paja limpia para que puedan descansar, hocicar y defecar. Periódicamente, se efectúa el desalojo de la paja con los excrementos, y se limpia y desinfecta la pocilga con un líquido llamado Zotal de un olor intenso, para contrarrestar el hedor producido en la remoción.

Descrito lo anterior, que revela las peculiaridades de Osceda, nos encontramos con nuestra protagonista Mariquilla, en un día del mes de octubre, apropiado para la matanza del cerdo en su casa.

Mariquilla (llamada así, en diminutivo, por su nombre de María) tenía por entonces 13 años, con el cabello lacio y rubio, que le caía  hasta media espalda como cascada de oro. Sus cejas rubias, ligeramente arqueadas, encubrían unos ojos zarcos redondos y hermosos, de gran vivacidad y luminosidad. Su cara de piel suave, estaba adornada por dos manzanas rosáceas, custodiando una nariz recta y respingona en su punta, que le daba un toque gracioso; finalizando su configuración en unos labios finos y jugosos. El cuerpo, de talla acorde a su edad y su conjunto, la hacía de una belleza extraordinaria.

La fecha anterior a la celebración de la matanza había pedido permiso en su colegio (estas tradiciones están consideradas allí como día de asueto) y, al igual que sus padres lo hicieron con sus familiares y amistades, ella invitó a sus compañeros y compañeras de colegio para participar en la misma. Se acostó temprano para madrugar, pero no pudo conciliar el sueño por la natural impaciencia, como ya le ocurrió en anteriores ocasiones.

Ya de madrugada, se notaba un gran trasiego en la casa; de forma que, Mariquilla, se levantó desperezándose; se lavó en la palangana; se acicaló y salió de la habitación saludando a sus padres, a sus tres tías (Cecilia, Ramona y Felisa, hermanas de su madre) y demás invitados y amigos, que se hallaban prestos a presenciar el sacrificio del cerdo, ya que habían llegado el matarife y sus auxiliares.

El matachín tenía el rostro patibulario por su aspecto chupado; su cuerpo al ser enjuto parecía sin fuerzas, aunque en la realidad era todo lo contrario. Iba embutido con cazadora, chaleco, pantalones y gorra, todo a juego de pana verde oscuro; en la boca llevaba siempre medio puro apagado y sin consumir, al que prendía fuego de vez en cuando con un mechero de yesca: se llamaba Julio y, aunque su fisonomía era severa y circunspecta, empero, animaba las conversaciones con chanzas y anécdotas divertidas. Tenía dos ayudantes: uno de ellos se llamaba Matías, de cuerpo rechoncho y bajo de estatura; la cabeza con calva y ojos saltones y, en la cara, llevaba siempre dibujada una sonrisa. El segundo ayudante, Lorenzo, de faz aceda y barba compacta, tenía los ojos algo achinados como si procediese de raza amarilla, aunque su cuerpo lo contradecía, ya que era alto y de gran corpulencia.

Después del consiguiente saludo de los tres ejecutantes del sacrificio, a los allí presentes, Julio, sin más preámbulos, se puso a desenfundar los útiles para la matanza, que llevaba en una cartera de cuero: jifero; faca; escalpelo; navajas; destral y otros más. A continuación, se dirigió con sus ayudantes a la pocilga; teniendo que atravesar el patio interior de la vivienda, en el centro del cual, se habían colocado previamente, una mesa de madera rectangular de grandes proporciones -donde depositó sus utensilios-, y una artesa también rectangular y de gran dimensión. Los padres de Mariquilla, Joaquín y Remedios, y las personas mayores invitadas al rito, se situaron alrededor de éstas bajo el techado del patio en actitud expectativa, departiendo, mientras tanto, con animación. En cuanto a los pequeños, subieron al primer piso acompañados y tutelados por la tía Cecilia, para presenciar la matanza del cerdo a distancia, desde la reja de la galería superior y, si alguno se impresionaba por el sacrificio del animal, se le aconsejaba que permaneciese dentro de la casa. Mariquilla, a pesar de vivirlo otros años, por su temperamento sensible, no dejaba de conturbarse.

