Sinopsis:
Página multimedia virtual sobre la vida, obra y acontecimientos del universal poeta Miguel Hernández -que murió por servir una idea- con motivo del I Centenario de su nacimiento (1910-2010). Administrada por Ramón Fernández Palmeral. ALICANTE (España). Esta página no es responsable de los comentarios de sus colaboradores. Contacto: ramon.palmeral@gmail.com
sábado, 31 de enero de 2015
viernes, 30 de enero de 2015
"Elegía Primera" de Miguel Hernández a Federico García Lorca.
1.- ELEGIA PRIMERA (A Federico García Lorca).
Miguel Hernández, Viento del pueblo 1937
"Elegía Primera" no es,
cronológicamente, la primera de las composiciones de Viento del pueblo, quizás, pienso con atrevimiento, que fue de los
últimos, a la vez que se escribió la dedicatoria a Vicente Aleixandre, por la
exposición de las proposiciones líricas coincidentes, como ya he comentado en
el apartado propuesto a la dedicatoria a Vicente Aleixandre.
Es indudable que la muerte de Federico
García Lorca conmovió y preocupó a Miguel Hernández. El 12 de septiembre desde
Orihuela preguntó a Cossío, si es cierto que a Lorca le han fusilado. Hecho
criminal que ocurrió en la carretera entre Víznar y Alfacar provincia de Granada, cerca de la Fuente Grande, en la madrugada del 18-19 de agosto de 1936.
Si Miguel hubiera escrito la elegía a
Federico inmediatamente, la hubiera dado a la publicación tal y como hizo con
el poema “Sentado sobre los muertos”, además la revista El Mono Azul, no se la hubiera rechazado, porque Rafael Alberti era
el secretario de publicaciones.
Miguel se lo piensa, al parecer no le sale
nada espontáneamente tal y como ocurriera con la Elegía a la muerte de RamónSijé que se publicó en el número de diciembre del 35 en la Revista de Occidente. Miguel tiene la obligación literaria de
escribir una “Elegía”, puesto que otros poetas ya habían dedicado poemas como
el de Antonio Machado “El crimen fue en Granada”, publicado en Ayuda el 17-10-36, y en Poesía en la España Leal, 1937. Emilio
Prados “Llegada”, publicado en Romancero
de la Guerra civil Española, en noviembre de 1936. Francisco Salinas, poeta
de Callosa de Segura (Alicante), ganó el Premio Madrid en 1937, con un poema
dedicado a la muerte de García Lorca “Por qué mataron al ruiseñor”.
Leyendo detenidamente, las primeras siete estrofas, vemos que son como un comodín que vale para cualquier amigo muerto.
Atraviesa la muerte con herrumbrosas
lanzas,
y en traje de cañón, las parameras
donde cultiva el hombre raíces y esperanzas,
y llueve sal, y esparce calaveras.
Verdura de las eras,
¿qué tiempo prevalece la alegría?
El sol pudre la sangre, la cubre de asechanzas
y hace brotar la sombra más sombría.
y en traje de cañón, las parameras
donde cultiva el hombre raíces y esperanzas,
y llueve sal, y esparce calaveras.
Verdura de las eras,
¿qué tiempo prevalece la alegría?
El sol pudre la sangre, la cubre de asechanzas
y hace brotar la sombra más sombría.
He puesto en negrita lo de "herrumbrosas lanzas", para resaltar que Juan Benet lo tomó como título para uno de sus libros homónimo “Herrumbrosas lanzas”, Premio de narrativa Castellana 1983. Obra concebida a partir de una historia militar de la guerra civil; Juan Benet traslada al mítico territorio de Región el acontecimiento más importante de la historia española de este siglo. Este evento nos demuestra que Juan Benet leyó a Miguel.
Miguel Hernández y Federico se habían
conocido en Murcia, el 2 de enero de 1933, en Murcia se lo presentó Raimundo de
los Reyes, en su casa cuando Miguel fue a corregir pruebas de su Perito en lunas. (“Federico García Lorca con la Barraca en
Alicante” de Gaspar Peral Baeza, revista
Perito, nº 9, octubre 2006). José Luis
Ferris ha comentado, recientemente, que Raimundo de los Reyes pagó la edición
de Perito en lunas, y no el vicario
Luis Almarcha.
Miguel le escribió cuatro cartas, en cuyo
discurso se nota el reproche. Federico le escribió una, compadeciéndole, ya que
Miguel se había situado al borde de la mendicidad junto a sus padres, e incluso
le insulta. Como escribe Eutimio Martín “… mete la pata hasta el corvejón
tratándole de «calorré [gitanismo de gitano] de nacimiento» (carta de fecha
30-05-33). Si algo detestaba Lorca era que lo consideraran o lo trataran de
gitano. En realidad el medio gitano era Hernández, puesto que su madre
pertenecía a la familia de los “Mansebos”.
En Madrid se vieron unas cuantas veces.
Aunque las simpatías entre Federico y Miguel no era para ir cogidos del brazo,
como le gustaba a Lorca fotografiarse con sus amigos, si vemos las fotos con
Dalí, Buñuel o con Oscar Esplá. Miguel
reconoce que recordar a Lorca era necesario y oportuno para el éxito del
libro. Puesto que su asesinato estaba en
el recuerdo de los poetas y milicianos.
Dijo María Zambrano que el autor de Bodas de Sangre, le tenía
"alergia" a Miguel, y desde luego que tenía sus motivos, pues en una
de las cartas que le escribiera Miguel le insultó de una forma descarada, le increpó con arrogancia "la tarde
aquella murciana, que he maldecido las putas horas y malas en que le di a leer
un verso a nadie" (carta de fecha 10-04-1933). Y luego le acosaba con
reproches para que le estrenara El torero más valiente.
Miguel
volverá a nombrar a Federico en el poema “Llamo a los poetas” de El hombre acecha, 1939.
Fusilaron al poeta de Fuente Vaqueros en la
madrugada del 18 al 19 de agosto de 1936 en el Barranco de Víznar: Los Pozos,
(Granada), donde también fusilaron a
otros muchos granadinos, entre ellos, a los banderilleros de la CNT Joaquín Arcollas
y Francisco Galadí Melgar; aquí en Los Pozos se cree que hay un millar de
muertos. A pesar de las excavaciones que se han hecho en Víznar y Alfacar, de
acuerdo a la Ley de Recuperación de la Memoria Histórica, sus huesos no han
sido hallados. ¿Por qué no le perdonaron la vida a Federico durante los
días que estuvo preso en el gobierno civil de Granada entre los días 16 y 18 de
agosto, a pesar de las insistentes peticiones de indulto por parte de
influyentes amigos falangistas y familiares?, ¿acaso le interrogaron, le
torturaron y tan mal lo dejaron que ya no le podían ponerle en libertad?
