Página multimedia virtual sobre la vida, obra y acontecimientos del universal poeta Miguel Hernández -que murió por servir una idea- con motivo del I Centenario de su nacimiento (1910-2010). Administrada por Ramón Fernández Palmeral. ALICANTE (España). Esta página no es responsable de los comentarios de sus colaboradores. Contacto: ramon.palmeral@gmail.com
En
las Atarazanas del Grau se ha abierto una gran exposición sobre la
biografía de Miguel Hernández, con aportaciones muy interesantes, como
algunas fotografías aun inéditas.
El título de la exposición es muy explícito: "MIGUEL HERÁNDEZ, EL POETA NECESARIO". Estará abierta hasta final de junio de 2023.
El
comisario de la exposición, José María Azkárraga. ha hecho un trabajo
de gran calidad, cuyo resultado puede verse en un recorrido temático y
cronológico. La colaboración de diversas entidades ha hecho posible la
muestra.
La carta inédita del hermano de Miguel Hernández confirma la
traición de su amigo el obispo Almarcha y las inhumanas condiciones que
padeció el poeta antes de su muerte
Una visita a la Casa Museo Miguel Hernández en el 80 aniversario de su muerte
El texto original se encontraba en un cajón
entre los distintos papeles que conserva la familia de Escudero, que
llegó a ser alcalde de Orihuela, según explica a elDiario.es Andalucía
uno de los hijos, Francisco, actualmente director del Centro Asociado de
la UNED de Elche, y antes director de la Fundación Legado Literario
Miguel Hernández, y gestor de la documentación del poeta mientras
permaneció en la provincia de Alicante.
La familia Escudero ha llegado a un acuerdo con la Diputación de Jaén,
propietaria del legado de Miguel Hernández, para la cesión de uso de la
carta durante un periodo de tiempo prorrogable. Consideraban que este
escrito tenía que estar en un museo, por lo que se ha cedido un
facsímil, que se encuentra desde el 9 de octubre en Quesada (Jaén), en
las salas del Museo Miguel Hernández / Josefina Manresa junto a una transcripción del texto.
Una “amistad peligrosa”
En realidad, esta epístola aparece para
corroborar un contenido que ya se conocía, cómo un amigo de la infancia
niega la ayuda a Miguel Hernández en el peor momento de su vida. Se
puede comprobar en el artículo “Luis Almarcha y Miguel Hernández: La
amistad peligrosa” escrito por el periodista Miguel Ángel Nepomuceno
años antes. Incluso el propio Francisco Escudero habló de su contenido
en la conferencia “Miguel Hernández en la prisión de Alicante:
testimonios carcelarios”, impartida en Jaén el 26 de septiembre de este
2022, en un acto incluido dentro del 80 aniversario de la muerte del
poeta.
Dos hechos importantes se ponen de manifiesto en
esta misiva. Por un lado, que Luis Almarcha, amigo de Miguel Hernández
desde niño, -que puso a disposición del joven poeta su amplia
biblioteca, e incluso contribuyó, junto con otras personas, a la edición
del primer libro Perito en lunas-, no le prestó ayuda cuando la familia le pidió que lo trasladaran a un hospital.
Por otro lado, describe las inhumanas
condiciones en las que murió el escritor, en una enfermería abarrotada,
en la que “no entraba un médico o un practicante en siete u ocho días”.
“En aquella enfermería donde había 90-100 hombres tendidos quitándose
las puses los unos a los otros con trapos sucios”. “Son malos recuerdos
porque yo llegué a entrar allí, era terrible”, asegura en la carta
Vicente Hernández.
La traición
¿Cómo fue aquella traición? Miguel Hernández se
sintió traicionado por quien creía un amigo, Luis Almarcha, porque, ante
la petición de traslado a un hospital, el obispo le pedía a cambio dos
cosas: que se casase por la Iglesia con Josefina Manresa (algo que hizo
unos días antes de morir) y que se retractase de sus ideas. Por esto
último no pasó, e incluso lo enfureció.
La propia Josefina Manresa cuenta en 1980 que
“querían que se retractase de sus escritos y que celebrase el matrimonio
por la Iglesia. Cuando Miguel se vio sin remedio, él mismo pidió el
casamiento canónico, ya que entonces eso era lo legal, y como su
preocupación era lo desgraciada que me quedaba, obró de esa manera con
el fin de asegurarnos la legalidad a mi hijo y a mí y, por lo tanto, la
seguridad tras su muerte”.