Llegaron por fin Julio, Matías y Lorenzo al cuchitril: entre los tres, acorralaron al enorme puerco de pelo negro, ya cebado y seleccionado, que corría desaforadamente tratando de zafarse a dentelladas; más ellos, usando de todo su vigor, lo inmovilizaron, derribaron y sujetaron: Matías, de las patas traseras; Lorenzo, de las delanteras y Julio de la cabeza, amordazándolo. De inmediato, lo trasladaron al patio tumbándolo en la mesa sobre el costado derecho, mientras Ramona y Felisa, tías de Mariquilla, esperaban al lado con un gran lebrillo de porcelana con serigrafías de flores. Entonces Julio, al tiempo que sus acompañantes sujetaban al gorrino de las patas, taladró con el jifero el cuello de éste, infiriéndole una considerable herida que interesó la yugular, con gran efusión de sangre: el animal, al sentirse mortalmente herido, daba grandes sacudidas y espantosos berridos, que hacían taparse los oídos a los pequeños (normalmente, a este primer acto tan cruento, no solían concurrir los niños, siempre impresionables a su corta edad, aconsejados por los mayores, como lo digo anteriormente). Entretanto, y al unísono, Ramona, ayudada por tía Felisa, recogían en el lebrillo la sangre que caía rojiza, viscosa, caliente y humeante del cochino; removiéndola con una larga cuchara de madera para que no se coagulase (haciendo un inciso en esta narración, se ha de decir que, la sangre servirá cocida como aditivo, junto con cebolla, perejil, piñones y otras especias, para la confección de albóndigas o morcillas; estas últimas, pueden ser exclusivamente de sangre; según las realizan con exquisitez en el sudeste costero español, llamándolas vulgarmente “morcillas de pícaro” o “belitreras”).

Pasados unos minutos llegan los últimos estertores de la agonía y el marrano queda exangüe y, ya exánime, lo bajan de la mesa y lo depositan en la artesa. Al instante, desde la cocina que se encuentra junto al patio, comienzan todos a sacar cubetas de agua hirviendo (que previamente llenan desde una gran caldera de cobre, puesta con agua a hervir en el fogón), y la echan encima del cerdo, chamuscándole el pelo: ello es así para que, Julio y sus ayudantes, comiencen a rapar al animal con las navajas; cuyo cuerpo va quedando blanquecino como si estuviese atacado de alopecia, y costras rojizas por la sangre almacenada. Terminado el afeitado, lo limpian y adecentan; le atan las patas traseras a cada uno de los extremos de un fuerte palitroque; lo izan con una maroma hasta la galería, y allí atan el leño con cuerdas al enrejado de ésta; quedando el cerdo sujeto de las patas traseras y colgando boca abajo, a la altura del matarife para el descuartizamiento.

En este punto, tía Cecilia acompañada de Mariquilla, sus compañeros y la tropa menuda, bajan desde el primer piso al patio, y se colocan con los demás cerca de Julio y éste, mientras realiza su trabajo, les va dando lecciones de anatomía. Con la faca, saja las tetillas del animal y las arroja con los desperdicios; dejando el cuerpo sin protuberancias. Abre el bajo vientre, y secciona y extrae el aparato excretor urinario, incluyendo la vejiga con el meato y, para regocijo de los pequeñuelos, presiona ésta para que salga la orina, al mismo tiempo que exclama con chunga, antes de arrojarla con los demás desechos:

-¡Cuidado… que voy a echar una meada!  

A partir de este hecho, el jolgorio es total; con risas y bromas que distienden la ceremonia seria de la disección.

Continúa seccionando el vientre donde asoman los intestinos, que recogen en otro lebrillo las tías Ramona y Felisa. Ayudándose de la faca y el destral, divide por la mitad el tórax, el esternón y las costillas delanteras para extraer el hígado, bofe y corazón. Por último, con el destral divide en dos la cabeza, extrae los sesos; dejando la jeta y la quijada abiertas mostrando los pavorosos incisivos, que causan terror en los críos. De esta manera, queda el cerdo totalmente abierto y preparado para el despiece, que se efectuará al anochecer.

Terminados estos quehaceres, Julio, Matías y Lorenzo se adecentan y van a reunirse con los demás en la cocina, sentándose en sillas de anea alrededor del fogón; pues el ambiente es frío y húmedo. Colocan y añaden en los morillos leña de carrasca; con el atizador remueven las brasas mortecinas y sin apagar; avivan el fuego con un soplillo de esparto; ponen sobre los ardientes leños las trébedes y, encima de éstas, una gran sartén llena de aceite para hacer migas con ajos; ajetes e hígado y bofe -del cerdo recién sacrificado- para el desayuno. Mientras comen, charlan animadamente, bromean, cuentan la actualidad y los avatares acaecidos en sus vidas; de las ajenas; del tiempo; de las cosechas. De vez en vez, van acompañando al refrigerio con agradables tragos de vino del país.

Finalizado el ágape, Julio y sus ayudantes se despiden hasta el anochecer. En la casa, según es costumbre, se dilucida quiénes han de ir al río a lavar las tripas (que sirven para hacer el embutido); disfrutando de un día campero si el tiempo acompaña. Para ello preparan un burro (llenando las aguaderas con las bebidas, viandas para comer y las tripas), y así, desplazarse y recorrer los 6 kilómetros de distancia hasta llegar al paraje por el que discurre el río. Como el trayecto es largo para los pequeños, éstos, montan en el burro por turnos para no cansarse, deleitándose durante  el recorrido de la cabalgada.