Lo más seguro es que le sometieran a un duro interrogatorio, preguntas tales
como dónde estaban sus amigos, entre ellos Fernando de los Ríos a quien los
falangistas y cedistas odiaban a muerte. Si Angelina Cordobilla, la mujer
que le llevaba la comida al gobierno civil y le vio vivo, en la entrevista que
se le hizo el equipo de Ideal, en marzo de 1975, no dijo nada de esta
hipótesis, ella sólo vio encima de una mesa un tintero, papel y una
pluma, pruebas que confirman que lo tenían allí para que denunciara a otros
camaradas o amigos, hacer "la lista negra" y además para que
escribiera de puño y letra su propia confesión, es la única explicación lógica
al recado de escribir, y si esta lista de nombres, siempre sacados bajo
amenazas y presión, y si los datos no eran satisfactorios, lo más seguro es que
le torturaran como hicieron con otros muchos detenidos. Lo mismo que
hacen hoy en día con los prisioneros en Guantánamo o en otras cárceles secretas.
Ahora hay que preguntarse ¿quién torturó a Federico, dónde está su
confesión?
“Elegía primera” consta de 114 versos. No aprecio un llanto como aquella
elegía a la muerte de su amigo del alma Ramón Sijé. En esta “Elegía primera”,
aprecio abundante retórica metafórica en las primeras siete estrofas. Es en la
octava estrofa cuando empieza a nombrar a Federico, sin
lágrimas, cuando se aprecian ciertos
aires de reproches en: ¡Tanto fue! ¡Tanto
fuiste y ya no eres! (v. 36). Miguel no puede olvidar ciertos desplantes de
Federico, en casa de Vicente Aleixandre y otros codazos, como el comentado por
María Zambrano. La estrofa siguiente suena a desquite y regaño.
¡Tanto fue! ¡Tanto fuiste y ya no eres!
Tu agitada alegría,
que agitaba columnas y alfileres,
de tus dientes arrancas y sacudes,
y ya te pones triste, y sólo quieres
ya el paraíso de los ataúdes.
En la nota a pie de página 79, del Tomo I,
estudio de José Carlos Rovira y Carmen Alemany, comentan que hay semejanzas de Coplas de Jorge Manrique, y rasgos
quevedescos, según el estudio de José María Balcells “De Quevedo a Miguel
Hernández”, Revista del I.E.A., núm.
36, 1982. por los versos finales “Tú
sabes Federico García Lorca,/ que soy de los que gozan una muerte diaria”.
La muerte es un recurso muy usado en el
Barroco. Vemos el verso de
Quevedo “las grandes almas que la muerte ausenta” (v.9 “Gustoso el autor con la
soledad y sus estudios”). Miguel leyó con fruición a Quevedo, Góngora, y a los
dos Vega (Garcilaso y Lope).
Juan Cano Ballesta en el estudio de Viento del pueblo, Edición Cátedra, 308,
página 57, nos recuerda: “Así fue la evocación del amigo que hizo Miguel en las
palabras que pronunció en [21] agosto de 1937 en el Ateneo de Alicante: “La
desaparición de F.G. Lorca es la pérdida más grande que sufre el pueblo de
España. Él solo era una nación de poesía. Es su sombra… la que me empuja
irresistiblemente contra sus asesinos en un violento deseo de venganza” (Ramos,
41). Cano Ballesta se refiere al libro de Vicente Ramos y Manuel Molina Miguel Hernández en Alicante, Colección
Ifach, 1976.
Palabras que tienen relación con los versos
(75-76):
Muere
un poeta y la creación se siente
herida y
moribunda en las entrañas.
Miguel había leído poemas de F. G. Lorca, en
el Ateneo de Alicante, el 29 de abril de 1933, cuando vino con Ramón Sijé a
presentar su libro Perito en lunas, y
recitó “Elegía media del toro” con el cartel de Paco de Díe, porque el primer
cartel que le hizo Rafael González Sáez para la Universidad Popular de Cartagena el 28 de enero de
1933, se perdió en el tren. El cartel de Paco de Díe, parece ser que se
lo dejó en Madrid, en carta a José Bergamín de fecha junio de 1934 leemos: “En la siesta de ayer tarde y en mi rinconcito de mi huerto junto a la
sierra achicharrada, lo leímos Sijé, Díe (el del cartel ese que me dejé ahí) y
yo mismo…” Leyeron los últimos
capítulos de Auto sacramental.
Para tener un mayor acercamiento a la
relación entre ambos poemas debemos consultar
el artículo “Miguel Hernández y Federico García Lorca”, Francisco
Esteve, revista Perito, número 9, de
octubre 2006, (págs. 6-7).
Dibujo que ilustra este poema. La lámina se
divide en cuatro viñetas, presento una silueta del poeta granadino. Abajo las
herrumbrosas lanzas, aquí rotas. Calaveras y granadas rotas y sangrantes,
rociadas bajo una llorosa guitarra.
Porque dos veces nombra el poeta la guitarra.
(Articulo de Ramón Fernández Palmeral, pertenece al libro "Simbología secreta de Viento del pueblo".
Formará parte de mi conferencia-recital "Los poetas del sacrificio de mi carpeta roja". Ámbito Cultural de El Corte Inglés, 2015)
Libro editado en LULU
Formará parte de mi conferencia-recital "Los poetas del sacrificio de mi carpeta roja". Ámbito Cultural de El Corte Inglés, 2015)
Libro editado en LULU
http://www.lulu.com/shop/ramon-fernandez-palmeral/simbolog%C3%ADa-secreta-de-viento-del-pueblo/paperback/product-22588214.html
martes, 27 de enero de 2015
Conferencia-recital "Los poetas del sacrificio de mi carpeta roja"
Conferencia-Recital con proyeccion de diapositivas de las biografías de los poetas llamados del "Sacrificio": Antonio Machado, Federico García Lorca y Miguel Hernández, así como comentarios y recitación de los poeas más significativos de estos poetas.
Ofrecida por el escritor, poeta y pintor Ramón Fernández Palmeral, acompañado a la guitarra por Elena de la Romana.
Conferencia-recital 9 de febrero 2015
Los poetas del sacrifico de mi carpeta
Roja (Ramón Palmeral)
Buenas tarde a todos, amigos y amigas,
gracias por venir. Primero queremos agradecer
al Corte Inglés y a Cutillas que nos ceda una vez más Ámbito Cultural. Elena y yo nos vamos a
autopresentar, hemos prescindido de presentador para empezar la conferencia sin
dilación. Elena de la Romana nació en Cuevas de san Antón (La Romana), es
ceramista y concertista de guitarra, y es una excelente amiga y persona, Yo colaborador de la Fundación Miguel Hernánde de Orihuela. Nuestros curriculum
están en Internet.
Hace 30 años, septiembre de 1985 hubo un homenaje nacional a Antonio Machado, Federico García Lorca y Miguel Hernández, tres
figuras que fueron definidas como "poetas
del sacrificio" por ser victimas directa o indirectas de la guerra incivil, término acuñado por Rafael Alberti en el acto de presentación del
mismo en Madrid. Puesto que los tres fueron víctimas de la guerra civil.
Hemos elegido este mes de febrero porque además el 22, hace 76 años que
murió Antonio Machado en el exilio en una pensión Madame Quintana, en el pueblo
Colliure de Francia, dos días después falleció su madre Ana Ruiz Hernández. Su
cadáver sigue allí y el gobierno francés no ha consentido nunca su traslado a
Soria donde está su esposa Leonor Izquierdo.