En una carta del 26 de abril de 1941, desde el
penal de Ocaña, Miguel escribe a Josefina: “Dile a los padres que ya les
diré si es conveniente hacer algo para el traslado. Creo que no va a
ser preciso. Almarcha y toda su familia y demás personas de su especie
que se guarden muy bien de intervenir en mis asuntos. No necesito para
nada de él, cuando he despreciado proposiciones de otros más
provechosas. Ya te contaré, y comprenderás que no es posible aceptar
nada que venga de la mano de tantos Almarchas como hay en el mundo”.
Esto mismo se pone de manifiesto en la carta
escrita por el hermano del poeta a su amigo en 1975. “Creo que fue a los
cinco o seis meses de terminar la guerra cuando fui a ver al Obispo
Almarcha para pedirle ayuda para mi hermano. Me dijo que no podía hacer
ahora nada porque él no le quiso hacer caso cuando le propuso que
rectificara de sus ideas y de sus escritos. Ahora no era caso”.
Eso fue en una primera visita, pero hubo otra
más. “Después de la primera visita fue la 2ª cuando mi hermano estaba ya
con el pulmón quitado por D. Antonio Barbero, estando tan malo”.
Entonces fue el propio obispo el que “propuso el traslado a Porta Celi, a
un sanatorio que se llama así. Se estuvo esperando el traslado más de
20 días y no llegó, hasta que murió”.
Orihuela, 8/9/1975.
Sr. D. Vicente Escudero Esquer.
Estimado amigo: En vista de las diversas
versiones que circulan por todas partes respecto a la ayuda que mi
hermano Miguel recibió estando en la cárcel, quiero decirte la verdad de
lo que ocurrió en la entrevista que tuve con el Obispo Almarcha, creo
que fue a los cinco o seis meses de terminar la guerra cuando fui a ver
al Obispo Almarcha para pedirle ayuda para mi hermano. Me dijo que no
podía hacer ahora nada porque él no le quiso hacer caso cuando le
propuso que rectificara de sus ideas y de sus escritos. Ahora no era
caso. Esto fue la 1ª vez, después de la primera visita fue la 2ª cuando
mi hermano estaba ya con el pulmón quitado por D. Antonio Barbero,
estando tan malo en aquella enfermería donde habían 90 – 100 hombres
tendidos quitándose las puses los unos a los otros con trapos sucios,
pues allí no entraba un médico o un practicante en siete u ocho días,
aquello era inhumano.
Entonces propuso D. Luis Almarcha el
traslado a Porta Celi [Porta Coeli en Valencia] a un sanatorio que se llama así. Se estuvo
esperando el traslado más de 20 días y no llegó, hasta que murió.
Son malos recuerdos porque yo llegué a entrar allí, era terrible.
La cabida del reformatorio es de 2.000 personas y había 9.000.
En fin, para qué decirte más.
Se despide de ti con un fuerte abrazo tu amigo
Vicente Hernández.
Un hombre “íntegro”
Una de las conclusiones de la conferencia
impartida hace apenas un mes por Francisco Escudero era precisamente que
Miguel Hernández “fue un hombre íntegro, que mantuvo una dignidad
personal y una fidelidad de pensamiento digna de elogio y admiración.
Esa dignidad y fidelidad le costó la vida, y él fue consciente de ello”.
El hermano de Miguel Hernández no fue el único
que intercedió ante el obispo para que fuese trasladado. También lo
hizo, según Miguel Ángel Nepomuceno, el pintor y arquitecto Miguel Abad
que estuvo preso con él en el Reformatorio de Alicante. “Fue un diálogo
de silencios. Le dije que Miguel se moría y me respondió el silencio y
un ‘yo no puedo hacer nada’”.
112 años de su nacimiento
Miguel Hernández Gilabert nació un 30 de octubre
de hace ahora 112 años. Lo hizo en la calle San Juan, 82 de Orihuela
(Alicante), en una familia que se dedicaba a la cría y pastoreo de
cabras, oficio que ejerció de niño, aunque no el único, ya que también
fue repartidor de leche, dependiente, empleado de notaría, redactor y
colaborador en diferentes revistas de la época, colaborador en misiones
pedagógicas y corresponsal de guerra.
Era el tercero de cuatro hermanos, Vicente,
Elvira y Encarnación. Soñó y se convirtió en el poeta del pueblo,
“genial epígono” de la generación del 27, según Dámaso Alonso. Todo ello
a pesar de una vida truncada a los 31 años.
De aquel querer mío,
¿qué queda en el aire?
Sólo un traje frío
donde ardió la sangre.