Después de salir de la localidad, ya en el extrarradio, toman la carretera hacia el lugar de destino; dirigiéndose a un monte situado a tres kilómetros de distancia de Osceda (en la mitad de la ruta); donde se encuentra un emplazamiento denominado Las Cuevas -llamado así, por la cantidad y variedad de cuevas habitadas que existen en su loma-. Rodean el cerro por la izquierda y se sitúan a sus espaldas, desde cuyo altozano ya se divisa, al fondo, el verdor del arbolado del paraje; situado en una hondonada rodeada de sierras peladas y abruptas, como si fuera un oasis.

El sitio es excepcional. Lo domina en el centro un extenso fontanal, formando un gran lago, que se acondicionó adaptándolo como si fuese piscina y amurallando todo su contorno; construyendo un balneario con sus correspondientes vestuarios, aseos con duchas y un restaurante veraniego: al lugar se le denomina con el nombre de Fuenclara, debido a la limpidez y claridad de su agua. En las paredes circundantes del fontanal existen varias compuertas para desaguar, formando en su exterior acequias y brazales para el regadío. Todo el contorno está rodeado de alamedas sembradas de césped y, de otro árboles, como sauces, olmos, hayas y plátanos. A pocos metros del fontanal se encuentra, junto al río, el edificio de un vetusto molino y, algo más allá, también otro inmueble abandonado que se dedicó a fábrica de lanas. El río conforme avanza, se va dividiendo y discurriendo entre brazales y canales que llegan hasta los innumerables huertos que existen en sus márgenes; donde no sólo se cultivan hortalizas sino que están provistos de árboles frutales de la más variada especie y condición, formando un vergel.

Éste es el lugar destinado como fin del trayecto de Mariquilla y sus acompañantes. Mientras los mayores se dedican a vaciar y limpiar en el río las tripas de los excrementos del cerdo, Mariquilla y sus amigos, juegan y retozan por el campo y en los alrededores del balneario, contemplando la variedad de peces existentes en el fontanal. Luego, comen, descansan, y a media tarde regresan a sus domicilios.

Ya de noche, en casa de Mariquilla, Julio y los ayudantes han regresado para realizar el despiece del cerdo. Mientras aquél efectúa esta tarea, sus compañeros van recogiendo las piezas: jamones; paletillas; magra; lomo; solomillo; tocino; manteca; riñones; panceta; papada y cabeza: en ésta se aprovechan, sobre todo, las partes carnosas y blandas como son los carrillos -a los que se les denomina careta-, y las orejas; como también parte de la corteza del tocino, que junto a la papada, se utilizan para hacer los exquisitos torreznos, que van a servir como aperitivo en las comidas; el resto aprovechable de la cabeza será para dar buen sabor al puchero. Luego, anegan en sal los jamones y paletillas, dejándolos en la bodega para secar y curar, y poder consumirlos dentro de unos meses. Terminado el trabajo, reciben los tres su remuneración y se despiden hasta el próximo año.

Los demás se quedan para realizar las tareas de elaboración de los embutidos: morcillas; salchichones; chorizos; longanizas; morcones; butifarras; sobrasadas; relleno de embutido y otros.

Mariquilla -acompañada de su madre, sus tías y otros familiares- azacaneaba en todas las tareas: cortar el tocino y la magra; en preparar los aditamentos: sal, orégano, ajos, perejil, sangre, pimentón, pimienta, etcétera; en remover con una pala la cebolla, puesta a hervir dentro de la caldera en el fogón; en picar carne con la picadora; en darle vueltas a la manivela de la embutidora (la embutidora es un aparato que, en su extremo anterior, lleva adherida una manivela y, en la parte superior tiene un boquete; en su extremo final posee una cánula donde se envuelve la tripa del cerdo. Su funcionamiento, por tanto, es de la siguiente manera: la carne, ya picada, se introduce en el interior de la máquina por el boquete hasta llenarla; una vez llena, con la manivela se presiona al producto introducido desmenuzándolo con la trituradora que contiene y, haciéndole salir al exterior por la cánula que, a su vez, se introduce en la tripa, confeccionándose de esta forma el embutido). Continúa de este modo Mariquilla con las últimas tareas, que consisten en atar con hilo el embutido que sale por la cánula; en meter en la orza el embutido -ya adobado- para conservar, principalmente el lomo, por eso se le denomina lomo de orza; en subir los embutidos confeccionados a las cámaras para colgar, y así como otras muchas labores posteriores a la matanza, que se prolongarían por unos días, dando fin a las mismas.

Hoy, Mariquilla, narra con nostalgia aquéllos días gratos y entrañables de la matanza del cerdo, en su pueblo de Osceda; y yo lo cuento, tal como ella lo hizo conmigo.

 

 

 

Antonio Ángel Parra Ruiz

Orihuela, junio 2004

 

 

 

(Nota aclaratoria: En la Página 3 del Relato se incluye la palabra “Llanda”; cuya denominación es la siguiente: f. prov. Alic. y Val. Lata. ll Bandeja de hoja de lata con que se llevan al horno diversos productos de repostería. ll Fig. Molestia, fastidio.