Voy a ir mostrando diapositivas de los momentos más significativos de
las biografías de estos poetas, defensores de la II Republica, y considerados
como los más importantes del siglo XX, y más queridos por el público, a la vez iré recitando una serie de poemas
que tengo seleccionado en una carpeta
roja, y para amenizar los poemas Elena tiene la difícil tarea musical de
acompañarme a la guitarra improvisando. Lamento no poder profundizar por falta
de tiempo, tenemos tan sólo hora y media. Ha final dejaré unos minutos para
ruegos y preguntas. A las 21 horas esto se cierra.
Empezaremos por orden de nacimiento, o sea
de antigüedad, primero Antonio Machado, luego Federico García Lorca y Miguel
Hernández. La conferencia está acota sobre la interrelación de los 3 poetas y
su tiempo. Para mí, hablar de estos tres poetas es una tarea agradable, a los que les tengo mucho respeto, y no es la
primera vez que lo hago, puesto que he dado varias conferencias
individualmente, pero es la primera vez que me encierro con estos tres “Miuras
de la poesía”.
Antonio nació en Sevilla, palacio de las
Dueñas, propiedad de lo duques de Alba el 26 de julio de 1875. Federico García
Lorca en Fuente Vaqueros (GR) el 5 de junio de 1898, y Miguel el 30 de octubre
de 1910 en Orihuela. Federico fue asesinado el 19 de agosto de 1936 (38 años) entre Viznar y Alfacar Granada:
Antonio murió el 22 de febrero de 1939 (64 año) en el exilio de Francia, y Miguel en a enfermería de Reformatorio de Adultos de
Alicante, el 28 de marzo de 1942 de tuberculosis (32 años) en Alicante. Son poetas republicanos
unidos por un destino trágico.
lunes, 5 de enero de 2015
"Las desiertas abarcas", Poema de Miguel Hernández para los niños que no reciben juguetes
![]() | |||
(Composición digital de Palmeral) |
Con esta postal os deseo que los Reyes Magos os traigan muchos regalos el 6 de enero 2015.
Debéis llevar a los niños a la cabalgata, ellos se los pasan muy bien, la ingenuidad los hace felices.
Un día como hoy cinco de enero, víspera de Reyes, no podemos olvidarnos de los niños que no reciben juguetes. "Las desiertas abarcas" es un poema de Miguel Hernández que no habla de ello.
miércoles, 24 de diciembre de 2014
79 años del fallecimiento de Ramón Sijé
Un día como hoy el 24 de diciembre de 1935 fallecía en su casa de Orihuela de filósofo y pensador Ramón Sijé seudónimo de José Ramón Marín Gutierrez. Hoy nuesto recuerdo. Ir al libro Ramón Sijé, el Estigmatizado
viernes, 19 de diciembre de 2014
Transcripción del acta de matrimonio canónico de Miguel Hernández y Josefina Manresa
Copia literal del acta de matrimonio canónico de Miguel
Hernández y Josefina Manresa. Expedido por el Juez Municipal nº 1 de Alicante
en agosto de 1942, seguramente a petición de Josefina Manresa.
TEXTO
Miguel Hernández Gilabert con Josefa Manresa
Marhuenda.- En Alicante a quince de Agosto de mil novecientos cuarenta y dos
ante D. Anselmo Cutayar y Mauricio, Juez municipal de ejercicios anteriores en
funciones, y D. Rafael Martínez Bernabeu, Secretario, se procede a transcribir el acta de matrimonio canónico: In articulo mortis que copiado literalmente
dice así: Reformatorio de Adultos de Alicante: Capellán Don Salvador Pérez
Lledó: Capellán del Reformatorio de Adultos de Alicante, del que es director
Don Manuel Guerrero Blanco.- Certifico: Que el día cuatro de marzo de mil
novecientos cuarenta y dos se celebró en a Capilla de esta prisión: In arto-mortis
el matrimonio canónico del recluso Miguel Hernández Gilabert de treinta y un
años de edad, natural de Orihuela hijo de Miguel y de Concepción con doña
Josefa Manresa Marhuenda de veintiséis años de edad, natural de Quesada (Jaén),
hija de a Manuel y de Josefa: fueron testigos presenciales Faustino Tornero
Castillo y Teodomiro López Mena.- Y para que conste y surta sus efectos en
donde estimen oportunos, expido el presente con el Vº Bª del Sr. director en
Alicante a seis de abril de mil novecientos cuarenta y dos. Vº Bº el director M.
Guerrero.- Salvador Pérez: Rubricado.- Hay un sello que dice Reformatorio de
Adultos: dirección. Alicante. El acta transcrita queda archivada en el registro
Civil en el legajo correspondiente de la sección de matrimonios y firma la
presente el señor Juez que certifica. [Hay dos firmas que corresponden al Juez
municipal y al Secretario].
NOTA
La fotocopia que muestro me ha sido facilitado por D. Julio Calvet Botella, Magistrado-Juez Encargado del Registro Civil nº Uno de Alicante. La copia por dos caras ha sido tomada de la Sección 2º del libro 19-1 página 233 de este registro Civil. Ha sido expedido según lo dispuesto al artículo 26 del reglamento del registro Civil de fecha 12-12-2014.- Al pie rubrica del Magistrado y sello en color violeta.
--------------------------
Anselmo Cutayar Mauricio, nació en Alicante el 15 de noviembre de 1887. En 1935 era Juez Municipal.
jueves, 18 de diciembre de 2014
FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO AÑO 2015
Con todo mi corazón abierto en canal por donde entran las corrientes y
estos fríosssssssssssss de diciembre, os deseo al calor de esta
acuarela, a todos mis amigos físicos y virtuales de esta vida en
libertad que es Facebook: PAZ Y FELICIDAD EN NAVIDAD y por supuesto un
PRÓXIMO 2015, lleno de fortuna y suerte para todos.
miércoles, 26 de noviembre de 2014
La huida fallida de Miguel Hernández en Portugal
-
J. R. ALONSO DE LA TORRE
- SERPA (Ciudad Portiguesa)
En abril de 1939, acabada la Guerra Civil, el poeta Miguel Hernández..., intenta escapar de la represión del régimen de
Franco. Pretende refugiarse en la Embajada de Chile, pero fracasa en su
intento de que el diplomático Carlos Morla, contertulio de los poetas
del 27, le facilite asilo y debe escapar de Madrid.
Miguel Hernández viaja hasta la Raya. Unos kilómetros al sur de Extremadura, intenta cruzar desde el pueblo onubense de Rosal de la Frontera hasta la villa alentejana de Serpa. Pero no lo consigue. La policía del régimen de Oliveira Salazar en Serpa entrega al poeta al Cuerpo de Investigación de Vigilancia de Fronteras de Rosal de la Frontera [Que hizo el atestado].
Si Miguel Hernández hubiera conocido mejor la idiosincrasia de la Raya, hubiera cruzado a Portugal un poco más al norte, de Valencia del Mombuey a Barrancos, hospitalario pueblo alentejano donde incluso la casa del médico, el doctor Fernandes, cercana a la iglesia, era lugar de refugio de huidos republicanos y donde el cura párroco, el padre Antonio Almeida, dejaba abierto el postigo de su puerta para que se escondieran en su casa los «rojos» que necesitaran auxilio y protección.