Cancionero y romancero de ausencias (1938-1941)
La madrugada del 28 de marzo de 1942, hace 80
años, dijo adiós a la vida con sus “grandes ojos azules abiertos bajo el
vacío ignorante”, como dice el poema de su amigo Vicente
Aleixandre. Murió de tuberculosis en la enfermería del Reformatorio de
Adultos de Alicante, tras pasar en menos de tres años por distintas
cárceles como las de Huelva, Sevilla, Torrijos (Madrid), Orihuela, Conde
de Toreno (Madrid), Palencia, Ocaña (Toledo), Albacete y Alicante.
Cierra las puertas, echa la aldaba, carcelero.
Ata duro a ese hombre: no le atarás el alma.
Son muchas llaves, muchos cerrojos, injusticias:
no le atarás el alma.
‘Las cárceles’. El hombre acecha (1937-1939).
Josefina Manresa contaba el último día que fue a
visitarle, el 27 de marzo: “Esa vez no llevé al niño y me preguntó por
él. Con lágrimas que le caían por las mejillas me dijo varias veces: Te
lo tenías que haber traído. Tenía la ronquera de la muerte. Volví a
visitarle al día siguiente y al poner la bolsa de comida en la taquilla
me la rechazaron mirándome a los ojos. Yo me fui sin preguntar nada. No
tenía valor de que me aseguraran su muerte”. Fue enterrado en el nicho
número 1.009 del cementerio de Nuestra Señora del Remedio de Alicante,
el día 30 de marzo.
¿Quién encierra una sonrisa?
¿Quién amuralla una voz?
‘Antes del odio’. Cancionero y romancero de ausencias (1938-1941)
Tras
el parón impuesto por la pandemia de covid-19, las entidades
organizadoras: Ayuntamientos del recorrido, Diputación de Alicante,
Universidad de Elche, Fundación Cultural Miguel Hernández, Asociación de
Amigos de Miguel Hernández y especialmente el IVAJ, han conseguido que
la organización de la Senda 2023 haya sido todo un éxito de aceptación.
Como en 2019, último año presencial, amigos y amigas del poeta se han
dado cita provenientes de toda España, y algún que otro estudiante
extranjero.
La
recuperación de la senda del poeta presencial, ha proporcionado una
gran satisfacción a las y los amigos de Miguel Hernández, por cuanto
este año nuestro presidente de honor, Francisco Esteve, ha sido
distinguido con el título de Senderista del año 2023. Si alguien lo
merecía era él, uno de los grandes artífices de que este evento naciera
en 1998.
Francisco Esteve recoge la distinción
Francisco Esteve con la distinción, junto al director de la Fundación Cultural Miguel Hernández
Cuando el 25 de junio de 1929 Federico García Lorca
llegó a Nueva York, acompañado por su amigo Fernando de los Ríos, no sé
si imaginaba que la ciudad iba a cambiar radicalmente su forma, por no
decir su estilo, de concebir la vida a través de la poesía.
En Poeta en Nueva York Lorca asume el surrealismo como una nueva parte de su torrente poético. Durante los nueve meses, que dura su viaje por nueva York y Cuba, utiliza esta técnica de expresión para expresar todo cuanto siente y contempla.
Una analogía entre las formas exteriores y el vacío interior, de refundar en la escritura, no la ciudad que fotografía su mirada, sino la que surge de su propio corazón.
Les dejamos con una selección de 5 poemas del poemario de Lorca, Poeta en Nueva York
La aurora
La aurora de Nueva York tiene cuatro columnas de cieno y un huracán de negras palomas que chapotean las aguas podridas. La aurora de Nueva York gime por las inmensas escaleras buscando entre las aristas nardos de angustia dibujada. La aurora llega y nadie la recibe en su boca porque allí no hay mañana ni esperanza posible. A veces las monedas en enjambres furiosos taladran y devoran abandonados niños. Los primeros que salen comprenden con sus huesos que no habrá paraíso ni amores deshojados; saben que van al cieno de números y leyes a los juegos sin arte, a sudores sin fruto. La luz es sepultada por cadenas y ruidos en impúdico reto de ciencias sin raíces. Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes como recién salidos de un naufragio de sangre.
Paisaje de la multitud que vomita Anochecer en Coney Island
La mujer gorda venía delante arrancando las raíces y mojando el pergamino de los tambores; la mujer gorda que vuelve del revés los pulpos agonizantes. La mujer gorda, enemiga de la luna, corría por las calles y los pisos deshabitados y dejaba por los rincones pequeñas calaveras de paloma y levantaba las furias de los banquetes de los siglos últimos y llamaba al demonio del pan por las colinas del cielo barrido y filtraba un ansia de luz en las circulaciones subterráneas. Son los cementerios, lo sé, son los cementerios y el dolor de las cocinas enterradas bajo la arena, son los muertos, los faisanes y las manzanas de otra hora los que nos empujan en la garganta.