 Dicha palabra es originaria de las regiones de Alicante y Valencia; igualmente conocida en la de Granada, donde se usaba también esta bandeja. Su denominación está en la Enciclopedia Universal Sopena, Edición de 1963, Tomo 5, Página 5173, cuyo Diccionario ya no lo editan. En el actual Diccionario de la RAE no se contempla esta palabra, lo que es incomprensible).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Homenaje y reivindicación de Miguel Hernández en el 81 aniversario de su muerte. Rincón del poeta en Orihuela

 

MAÑANA VIERNES Y EL SÁBADO SE CELEBRARÁN SENDOS HOMENAJES A MIGUEL HERNÁNDEZ 

 

Orihuela, 23-03-23 

 

Mañana viernes día 24 de marzo se celebrará, a partir de las 10:00 horas, en el Rincón Hernandiano, una concentración en homenaje y reivindicación de Miguel Hernández en el 81 aniversario de su muerte, con motivo del inicio de la Senda del Poeta.  

 

Asimismo, el sábado día 25 de marzo, a partir de las 12:00 horas, se realizará otro homenaje abierto al universal poeta oriolano en el cementerio municipal de Alicante, junto a su tumba, con la lectura de manifiestos y poemas y la actuación de los cantautores Aron Dubh y Román LC.   

 

Los actos, enmarcados dentro de las Jornadas de Memoria Histórica “Viento del Pueblo”, están organizados por el  Ateneo Socio-Cultural Viento del Pueblo y en los mismos colaboran también la Conselleria de Participación, Transparencia, Cooperación y Calidad Democrática, la Coordinadora de Asociaciones por la Memoria Democrática del País Valenciano, el Partido Comunista de los Pueblos de España (PCPE), la Fundación Obrera de Investigación y Cultura (FOIC) y Archivo Guerra y Exilio (AGE).

lunes, 20 de marzo de 2023

Elegía: Al genio poético y universal de Migue, por Manuel Roberto Leonís

ELEGïA: “AL GENIO POÉTICO Y UNIVERSAL MIGUEL”.

 

                                                         Habrá terrones a estrujar

                                                          -en su diaria labranza-

                                                         mas ni un resquicio de penumbra

                                                            a ver, que enturbie su esperanza.

 

Llora no ches y mañanas la huerta desesperada  tu ausencia ,

el pueblo soborea y se unge, con tus versos feéricos

que prosiguen fertilizando la Poética.

Cuando recito tus versos, las metáforas

con su intríngulis, ahuecan y petrifican mi voz.

¡Cavilaste, cavilaste, en mil y una noche

que pasaste en vela, poeta universal de Orihuela.

Pretendieron doblegar tu espíritu.

Siempre tuviste Miguel,

cama de hiel para un penoso descanso.

Fuiste mi excelente maestro, y lo serás,

hasta que vea la norteña sombra del viento.

El viento siniestro y ceniciento

se llevó tus esperanzas y sueños.

¡La tierra, el sol, la paz, el azul del cielo y la mar!.

Miguel a través de una exanguinación gota a gota

de poemas nos legó todo el dolor de sus vicisitudes.

Autodidacta astral, quien siempre dio de comer,

¡su amor y, ansias de saber

Te veo en mi pesadilla horripilante.

Delirante, ante el abismo de tu muerte

en mugriento , hediondo e infecto camastro

el cuerpo acurrucado, el huesudo rostro descompuesto.

La febril frente y el respirar deshabitado,

a través de unos labios ensangrentados

el costado izquierdo, una fuente supurando.

Un gemido seco y unos inertes ojos verde oliva . . . ¡Abiertos al firmamento !

 

© Manuel-Roberto Leonís. Hernandiano, olecense 28 marzo 2023. 5:30 h.

Presencia y Memoria de Miguel Hernández en Orihuela, 21 de marzo en la Lonja

 

ActualidadCultura y SociedadOrihuela

El evento «Memoria, presente y futuro de Miguel Hernández» llega a Orihuela

Entre los ponentes figuran el escritor y poeta José Luis Ferris y la poeta y traductora Raquel Lanseros

Radio Orihuela Cadena SER, con la colaboración de la Concejalía de Memoria Democrática del Ayuntamiento de Orihuela, ha organizado la mesa redonda “Memoria, presente y futuro de Miguel Hernández«, que se celebrará este próximo martes 21 de marzo en el Auditorio de La Lonja. A partir de las 17:30 horas se abrirán las puertas de este recinto.

En esta jornadas se tratará, entre otros asuntos, los dos procesos sumarísimos a los que el franquismo sometió a Miguel Hernández nada más acabar la guerra, al tiempo que se pondrá en valor el legado del poeta.

El acto será moderado por el director de la Fundación Cultural Miguel Hernández, Aitor Larrabide, y contará con la participación de los siguientes ponentes: José Luis Ferris, Raquel Lanseros, José Luis Zerón, Álvaro Giménez, Rafa Burgos y Vicente Pina.