Pero el poeta escogió mal, cruzó la frontera más al sur y comenzó así un calvario por varias cárceles españolas que acabó con su salud y con su vida el 28 de marzo de 1942. Es cierto que en 1939 fue liberado, pero volvió a equivocarse: en lugar de escapar, regresó con su familia y llegó la detención definitiva.
Rosal de la Frontera es un pueblo blanco y grande de la Raya Seca. Hace ya muchos kilómetros, en concreto desde Cheles, que el Guadiana ha dejado de ser frontera para adentrarse en Portugal. Rosal es un pueblo relativamente moderno. Se creó hacia 1860 y mantiene la tónica demográfica rayana: 3.500 habitantes en 1950-60 y la mitad hoy.
Rosal tiene una plaza bonita, un dolmen monumental y una casa de cultura que honra la figura del poeta cautivo: está instalada en la cárcel donde pasó sus primeros días preso Miguel Hernández, se reproduce la celda donde estuvo encerrado y se pueden conocer diversas facetas de su vida y de su obra.
Más interesante resulta, al otro lado de la frontera, la villa de Serpa, uno de los pueblos sorpresa de la Raya. Serpa llegó a ser un emporio artesanal y mercantil. Pero eso fue en el siglo XVI, cuando en el Alentejo se concentraba el mayor número de centros urbanos de Portugal y la región contribuía con el 27% de los impuestos a la monarquía portuguesa. En ese tiempo, Serpa destacaba por su agricultura, su ganadería, su artesanía y su comercio.
Como en el resto del Alentejo, las guerras de Restauración de la independencia portuguesa, de Sucesión de España y napoleónica, acabaron, entre 1640 y 1814, con el desarrollo de la región. Los terratenientes se trasladaron a la Corte, se implantó el monocultivo del trigo y se acabó el equilibrio económico. Serpa llegó a tener 32.000 habitantes en 1960. Hoy, para no ser menos que Rosal y los pueblos vecinos, tiene exactamente la mitad: 16.000 en el municipio y 6.000 en la villa.
Serpa no goza de la misma fama que Monsanto, Monsaraz o Marvao, pero gracias a ello casi no hay contaminación turística y su visita es una admiración continua: no te esperas nada de lo que ves y la sorpresa gratifica mucho más que tantas postales repetidas.
En Serpa, se conservan tres monumentos nacionales portugueses: el palacio de Ficalho, las murallas y la iglesia de San Francisco. Se puede pasear por la Rua da Figueira, declarada la calle más blanca de Portugal en 1987. Y, en fin, su casco viejo es un laberinto encalado de callejas preciosas donde salen al paso una plaza magnífica con su típico Café Alentejano y un hogar de la tercera edad donde «é estritamente proibido a permanéncia de pessoas alcoolizadas». Merece la pena ir a Rosal y a Serpa y rememorar la huida fallida de Miguel Hernández.
Publicidad:
"Miguel Hernández, el poeta del pueblo (biografía en 40 artículos)", de Ramón Fernández Palmeral
Editorial ECU
Miguel Hernández viaja hasta la Raya. Unos kilómetros al sur de Extremadura, intenta cruzar desde el pueblo onubense de Rosal de la Frontera hasta la villa alentejana de Serpa. Pero no lo consigue. La policía del régimen de Oliveira Salazar en Serpa entrega al poeta al Cuerpo de Investigación de Vigilancia de Fronteras de Rosal de la Frontera [Que hizo el atestado].
Si Miguel Hernández hubiera conocido mejor la idiosincrasia de la Raya, hubiera cruzado a Portugal un poco más al norte, de Valencia del Mombuey a Barrancos, hospitalario pueblo alentejano donde incluso la casa del médico, el doctor Fernandes, cercana a la iglesia, era lugar de refugio de huidos republicanos y donde el cura párroco, el padre Antonio Almeida, dejaba abierto el postigo de su puerta para que se escondieran en su casa los «rojos» que necesitaran auxilio y protección.
Pero el poeta escogió mal, cruzó la frontera más al sur y comenzó así un calvario por varias cárceles españolas que acabó con su salud y con su vida el 28 de marzo de 1942. Es cierto que en 1939 fue liberado, pero volvió a equivocarse: en lugar de escapar, regresó con su familia y llegó la detención definitiva.
Rosal de la Frontera es un pueblo blanco y grande de la Raya Seca. Hace ya muchos kilómetros, en concreto desde Cheles, que el Guadiana ha dejado de ser frontera para adentrarse en Portugal. Rosal es un pueblo relativamente moderno. Se creó hacia 1860 y mantiene la tónica demográfica rayana: 3.500 habitantes en 1950-60 y la mitad hoy.
Rosal tiene una plaza bonita, un dolmen monumental y una casa de cultura que honra la figura del poeta cautivo: está instalada en la cárcel donde pasó sus primeros días preso Miguel Hernández, se reproduce la celda donde estuvo encerrado y se pueden conocer diversas facetas de su vida y de su obra.
Más interesante resulta, al otro lado de la frontera, la villa de Serpa, uno de los pueblos sorpresa de la Raya. Serpa llegó a ser un emporio artesanal y mercantil. Pero eso fue en el siglo XVI, cuando en el Alentejo se concentraba el mayor número de centros urbanos de Portugal y la región contribuía con el 27% de los impuestos a la monarquía portuguesa. En ese tiempo, Serpa destacaba por su agricultura, su ganadería, su artesanía y su comercio.
Como en el resto del Alentejo, las guerras de Restauración de la independencia portuguesa, de Sucesión de España y napoleónica, acabaron, entre 1640 y 1814, con el desarrollo de la región. Los terratenientes se trasladaron a la Corte, se implantó el monocultivo del trigo y se acabó el equilibrio económico. Serpa llegó a tener 32.000 habitantes en 1960. Hoy, para no ser menos que Rosal y los pueblos vecinos, tiene exactamente la mitad: 16.000 en el municipio y 6.000 en la villa.
Serpa no goza de la misma fama que Monsanto, Monsaraz o Marvao, pero gracias a ello casi no hay contaminación turística y su visita es una admiración continua: no te esperas nada de lo que ves y la sorpresa gratifica mucho más que tantas postales repetidas.
En Serpa, se conservan tres monumentos nacionales portugueses: el palacio de Ficalho, las murallas y la iglesia de San Francisco. Se puede pasear por la Rua da Figueira, declarada la calle más blanca de Portugal en 1987. Y, en fin, su casco viejo es un laberinto encalado de callejas preciosas donde salen al paso una plaza magnífica con su típico Café Alentejano y un hogar de la tercera edad donde «é estritamente proibido a permanéncia de pessoas alcoolizadas». Merece la pena ir a Rosal y a Serpa y rememorar la huida fallida de Miguel Hernández.
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Editorial ECU
Carlos Loreiro gana el Premio Nacional de Poesía Joven 'Miguel Hernández' 2014
- El premio se acoge a la modalidad de Poesía Joven Miguel Hernández
- Concedido a un autor español menor de 31 años, está dotado con 20.000 euros
- Carlos Loreiro (Castellón, 1987) es licenciado en Filología Hispánica
El autor Carlos Loreiro ha sido galardonado este martes con el Premio Nacional de Literatura en la modalidad de Poesía Joven Miguel Hernández correspondiente a 2014 por la obra Los poemas de Marcelo Aguafuerte: crónicas para El buey Apis, publicada por la editorial Leteo. El premio distingue una obra de poesía publicada en 2013 por un autor español menor de 31 años y está dotado con 20.000 euros.