Llegaban los rumores de la selva del vómito con las mujeres vacías, con niños de cera caliente, con árboles fermentados y camareros incansables que sirven platos de sal bajo las arpas de la saliva. Sin remedio, hijo mío, ¡vomita! No hay remedio. No es el vómito de los húsares sobre los pechos de la prostituta, ni el vómito del gato que se tragó una rana por descuido. Son los muertos que arañan con sus manos de tierra las puertas de pedernal donde se pudren nublos y postres.
La mujer gorda venía delante con las gentes de los barcos, de las tabernas y de los jardines. El vómito agitaba delicadamente sus tambores entre algunas niñas de sangre que pedían protección a la luna. ¡Ay de mí! ¡Ay de mí! ¡Ay de mi! Esta mirada mía fue mía, pero ya no es mía, esta mirada que tiembla desnuda por el alcohol y despide barcos increíbles por las anémonas de los muelles. Me defiendo con esta mirada que mana de las ondas por donde el alba no se atreve, yo, poeta sin brazos, perdido entre la multitud que vomita, sin caballo efusivo que corte los espesos musgos de mis sienes. Pero la mujer gorda seguía delante y la gente buscaba las farmacias donde el amargo trópico se fija. Sólo cuando izaron la bandera y llegaron los primeros canes la ciudad entera se agolpó en las barandillas del embarcadero.
Vals en las ramas
Cayó una hoja y dos y tres. Por la luna nadaba un pez. El agua duerme una hora y el mar blanco duerme cien. La dama estaba muerta en la rama. La monja cantaba dentro de la toronja. La niña iba por el pino a la piña. Y el pino buscaba la plumilla del trino. Pero el ruiseñor lloraba sus heridas alrededor. Y yo también porque cayó una hoja y dos y tres. Y una cabeza de cristal y un violín de papel. Y la nieve podría con el mundo, si la nieve durmiera un mes. y las ramas luchaban con el mundo, una a una, dos a dos y tres a tres. ¡Oh duro marfil de carnes invisibles! ¡Oh golfo sin hormigas del amanecer! Con muuu de las ramas, con el ay de las damas con el croo de las ranas y el gloo amarillo de la miel. Llegará un torso de sombra coronado de laurel. Será el cielo para el viento duro como una pared y las ramas desgajadas se irán bailando con él. Una a una alrededor de la luna, dos a dos alrededor del sol, y tres a tres para que los marfiles se duerman bien.
Navidad en el rio Hudson
¡Esa esponja gris! Ese marinero recién degollado. Ese río grande. Esa brisa de límites oscuros. Ese filo, amor, ese filo. Estaban los cuatro marineros luchando con el mundo. con el mundo de aristas que ven todos los ojos, con el mundo que no se puede recorrer sin caballos. Estaban uno, cien, mil marineros luchando con el mundo de las agudas velocidades, sin enterarse de que el mundo estaba solo por el cielo.
El mundo solo por el cielo solo. Son las colinas de martillos y el triunfo de la hierba espesa. Son los vivísimos hormigueros y las monedas en el fango. El mundo solo por el cielo solo y el aire a la salida de todas las aldeas. Cantaba la lombriz el terror de la rueda y el marinero degollado cantaba al oso de agua que lo había de estrechar; y todos cantaban aleluya, aleluya. Cielo desierto. Es lo mismo, ¡lo mismo!, aleluya.
He pasado toda la noche en los andamios de los arrabales dejándome la sangre por la escayola de los proyectos, ayudando a los marineros a recoger las velas desgarradas. Y estoy con las manos vacías en el rumor de la desembocadura. No importa que cada minuto un niño nuevo agite sus ramitos de venas, ni que el parto de la víbora, desatado bajo las ramas, calme la sed de sangre de los que miran el desnudo. Lo que importa es esto: hueco. Mundo solo. Desembocadura. Alba no. Fábula inerte. Sólo esto: desembocadura. ¡Oh esponja mía gris! ¡Oh cuello mío recién degollado! ¡Oh río grande mío! ¡Oh brisa mía de límites que no son míos! ¡Oh filo de mi amor, oh hiriente filo!
Panorama ciego de Nueva York
Si no son los pájaros cubiertos de ceniza, si no son los gemidos que golpean las ventanas de la boda, serán las delicadas criaturas del aire que manan la sangre nueva por la oscuridad inextinguible. Pero no, no son los pájaros, porque los pájaros están a punto de ser bueyes; pueden ser rocas blancas con la ayuda de la luna y son siempre muchachos heridos antes de que los jueces levanten la tela. Todos comprenden el dolor que se relaciona con la muerte, pero el verdadero dolor no está presente en el espíritu. No está en el aire ni en nuestra vida, ni en estas terrazas llenas de humo. El verdadero dolor que mantiene despiertas las cosas es una pequeña quemadura infinita en los ojos inocentes de los otros sistemas.