Para poder acudir a este evento basta con inscribirse en el siguiente enlace: https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLSeDD4CeRb87BaMIa0EnBF4vl_CuDnpgCRf3yrAG1Ch-qhZE3A/viewform

Más sobre los ponentes

Jose Luis Ferris: Escritor, poeta y ensayista alicantino José Luis Ferris es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Salamanca y Doctor en Literatura Española por la Universidad de Alicante. Como poeta ha publicado Piélago (1985), Premio de la Crítica de la Comunidad Valenciana 1986; Cetro de cal (1985), accésit del Premio Adonais 1984; Niebla firme (1989) y Poemas del agua y de la noche (2010). Es autor de los relatos infantiles La isla de Tododelrevés (2007), Las palabras del agua (2008), Gacela de amor y nieve (2008), Mi primer libro sobre Miguel Hernández (2010) y Miguel Hernández. Pastor de sueños (2010). Con su primera novela, Bajarás al reino de la tierra, obtuvo el Premio Azorín 1999. En 2000 publica El amor y la nada y en 2010 El sueño de Whitman, Premio Málaga de Novela 2009.

Es autor de varias biografías destacadas: Miguel Hernández. Pasiones, cárcel y muerte de un poeta (2002, 2010), Premio de la Crítica de la Comunidad Valenciana 2003; Maruja Mallo. La gran transgresora del 27 (2004); Carmen Conde. Vida, pasión y verso de una escritora olvidada (2007); y Palabras contra el olvido. Vida y obra de María Teresa León (1903-1988), publicado en 2017. 

Raquel Lanseros: Poeta y traductora, es una de las voces más premiadas y reconocidas de la actual poesía en español. Cerca de 200 críticos de más de 100 universidades (Harvard, Oxford, Columbia o Princeton, entre ellas) la han elegido la poeta más relevante en lengua española nacida después de 1970.

Autora de los libros «Leyendas del promontorio», «Diario de un destello», «Los ojos de la niebla», «Croniria», «Las  pequeñas espinas son pequeñas», este  último uno de los más vendidos en España en 2014; y «Matria». «Croniria» está publicado en inglés en Estados Unidos, mientras que «Diario de un destello» se ha publicado en francés en Francia bajo el título de Journal d’un scintillement. Su obra ha sido reunida en las antologías personales «La acacia roja», «Un sueño dentro de un sueño» y «A las órdenes del viento».

Entre los importantes galardones que ha recibido destacan el Premio Andalucía de la Crítica 2018 y el Premio de la Crítica 2018, ambos por «Matria» , Premio Unicaja de Poesía, el Premio Antonio Machado en Baeza, el Premio del Tren o el Premio Jaén de Poesía, así como un accésit del Premio Adonáis.

Jose Luis Zerón Huguet: Es un poeta, escritor y editor y periodista nacido en Orihuela en 1965. Autor de numerosos poemarios y codirector de las revistas Empireuma y La Lucerna. Sus poemas han sido traducidos al inglés, italiano, francés y rumano. Ha escrito asiduamente en el periódico digital Minuto Cero y en la revista digital La Galla Ciencia. Actualmente colabora en el blog Frutos del tiempo y en el periódico digital El cuaderno. Desde 2018 coordina los ‘Encuentros con la Poesía en la Casa Natal de Miguel Hernández’.

Álvaro Giménez García: Profesor del Instituto Gabriel Miró. Persona muy implicada en la cultura, cuyo enfoque se traslada a la docencia. El 22 de abril presentará la publicación de un nuevo libro titulado “Todo era azul. Poemas escogidos”, de Miguel Hernández.

Rafa Burgos: Periodista (Alicante, 1971). Actual corresponsal de El País en la provincia de Alicante, también colabora con la Agencia Efe y el diario Alicante Plaza. A lo largo de su carrera, se ha especializado en la sección de Cultura, sobre todo en los ámbitos de cine y literatura.

Vicente Pina López: Empresario, librero y editor de poesía, novela, narrativa. Su librería es centro neurálgico de la literatura y cultura en Orihuela.

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Pasado por Ramón Palmeral

“Miguel Hernández y Antoine de Saint-Exupéry" Presentación en la biblioteca maria Molines Maria Moliner de Orihuela

 ESTE MIÉRCOLES SE PRESENTARÁ EL NUEVO LIBRO DE MIGUEL RUIZ
MARTÍNEZ SOBRE MIGUEL HERNÁNDEZ EN LA BIBLIOTECA PÚBLICA

“FERNANDO DE LOAZES”

Orihuela, 20-03-23

Este próximo miércoles día 22 de marzo se presentará en Orihuela, a partir de las 19:30
horas, en la Biblioteca Pública “Fernando de Loazes”, el nuevo libro de Miguel Ruiz
Martínez, publicado por la Fundación Cultural Miguel Hernández.
El libro, titulado “Miguel Hernández y Antoine de Saint-Exupéry.