El jurado ha concedido el premio a esta obra por ser "un poemario crítico con lo postmoderno y su trivialidad, un viaje a través del cual se insertan autores de diversas tradiciones, una poesía culturalista pero encarnada en las vivencias del autor, con un lenguaje personal y novedoso", segín informa la agencia Europa Press.
Carlos Loreiro (Castellón, 1987) es licenciado en Filología Hispánica y ha realizado estudios de doctorado en la Universidad de Valencia. Algunos de su poemas y otros textos han sido publicados en los volúmenes colectivos La Pasión según San Ateo (Acotaciones en la caja negra, 2012), Inflexiones (Publicacions de la Universitat de València, 2012), Chénere (Premio Félix Francisco Casanova del Servicio de Publicaciones del Cabildo Insular de La Palma, 2013), y Calle de las Impertinencias (Germania, 2013).
El Jurado, presidido por Teresa Lizaranzu, directora general de Políticas e Industrias Culturales y del Libro, ha estado compuesto por Mónica Fernández, subdirectora general de Promoción del Libro, la Lectura y las Letras Españolas; Martha Asunción Alonso, autora galardonada en 2012; Unai Velasco, autor galardonado en 2013; y Inés Fernández-Ordóñez, designada por la Real Academia Española.
Asimismo, también han formado parte del jurado Gonzalo Navaza, por la Real Academia Gallega; Sebastián García, por la Real Academia de la Lengua Vasca; Vicenç Llorca, por el Instituto de Estudios Catalanes; Angel Luis Luján, por la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE); Xelo Candel, por la Asociación Española de Críticos Literarios; José Manuel González, por la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE); Helena Guzmán, por el Centro de Estudios de Género de la UNED; y Javier Lostalé, por el ministro de Educación, Cultura y Deporte.
Exposición 50 X 50 en recuerdo a Miguel Hernández en san Vicente del Raspeig
martes, 18 de noviembre de 2014
"Ramón Sijé en su centenario". Edición de Aitor L. Larrabide. Fundación Miguel Hernández de Orihuela. Libro
ISBN.-978-84-942823-0-0.
Fundación Cultural Miguel Hernández
C/. Miguel Hernández, 75
03300 ORIHUELA (Alicante)
96 530 02 45
administracion@miguelhernandezvirtual.com
2014
.......................
Fundación Cultural Miguel Hernández
C/. Miguel Hernández, 75
03300 ORIHUELA (Alicante)
96 530 02 45
administracion@miguelhernandezvirtual.com
2014
.......................
ÍNDICE
Crónica del Centenario,
Hernández, Sijé y la gestación de "Perito en lunas",
La edición sobre el ensayo del Romanticismo
sobre Sijé,
por Gaspar Peral Baeza...................................................................
107
El
pensamiento de Ramón Sijé en "La decadencia de la flauta",
por Ramón Fernández Palmeral......................................................
119
Sobre
Sijé: "La decadencia de la flauta y el reinado de los fantasmas",
por Vicente Hernández Fabregat....................................................
129
Ramón Sijé. Una
aproximación al pensamiento de José Marín
Gutiérrez en el
centenario de su nacimiento,
por
Julio Calvet Botella.......................................................................
135
"He resucitado"
(Vigencia de Ramón Sijé),
por
Antonio Luis Galiano Pérez............................................................
153
Ramón Sijé: activista
cultural, alma atormentada,
por
José Luis Ferris.............................................................................
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Anexo..................................................................................................199
martes, 11 de noviembre de 2014
Regreso al nicho 1009. Anónimo
REGRESO AL NICHO 1009
La niebla corta la oscuridad como un cuchillo y oculta a la luna que supongo y, deseo llena; la noche se puebla de bruma y en ella tiemblan voces; imagino espectros, siento presencia y… me nace el miedo.
Adoleceré de falta de originalidad y diré que lo intuía, estas sensaciones confirman mis temores, fundamentan mis sospechas, esta noche es especial en este lugar y, para mí, será tétrica y larga.
El valor no es una de mis virtudes, no obstante acepté este puesto de trabajo, en el cementerio, por pura necesidad de supervivencia. Había agotado la prestación por desempleo, mis ahorros se habían esfumado, no me podía permitir decir que no a una oferta laboral sea cual fuere y, por lo tanto dije sí. Y no todos los días me arrepiento, pero algunas noches sí.
Y esta noche de luna llena tamizada de niebla, va a ser una de esas ocasiones en las cuales maldiga mi decisión, lo sé. Hace lustros que sucede y este año no va a ser una excepción, al contrario, precisamente este año, sucederá con más razón.
En otras ocasiones he oído susurros, rumores; he sentido presencias, he presenciado presentimientos; he visto sombras deslizarse evanescentes, misteriosas; y, por si todos esos sobresaltos no fueran suficientes, cada treinta de octubre, sucede esto. Pura magia incomprensible o inexplicable que empieza con una mirada, unos ojos oscuros y muy abiertos que, ávidos de luz, me miran por un instante.
Pero vayamos despacio y en orden cronológico, contaré primero lo acontecido ayer y luego, si hay ocasión, lo que suceda hoy según vaya ocurriendo.
Ayer el día comenzó lloviendo. Una tormenta gris e infernal, con viento de ráfagas fuertes y gélidas. Septiembre había sido soleado y cálido, en cambio en octubre todo cambió; todo, no solamente el tiempo, y yo sabía que aquellos cambios eran un mal presagio, un funesto augurio…
Aquel nuevo día no me gustaba y menos aun me atraía su noche. Los truenos no cesaban, parecían enfadados y no permitían la aparición del habitual y necesario silencio nocturno. Y eran truenos de esos desgarradores que interrumpen el descanso si has tenido la fortuna de haber conciliado el sueño, truenos hórridos de los que arrastran miedos consigo y ya no te permiten dormir si te sorprenden despierto.
Las gotas de lluvia castigaban el mármol de las tumbas sin descanso. No sé cómo alguna vez llegué a pensar que era grato y relajante ese ruido estridente. De repente cesó el temporal, como si una parte de mis oraciones hubieran sido escuchadas y las peticiones formuladas en ellas, concedidas. Sin embargo, una tiniebla amenazadora y tan silenciosa que se podía escuchar su sonido, resultando este tan horrísono y estrepitoso como el de la furia de la tormenta, sucedió al chaparrón.
El frío de la noche y la humedad persistente golpeaban en mi rostro manteniéndome despejado, el miedo me mantenía alerta, atento a cualquier sonido, a cualquier… mirada. En el cementerio apenas se vislumbraban sombras y de vez en cuando, con ayuda de los rayos, la intermitente blancura violenta de las lápidas impactando contra el fondo negro se las tinieblas.
Y entonces lo vi.