Un traje abandonado pesa tanto en los hombros que muchas veces el cielo los agrupa en ásperas manadas. Y las que mueren de parto saben en la última hora que todo rumor será piedra y toda huella latido. Nosotros ignoramos que el pensamiento tiene arrabales donde el filósofo es devorado por los chinos y las orugas. Y algunos niños idiotas han encontrado por las cocinas pequeñas golondrinas con muletas que sabían pronunciar la palabra amor.
No, no son los pájaros. No es un pájaro el que expresa la turbia fiebre de laguna, ni el ansia de asesinato que nos oprime cada momento, ni el metálico rumor de suicidio que nos anima cada madrugada, Es una cápsula de aire donde nos duele todo el mundo, es un pequeño espacio vivo al loco unisón de la luz, es una escala indefinible donde las nubes y rosas olvidan el griterío chino que bulle por el desembarcadero de la sangre. Yo muchas veces me he perdido para buscar la quemadura que mantiene despiertas las cosas y sólo he encontrado marineros echados sobre las barandillas y pequeñas criaturas del cielo enterradas bajo la nieve. Pero el verdadero dolor estaba en otras plazas donde los peces cristalizados agonizaban dentro de los troncos; plazas del cielo extraño para las antiguas estatuas ilesas y para la tierna intimidad de los volcanes. No hay dolor en la voz. Sólo existen los dientes, pero dientes que callarán aislados por el raso negro. No hay dolor en la voz. Aquí sólo existe la Tierra. La Tierra con sus puertas de siempre que llevan al rubor de los frutos.
VALÈNCIA (EP). La exposición Miguel Hernández. El poeta necessari,
que se exhibirá del 31 de marzo hasta el 30 de junio en Las Atarazanas,
ha sacado a la luz dos fotografías inéditas del poeta oriolano en la
ciudad de València en 1937. Se trata de una muestra sobre la figura del
escritor, en el 81º aniversario de su muerte, quien falleció,
precisamente, un 28 de marzo. La selección recorrerá las diferentes
etapas de la vida del escritor y permitirá al espectador conocer también
su compromiso político, su participación en la guerra, su paso por la
prisión y su muerte.
La Concejalía de
Patrimonio y Recursos Culturales del Ayuntamiento de València impulsa
esta exposición "especial" porque, por un lado, "nunca se había hecho ninguna exposición parecida en la ciudad de València,
y porque versa sobre la figura de Miguel Hernández", destacan fuentes
municipales. Además de las dos fotografías inéditas de Hernández, se han
recopilado estudios y traducciones sobre su obra y varios objetos
personales del poeta, que también se podrán ver por primera vez en
València.
El recorrido expositivo está
dividido en varios capítulos: la etapa oriolana, los primeros contactos
con la poesía, el poeta del pueblo, la València del poeta, los poetas en
guerra, el recorrido carcelario y la muerte, y la pervivencia y
presencia de Miguel Hernández.
Amadeu Sanchis y José María Azkárraga son los comisarios de la muestra y coordinan también el catálogo. Así, Sanchis
ha explicado que "esta exposición tiene una especial relevancia en la
ciudad puesto que permite acercar al poeta y su vinculación con la
historia de València y también la relación de la obra de Miguel
Hernández con la cultura de aquella época".
"Se podrá constatar también -prosigue- cómo la riqueza y compromiso de los versos hernandianos ha sido fuente inspiradora indispensable de obras musicales y pictóricas así como de novelas gráficas que actualizan su obra de forma permanente". Por su parte, José María Azkárraga ha explicado que València no había acogido una muestra como esta.
"Con
la colaboración de la Casa Museo del poeta, la Fundación Cultural
Miguel Hernández, el archivo histórico del PCE y con otras entidades se
ha reunido una colección de imágenes, documentos y libros totalmente
inédita. También el catálogo cuenta con la participación de destacados
especialistas en el poeta. Y exponemos también dos fotografías inéditas
de Walter Reuter que muestran a Miguel Hernández en el Congreso de
Escritores en Defensa de la Cultura, que tuvo lugar en València en
1937", recalca.
Libro: "Un paseo con Ramón Sijé por Orihuela, desde la calle Mayor de Ramón y Cajal hasta la glorieta de Gabriel Miró" de Julio Calvet Botella, con prólogo Aitor L. Labrrabide.