Vidas paralelas, obras perpendiculares”, es el cuarto que Miguel Ruiz Martínez dedica a
su ilustre paisano, siempre analizado con la prosa mironiana y contemplativa de su
autor, con un ojo en la feraz naturaleza que rodea Orihuela y con el otro con una
vocación docente cargada de perspectiva de futuro.


Este volumen, de 30 capítulos y 320 páginas, supone un paso adelante en sus
reflexiones que nos ofrece un Miguel Hernández a otra luz, sugerente en las
coincidencias y divergencias establecidas con Antoine de Saint-Exupéry.
El acto, de acceso libre hasta completar el aforo, está organizado por la Fundación
Cultural miguel Hernández y la Biblioteca Pública “Fernando de Loazes”, forma parte
de la programación de la “Primavera Hernandiana” y en el mismo colabora la
Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Orihuela.

miércoles, 15 de marzo de 2023

Homenaje a Miguel Hernández en Orihuela Costa, 24 de marzo 2023

 

El 24 de marzo, fecha de inicio de la Senda del Poeta, tendrá lugar un acto de gran relieve en Orihuela para recordar, de nuevo, a Miguel Hernández. En este caso, el acto será muy completo, contando con personas expertas en la obra de poeta, tanto en su vertiente de estudio como en su vertiente de difusión a través de la actuación y de la canción. Para no perderse.

domingo, 12 de marzo de 2023

MIGUEL HERNÁNDEZ Y LA REVISTA DE OCCIDENTE, por Francisco Javier Díez de Revenga

 

miércoles, 8 de febrero de 2023/ Revista Ágora

 Por Francisco Javier Díez de Revenga

Miguel Hernández y la "Revista de Occidente". En el centenario de la revista orteguiana (1923-1936). Por Francisco Javier Díez de Revenga. Ágora-Papeles de Arte Gramático/ Conmemoración del centenario de la Revista de Occidente


 Revista de Occidente. Núm. 1. Julio 2023

                                                                              Portada de la Revista de Occidente. Núm 1. Julio 1923

 

 

MIGUEL HERNÁNDEZ Y LA REVISTA DE OCCIDENTE                               

                 EN EL CENTENARIO DE LA REVISTA ORTEGUIANA                                                                                                     (1923-1936)                                                                           


Por Francisco Javier Díez de Revenga

 

 

 

                                                         Miguel Hernández, dibujado por Antonio Buero Vallejo en la cárcel de Conde de Toreno en Madrid


La Revista de Occidente, publicada en Madrid entre 1923 y 1936 en su primera época, destaca en la historia de España, desde el punto de vista cultural, por su significación como revista de pensamiento, pero también resulta de gran interés para la difusión de la nueva literatura que se estaba realizando en España entre 1923 y 1936. Por su significación literaria, se considera una auténtica excepción la revista fundada por José Ortega y Gasset, ya que en ella participarían todos los poetas de la generación del 27, los de la joven literatura como ellos mismos se denominaron, o de la promoción, como queramos llamarla, más significativa de todo el siglo xx para la historia literaria española, debido a la participación en sus números de estos nuevos escritores, desde Pedro Salinas a Miguel Hernández, con la publicación de inéditos, poemas, artículos e incluso narraciones breves...
 
Seguir leyendo en la revista Ágora de Murcia

                                       Autor: Francisco Javier Díez de Revenga

 
 
 
 
Enlace al número 16 de Ágora (Papeles de Arte Gramático) en Calameo:

Dibujo de Palmeral en el nuevo portal de Miguel Hernández

 

 

En el nuevo portal de Miguel Hernández (BVMC). sección homenajes 1 tengo un dibujo es el octavo, y en la 4 un cuadro:

 Todo un honor para mí.


 Enlace:

 https://www.cervantesvirtual.com/portales/miguel_hernandez/homenajes_imagenes/

 

viernes, 10 de marzo de 2023

Miguel Hernández, un rayo que no cesa. Diario de Sevilla.

 Calle Rioja

Miguel Hernández, un rayo que no cesa

  • La Academia de Buenas Letras rindió homenaje al poeta con ponencias de Alfonso Guerra, su biógrafo José Luis Ferris y los especialistas en su obra Rovira y Carmen Alemany

Un momento de la intervención de Alfonso Guerra en el homenaje a Miguel Hernández.