No era un fantasma esa figura oscura que ayer surgió entre las tinieblas dándome un buen susto, era mi predecesor en el puesto, un vigilante ya jubilado, aquél que había resistido tanto tiempo de misterios e incertidumbres en el cementerio de Orihuela [Alicante], que ahora, ya apartado del servicio, apenas podía dejar de visitarlo a diario. Tal era la atracción que ejercía el camposanto.
No me produjo demasiado pavor su presencia, lo había visto en otras ocasiones y supe enseguida que era él, que esta vez no era un espectro ni un engendro, que se trataba, al menos por el momento, de alguien humano y vivo.
En cuanto puso el pie dentro del cementerio fui tras él, lo seguí, aunque bien sabía yo el lugar al que se dirigía. Al nicho 1009. Se detuvo en una zona casi en penumbra, allí donde la luz de las farolas del paseo nunca se atreven a entrar, frente a un nicho sin flores que ya nadie visita porque está vacío. El famélico esqueleto que sucedió al famélico cuerpo que lo habitaba, fue trasladado hace tiempo, en 1987 si no recuerdo mal, a otro panteón donde reposa en la actualidad junto a su esposa y su hijo.
_ Miguel ya no está ahí y tú lo sabes mejor que nadie- dije sin saludo previo.
_ Sí lo sé, pero aquí estuvo mucho tiempo, casi tanto como yo he estado cuidando de este recinto sagrado.
_ Y ¿qué te trae hoy por aquí y a estas horas intempestivas?
_ Mañana es su cumpleaños, ¿lo sabes, verdad? Su centenario para más detalle.
_ Sí lo sé, es una fecha marcada en rojo en mi calendario.
_ No temas, lleva años sucediendo, son sus amigos, vienen a saludarle, pasan un rato con él, lo felicitan según su propia ambigua tradición y, tal como parecen, se vuelven a marchar. No te pasará nada malo.
_ Quizá, pero sigue sin gustarme, no consigo acostumbrarme.
_ Este año será especial.
_ Lo dices por que se trata del centenario de su nacimiento.
_ Sí, pero hay algo más- me dijo tendiéndome un recorte de un periódico y poniéndolo al alcance de mi mirada. Solo leí el titular, no había luz suficiente para desenmarañar las pequeñas letras negras del resto del artículo que se apelotonaban confusas en la oscuridad, no obstante, con lo que vi fue suficiente para comprender de qué se trataba.
“En breve aparecerán dos poesías inéditas de Miguel Hernández”.
_ A estas alturas nuevos poemas, ¿crees que es cierto o es un titular más de la prensa sensacionalista con motivo del centenario?- no respondió pero por la forma en que me miró supe que sí. Creía que era cierto. Lo sabía.
Estuvo mucho tiempo en silencio, mirando fijamente al nicho 1009, movía sus labios pero no emitía sonido alguno, pensé que rezaba, luego, de repente, comenzó a recitar un poema.
_ “Sí se me acaba la vida
y de mí no sabes más
busca en la tierra de España
que cruzado a sus terrones
en ella me encontrarás…”
_ Es uno de los poemas nuevos ¿verdad? Los tienes tú.
_ Sí, es un romance, se titula: “Si se me acaba la vida”, el otro es una silva asonantada, su título: “El retorno”.
_ Si me permites la pregunta, ¿cómo han caído en tus manos?
_ Eran de mi padre, compartió literatura y trincheras con Miguel, fueron compañeros del mismo bando durante la guerra, estuvieron juntos todo el año 1937, el poeta le regaló dos poemas escritos de su puño y letra cuando se despidieron y sus vidas se separaron. Mi padre me los entregó poco antes de morir, poco antes de volver a ser compañero de Miguel aquí, en el cementerio, estos dos poemas eran su tesoro más querido, ¡están tan deterioradas las dos cuartillas de tanto manosearlas y leerlas que casi se les cae la tinta!
_ ¿Estás completamente seguro de que son obra de Miguel Hernández?
_ Totalmente seguro, además de tener el testimonio de mi padre, con lo cual ya sería suficiente garantía, he visto y estudiado sus características literarias, están plagados de referencias a su tierra amada, de ecos amorosos y sentimientos de dolor, de palabras de sangre y de gritos de muerte. Tienen todas las características de la escritura de Miguel.
_ ¿Conservas entonces los originales con la letra del poeta?
_ Los conservaba hasta hace un par de días, ahora no sé dónde están, aunque lo sospecho. Por estas fechas siempre me sucede lo mismo, desaparecen misteriosamente, no los encuentro donde los dejé, se evaporan abandonando en lugar donde los guardo, no hay caja fuerte ni combinación que consiga retenerlos. Vuelan. Después, al día siguiente de su cumpleaños, vengo a buscarlos aquí, al cementerio. Siempre los hallo al pie del nicho 1009. Siempre. Si mañana no pudiera venir yo, ¿quieres tú buscarlos pro mí y guardarlos hasta que yo regrese?
_ Sí, los buscaré y si los encuentro los guardaré, pero ¿por qué razón no podrás venir tú, como siempre, a por ellos?
_ No lo sé, es un presentimiento, una más de mis locuras. Desde que decidí publicar los poemas tengo una extraña sensación, como si no estuviera obrando bien, como si fuera a arrojar luz a una sombra secreta que no me pertenece y cuyo propietario prefiere mantener en la arcana penumbra de la inexistencia.
_ Si en verdad hay dos obras inéditas de Miguel Hernández la humanidad debe conocerlas, no se pueden mantener en secreto, no se deben ocultar a la historia de la literatura y menos ahora, en plena celebración del centenario del nacimiento del poeta. No son tuyas, ni de tu padre, ni siquiera de Miguel, son patrimonio de la humanidad.
_ Sí, piensas igual que yo, pero tal vez “ellos” no piensen lo mismo, mañana obtendremos la respuesta.
Ya había amanecido cuando llegué a casa calado hasta los huesos y con frío en cuerpo y alma. La ducha consiguió hacerme entrar en calor pero también desvelarme, di mil vueltas en la cama y ante mi inquietud creciente y el nerviosismo que me impedía dormir, opté por levantarme.
Pasé el día sumergido en el aturdimiento del insomne, creyéndome observado por unos ojos oscuros permanentemente abiertos, leyendo poemas de Miguel, buscando anécdotas de su vida…
No lo mataron, ni siquiera tuvieron ese detalle que hubiera acortado su padecimiento, lo dejaron morir en soledad, lo dejaron apagarse poco a poco, consumiéndose en el dolor y la angustia de su celda. Quizá por eso murió con los ojos abiertos, para no perderse nada de las miserias humanas, para que en sus pupilas, viera quien lo amortajaba, el reflejo de la injusticia cometida, para que sus ojos oscuros, en búsqueda permanente de la luz, me miraran cada año desde el silencio de su niebla.
Y aquí estoy de nuevo, en mi puesto, sumergido en la oscuridad de la noche en el cementerio, hundido en el miedo; ya siento los ojos abiertos clavados en mi cuerpo, ya oigo susurros, percibo carreras veloces en los pasillos vacíos del camposanto, siento como se aproximan. Es ya medianoche, es ya treinta de octubre y no podían faltar a su cita.
No son fantasmas los que salen de la niebla, es la propia bruma la que nace de sus lamas yertas. Son los mismos de siempre, sus amigo; son poetas y escritores, todos ellos, como Miguel, ya fallecidos hace tiempo. Puedo verlos con mis ojos asustados a la luz de la poca luna que atraviesa su niebla, ahí están: Juan Ramón Jiménez, Neruda, León Felipe, Lorca, Vicente Aleixandre, Luis, Emilio, Manolo, Alberti, Arturo, Pedro, Juan, Antonio Machado; levitan murmurando sus poemas, avanzando entre la niebla que les nace a cada paso, se detienen a los pies de una sepultura. La de siempre.
De nuevo huele a azahar esta tierra yerta, de nuevo recitan versos sobre la tumba donde yace Miguel y, despierta la mirada incesante del “hombre que acecha” mientras yo tiemblo y “el rayo no cesa”. Parece de nuevo que el Miguel amigo ha llamado a los poetas como hizo en vida y ellos, esta vez sí, han acudido a su llamada.
Y parece que ya desaparecen, difuminados en su niebla, se apartan de la tumba y yo me acerco a ella. Sobre el túmulo de Miguel han escrito las manos descarnadas de sus amigos un fragmento de uno de sus poemas:
“Callo después de muerto.
Hablas después de viva.
Pobres conversaciones
desusadas por dichas,
nos llevan a lo mejor
de la muerte y la vida.”
Al final, justo encima de sus nombres, otra frase: Feliz centenario Miguel.
Se ha trasladado el rumor de sus versos a otro lugar apartado, al sitio que bien conozco; ahora toda la comitiva de aparecidos, arrodillados junto al nicho 1009, recitan un poema:
_ “No salgas al camino del retorno
que el que esperas ha muerto.
Esconde tus sonrisas y tus flores
y sigue con la rueca de tu ensueño”.
Es su amigo más cercano, Vicente Aleixandre, quien entona con mayor fervor los últimos versos del poema:
_ “Soy viajero
de un camino de horror
que sella el labio, ciega los ojos
y me abrasa el pecho”.
Se levantan, se despiden, desaparecen. Sopla el “viento del pueblo” persiguiendo aromas dulces sin calvarios, arrastrando ausencias en la niebla. En la bruma desaparecen y ésta desaparece con ellos, como si fantasmas y nebulosa una sola cosa fueran.
Siento la mirada ardiente de unos ojos grandes y densos en mis manos, tengo una promesa por cumplir: de “nacido en mala luna” paso a sentirme “perito en luna llena” y, a su luz, que sí se atreve a iluminar el nicho 1009, busco dos cuartillas escritas a mano. No tardo en encontrarlas, al pie del gélido mármol que oculta la concavidad donde durante muchos años reposó el cuerpo de su autor, las han dejado.
Dos cuartillas, ambas escritas por las dos caras, repletas de sus letras dolorosas y de su literatura ensangrentada. Cada una de ellas contiene un poema y un pedacito de su alma: “Si se me acaba la vida” y “El regreso” rezan los títulos de cada una de ellas en su inicio.
Se le acabó la vida a Miguel demasiado pronto y no pudo regresar.
Ya no hay niebla, ni fantasmas. Solo silencio, luna llena y letras inéditas en azul melancolía, cubren la tumba del poeta.
* Nota del autor: El fragmento escrito en negrita es una adaptación del inicio de otro relato, el titulado “Croac” cuyo autor es Javier Valls Borja.
Anónimo
La niebla corta la oscuridad como un cuchillo y oculta a la luna que supongo y, deseo llena; la noche se puebla de bruma y en ella tiemblan voces; imagino espectros, siento presencia y… me nace el miedo.
Adoleceré de falta de originalidad y diré que lo intuía, estas sensaciones confirman mis temores, fundamentan mis sospechas, esta noche es especial en este lugar y, para mí, será tétrica y larga.
El valor no es una de mis virtudes, no obstante acepté este puesto de trabajo, en el cementerio, por pura necesidad de supervivencia. Había agotado la prestación por desempleo, mis ahorros se habían esfumado, no me podía permitir decir que no a una oferta laboral sea cual fuere y, por lo tanto dije sí. Y no todos los días me arrepiento, pero algunas noches sí.
Y esta noche de luna llena tamizada de niebla, va a ser una de esas ocasiones en las cuales maldiga mi decisión, lo sé. Hace lustros que sucede y este año no va a ser una excepción, al contrario, precisamente este año, sucederá con más razón.
En otras ocasiones he oído susurros, rumores; he sentido presencias, he presenciado presentimientos; he visto sombras deslizarse evanescentes, misteriosas; y, por si todos esos sobresaltos no fueran suficientes, cada treinta de octubre, sucede esto. Pura magia incomprensible o inexplicable que empieza con una mirada, unos ojos oscuros y muy abiertos que, ávidos de luz, me miran por un instante.
Pero vayamos despacio y en orden cronológico, contaré primero lo acontecido ayer y luego, si hay ocasión, lo que suceda hoy según vaya ocurriendo.
Ayer el día comenzó lloviendo. Una tormenta gris e infernal, con viento de ráfagas fuertes y gélidas. Septiembre había sido soleado y cálido, en cambio en octubre todo cambió; todo, no solamente el tiempo, y yo sabía que aquellos cambios eran un mal presagio, un funesto augurio…
Aquel nuevo día no me gustaba y menos aun me atraía su noche. Los truenos no cesaban, parecían enfadados y no permitían la aparición del habitual y necesario silencio nocturno. Y eran truenos de esos desgarradores que interrumpen el descanso si has tenido la fortuna de haber conciliado el sueño, truenos hórridos de los que arrastran miedos consigo y ya no te permiten dormir si te sorprenden despierto.
Las gotas de lluvia castigaban el mármol de las tumbas sin descanso. No sé cómo alguna vez llegué a pensar que era grato y relajante ese ruido estridente. De repente cesó el temporal, como si una parte de mis oraciones hubieran sido escuchadas y las peticiones formuladas en ellas, concedidas. Sin embargo, una tiniebla amenazadora y tan silenciosa que se podía escuchar su sonido, resultando este tan horrísono y estrepitoso como el de la furia de la tormenta, sucedió al chaparrón.
El frío de la noche y la humedad persistente golpeaban en mi rostro manteniéndome despejado, el miedo me mantenía alerta, atento a cualquier sonido, a cualquier… mirada. En el cementerio apenas se vislumbraban sombras y de vez en cuando, con ayuda de los rayos, la intermitente blancura violenta de las lápidas impactando contra el fondo negro se las tinieblas.
Y entonces lo vi.
No era un fantasma esa figura oscura que ayer surgió entre las tinieblas dándome un buen susto, era mi predecesor en el puesto, un vigilante ya jubilado, aquél que había resistido tanto tiempo de misterios e incertidumbres en el cementerio de Orihuela [Alicante], que ahora, ya apartado del servicio, apenas podía dejar de visitarlo a diario. Tal era la atracción que ejercía el camposanto.
No me produjo demasiado pavor su presencia, lo había visto en otras ocasiones y supe enseguida que era él, que esta vez no era un espectro ni un engendro, que se trataba, al menos por el momento, de alguien humano y vivo.