Un momento de la intervención de Alfonso Guerra en el homenaje a Miguel Hernández. / Fundación Cajasol

Unos milicianos republicanos asesinaron en Elda a un guardia civil. Era el padre de Josefina Manresa, el amor de Miguel Hernández, la que sería su esposa. El yerno decide alistarse para defender la República. Una prueba contundente de dos de los vectores de la vida de este poeta, la inocencia y el compromiso. Así tituló Alfonso Guerra la conferencia de clausura del homenaje que la Academia de Buenas Letras le ha hecho a Miguel Hernández (1910-1942). El político y académico sevillano fue anfitrión de José Luis Ferris, José Carlos Rovira y Carmen Alemany, tres de los más reputados especialistas en la obra del poeta de Orihuela.José Luis Ferris (Alicante, 1960) lo leyó por primera vez con 14 años, concretamente La canción del esposo soldado, y le ha dedicado buena parte de su tiempo. Este profesor superó un infarto y un premio literario (ganó el Azorín de novela) para entregarse en cuerpo y alma a Miguel Hernández. "Es un poeta que te roba la energía, no me ha pasado con ningún autor". Un rayo que no cesa.

Utiliza un símil ferroviario. "Cogió en marcha el último vagón del tren de la modernidad". "En 1616 muere Cervantes y el Siglo de Oro se cae en pedazos. España no tendrá Siglo de las Luces ni Romanticismo. ¿Qué es lo que pasa en España en el primer tercio del siglo XX?". Es el tercio de Miguel, "un gran poeta y un hombre muy desgraciado", en palabras de Guerra, que murió con 31 años después de un itinerario por trece cárceles.

En una de ellas, un compañero de presidio, Antonio Buero Vallejo, le dibujó un retrato que preside estas jornadas. El mismo dramaturgo que recopiló y publicó en la revista Ínsula en 1960 el poema El vals de los enamorados, analizado por José Carlos Rovira (Alicante, 1949), catedrático emérito de Literatura Hispanoamericana, que fue comisario del año hernandiano en el centenario del nacimiento del poeta.

Este homenaje se abrió el 8 de marzo, día de la Mujer. Ferris, que llegó a contabilizar 133 mujeres que escribían poesía en la España de los años treinta, biógrafo de Hernández pero también de Maruja Mallo, Carmen Conde o María Teresa León, explicó la biografía de Miguel Hernández con su apego a dos mujeres contrapuestas, Maruja Mallo, que acaba de volver de París de conquistar a Picasso y a Breton, que ha metido a Alberti en el surrealismo, y Josefina Manresa, andaluza de Quesada, paisana de los aceituneros altivos, mujer de moral estricta con la que rompe y a la que volverá.

Dirán del poeta que era "un rojo que se equivocó de camino". "Como diría su padre, él se lo ha buscado". El padre del poeta trabajaba con la venta de ganado y al morir su socio reclama a su hijo para que cambie los versos por el ordeño. Entre los 15 y los 20 años será pastor de cabras que lleva en su mochila libros de Virgilio, Góngora, Garcilaso, Rubén Darío. Ferris desmiente el doble cliché de poeta autodidacta y poeta pobre, aunque sí encontrará en la poesía "una forma de desclasamiento".

"Lorca le tenía alergia, la del 27 era una generación de señoritos y niños de papá". [Neruda por no enfadarse con Lorca le siguió el juego y en el poema "Oda a Federico García Lorca" no citó a Miguel entre los nombre relacionados. A Miguel le sentó muy mal no verse citado].

Tanto Ferris como Rovira inciden en el papel fundamental que ejercerá en el poeta la amistad con Pablo Neruda, al que conocerá en la redacción de Cruz y Raya, Revista de Afirmación y Negación dirigida por Bergamín. En dicha revista conoce también a José María de Cossío, que le da trabajo en la Enciclopedia de los Toros. En Nueva York o en La Habana le han hecho a este profesor la misma pregunta: ¿tan buen poeta era Miguel Hernández?, como si quisieran escrutar lo que hay de calidad y lo que hay de martirologio.

Rovira abunda en el magisterio del poeta por el manejo de los clásicos: Góngora, Quevedo, San Juan de la Cruz, Villamediana, a quien descubre por Neruda, o Lope de Vega, sobre el que dará una conferencia en Cartagena en el tercer centenario de su muerte. ¿Y los demás poetas que viajaban en ese tren de la modernidad? Miguel Hernández es mucho más joven. "Vicente Aleixandre es como su hermano mayor". En casa del poeta que ganó el Nobel en 1977 conocerá en la Nochebuena de 1935 la muerte de Ramón Sijé (1913-1935). Dice Ferris que la Elegía a la muerte de su amigo es, con las Coplas de Jorge Manrique a la muerte de su padre y el poema de Lorca a la de Ignacio Sánchez Mejías "uno de los poemas funerarios más importantes escritos en castellano".

Cuando los poetas del 27 se reúnen en Sevilla, Hernández tiene 17 años. "Federico era Dios para él, trata de imitarlo en teatro, en poesía, en influencia literaria". Hay una doble diferencia. Su aceptación. "Lorca le dice a Aleixandre que le tiene alergia a ese chico, que si lo invita él no va a su casa. Miguel no se cuidaba, no llevaba zapatos porque le sangraban los pies, y Lorca es un señorito. La del 27 es una generación burguesa. Salvo Salinas y Guillén, que eran profesores, los demás eran niños de papá". Y su compromiso. "Miguel Hernández no quiere ir a ningún despacho. Prefiere estar cavando zanjas y enterrando amigos en el frente, donde se presenta como mecanógrafo. Cuando va al Palacio donde se reúne la Alianza de Intelectuales Antifascistas a recoger el correo, le abre Cernuda disfrazado de Sissí y ve a Alberti de domador de circo".

El profesor Rovira anunció la próxima aparición del libro Miguel Hernández, corrector de pruebas de Pablo Neruda. El poeta de Orihuela estudió francés y se atrevió a traducir a Baudelaire. En El rayo que no cesa hay reminiscencias de Petrarca y Boscán. Y la penuria del momento. "Espero venderlo todo", escribe el poeta en una carta, "para poder pagarle a Manuel Altolaguirre, que se me ofreció a editármelo".

Ferris va a publicar un libro sobre 27 mujeres del 27 y habló de una mujer fundamental para que finalmente aceptara el envite de la biografía de Miguel Hernández. "Vino expresamente a Alicante para convencerme. Era Dulce Chacón". La inocencia y el compromiso de un poeta intenso, "no hay nada en Miguel que no sea él", que se atrevió a publicar un auto sacramental en plena República.

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 Academia de Buenas Letras de Sevilla

Miguel Hernández (Orihuela, 1910-Alicante, 1942) no se agota. El autor de El rayo que no cesa o Cancionero y romancero de ausencias, que mantiene la devoción de los lectores, sigue despertando también el interés de los estudiosos. Los hallazgos en torno a su vida y a su obra, la revisión de una figura casi inabarcable, un poeta inmenso y en constante evolución, a la que el imaginario colectivo redujo sin embargo a ciertos estereotipos que no hacen justicia a su grandeza, han propiciado que Hernández conserve su vigencia más de ocho décadas después de su muerte y siga siendo objeto de un debate apasionado.

El creador de Viento del pueblo protagoniza ahora unas jornadas de homenaje en la Fundación Cajasol –organizadas junto a la Real Academia Sevillana de Buenas Letras–, una oportunidad para reencontrarse con un hombre que más allá del compromiso por el que pasó a la posteridad amó y vivió intensamente, con la misma fiebre con la que escribió. Será José Luis Ferris, profesor de Literatura Española de la Universidad Miguel Hernández y biógrafo del poeta, el que abra este encuentro este miércoles a las 19:00 en la sala Antonio Machado de la calle Chicarreros. Ferris ha ido actualizando a lo largo de los años una excepcional biografía del alicantino, en la que entre otras cuestiones el investigador desbarata esa visión del autor ignorante tocado misteriosamente por el genio, ese retrato inexacto del poeta cabrero que no pudo formarse. Su relación con Maruja Mallo, que inspiraría El rayo que no cesa, y el desigual trato que le prodigaron los integrantes de la Generación del 27 –un grupo en el que Aleixandre fue su mayor aliado; a Lorca parecía incomodarle su compañía, y Alberti abandonó a su compañero a su suerte en la Guerra Civil– son otros flancos que Ferris ha atendido en su trabajo y que abordará en su ponencia Mito y realidad de un poeta.

Le seguirá, el miércoles a las 20:00, la intervención del catedrático emérito de Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Alicante José Carlos Rovira, un especialista que a lo largo de su fecunda trayectoria ha editado a Hernández y a otros poetas como Rubén Darío, Neruda y Gil-Albert. Ha participado en la publicación de la Obra Completa del creador de Orihuela y le ha dedicado trabajos, rigurosos y emocionados, como El taller literario de Miguel Hernández (entre los clásicos y la vanguardia). Rovira trae a Sevilla una disertación con el sugerente título de Otra vez sobre Miguel Hernández y los clásicos, con alguna novedad.

La también catedrática de la Universidad de Alicante Carmen Alemany, responsable de un importante hallazgo de 170 apuntes y esbozos de Miguel Hernández, textos valiosísimos para acceder a las claves de su escritura, tratará sobre este descubrimiento en su charla De cómo Miguel Hernández creaba sus poemas y algunas reflexiones sobre sus textos inéditos. La presencia de Alemany está programada este jueves a las 19:00.

Una hora más tarde será el ex vicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra, amante de la poesía, quien cerrará las jornadas con su conferencia Miguel Hernández. La inocencia y el compromiso. En otras ocasiones, como en una mesa redonda en la Feria del Libro de 2010, Guerra ha expresado su asombro por la evolución poética “vertiginosa” que tuvo el autor. “Ocurre en diez años, pero lo más sorprendente es que, en esos diez años, Miguel Hernández se pasó tres años en la guerra, como soldado, y tres en la cárcel”. Un tiempo en el que cantó al amor y a la mujer, a la descendencia, antes de entender su deber moral de llevar su voz hasta el compromiso político.

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Datos pasados por Ramón Palmeral, Alicante

Jornadas de Memoria Histórica "Viento del pueblo". Orihuela