En cuanto puso el pie dentro del cementerio fui tras él, lo seguí, aunque bien sabía yo el lugar al que se dirigía. Al nicho 1009. Se detuvo en una zona casi en penumbra, allí donde la luz de las farolas del paseo nunca se atreven a entrar, frente a un nicho sin flores que ya nadie visita porque está vacío. El famélico esqueleto que sucedió al famélico cuerpo que lo habitaba, fue trasladado hace tiempo, en 1987 si no recuerdo mal, a otro panteón donde reposa en la actualidad junto a su esposa y su hijo.
_ Miguel ya no está ahí y tú lo sabes mejor que nadie- dije sin saludo previo.
_ Sí lo sé, pero aquí estuvo mucho tiempo, casi tanto como yo he estado cuidando de este recinto sagrado.
_ Y ¿qué te trae hoy por aquí y a estas horas intempestivas?
_ Mañana es su cumpleaños, ¿lo sabes, verdad? Su centenario para más detalle.
_ Sí lo sé, es una fecha marcada en rojo en mi calendario.
_ No temas, lleva años sucediendo, son sus amigos, vienen a saludarle, pasan un rato con él, lo felicitan según su propia ambigua tradición y, tal como parecen, se vuelven a marchar. No te pasará nada malo.
_ Quizá, pero sigue sin gustarme, no consigo acostumbrarme.
_ Este año será especial.
_ Lo dices por que se trata del centenario de su nacimiento.
_ Sí, pero hay algo más- me dijo tendiéndome un recorte de un periódico y poniéndolo al alcance de mi mirada. Solo leí el titular, no había luz suficiente para desenmarañar las pequeñas letras negras del resto del artículo que se apelotonaban confusas en la oscuridad, no obstante, con lo que vi fue suficiente para comprender de qué se trataba.
“En breve aparecerán dos poesías inéditas de Miguel Hernández”.
_ A estas alturas nuevos poemas, ¿crees que es cierto o es un titular más de la prensa sensacionalista con motivo del centenario?- no respondió pero por la forma en que me miró supe que sí. Creía que era cierto. Lo sabía.
Estuvo mucho tiempo en silencio, mirando fijamente al nicho 1009, movía sus labios pero no emitía sonido alguno, pensé que rezaba, luego, de repente, comenzó a recitar un poema.
_ “Sí se me acaba la vida
y de mí no sabes más
busca en la tierra de España
que cruzado a sus terrones
en ella me encontrarás…”
_ Es uno de los poemas nuevos ¿verdad? Los tienes tú.
_ Sí, es un romance, se titula: “Si se me acaba la vida”, el otro es una silva asonantada, su título: “El retorno”.
_ Si me permites la pregunta, ¿cómo han caído en tus manos?
_ Eran de mi padre, compartió literatura y trincheras con Miguel, fueron compañeros del mismo bando durante la guerra, estuvieron juntos todo el año 1937, el poeta le regaló dos poemas escritos de su puño y letra cuando se despidieron y sus vidas se separaron. Mi padre me los entregó poco antes de morir, poco antes de volver a ser compañero de Miguel aquí, en el cementerio, estos dos poemas eran su tesoro más querido, ¡están tan deterioradas las dos cuartillas de tanto manosearlas y leerlas que casi se les cae la tinta!
_ ¿Estás completamente seguro de que son obra de Miguel Hernández?
_ Totalmente seguro, además de tener el testimonio de mi padre, con lo cual ya sería suficiente garantía, he visto y estudiado sus características literarias, están plagados de referencias a su tierra amada, de ecos amorosos y sentimientos de dolor, de palabras de sangre y de gritos de muerte. Tienen todas las características de la escritura de Miguel.
_ ¿Conservas entonces los originales con la letra del poeta?
_ Los conservaba hasta hace un par de días, ahora no sé dónde están, aunque lo sospecho. Por estas fechas siempre me sucede lo mismo, desaparecen misteriosamente, no los encuentro donde los dejé, se evaporan abandonando en lugar donde los guardo, no hay caja fuerte ni combinación que consiga retenerlos. Vuelan. Después, al día siguiente de su cumpleaños, vengo a buscarlos aquí, al cementerio. Siempre los hallo al pie del nicho 1009. Siempre. Si mañana no pudiera venir yo, ¿quieres tú buscarlos pro mí y guardarlos hasta que yo regrese?
_ Sí, los buscaré y si los encuentro los guardaré, pero ¿por qué razón no podrás venir tú, como siempre, a por ellos?
_ No lo sé, es un presentimiento, una más de mis locuras. Desde que decidí publicar los poemas tengo una extraña sensación, como si no estuviera obrando bien, como si fuera a arrojar luz a una sombra secreta que no me pertenece y cuyo propietario prefiere mantener en la arcana penumbra de la inexistencia.
_ Si en verdad hay dos obras inéditas de Miguel Hernández la humanidad debe conocerlas, no se pueden mantener en secreto, no se deben ocultar a la historia de la literatura y menos ahora, en plena celebración del centenario del nacimiento del poeta. No son tuyas, ni de tu padre, ni siquiera de Miguel, son patrimonio de la humanidad.
_ Sí, piensas igual que yo, pero tal vez “ellos” no piensen lo mismo, mañana obtendremos la respuesta.
Ya había amanecido cuando llegué a casa calado hasta los huesos y con frío en cuerpo y alma. La ducha consiguió hacerme entrar en calor pero también desvelarme, di mil vueltas en la cama y ante mi inquietud creciente y el nerviosismo que me impedía dormir, opté por levantarme.
Pasé el día sumergido en el aturdimiento del insomne, creyéndome observado por unos ojos oscuros permanentemente abiertos, leyendo poemas de Miguel, buscando anécdotas de su vida…
No lo mataron, ni siquiera tuvieron ese detalle que hubiera acortado su padecimiento, lo dejaron morir en soledad, lo dejaron apagarse poco a poco, consumiéndose en el dolor y la angustia de su celda. Quizá por eso murió con los ojos abiertos, para no perderse nada de las miserias humanas, para que en sus pupilas, viera quien lo amortajaba, el reflejo de la injusticia cometida, para que sus ojos oscuros, en búsqueda permanente de la luz, me miraran cada año desde el silencio de su niebla.
Y aquí estoy de nuevo, en mi puesto, sumergido en la oscuridad de la noche en el cementerio, hundido en el miedo; ya siento los ojos abiertos clavados en mi cuerpo, ya oigo susurros, percibo carreras veloces en los pasillos vacíos del camposanto, siento como se aproximan. Es ya medianoche, es ya treinta de octubre y no podían faltar a su cita.
No son fantasmas los que salen de la niebla, es la propia bruma la que nace de sus lamas yertas. Son los mismos de siempre, sus amigo; son poetas y escritores, todos ellos, como Miguel, ya fallecidos hace tiempo. Puedo verlos con mis ojos asustados a la luz de la poca luna que atraviesa su niebla, ahí están: Juan Ramón Jiménez, Neruda, León Felipe, Lorca, Vicente Aleixandre, Luis, Emilio, Manolo, Alberti, Arturo, Pedro, Juan, Antonio Machado; levitan murmurando sus poemas, avanzando entre la niebla que les nace a cada paso, se detienen a los pies de una sepultura. La de siempre.
De nuevo huele a azahar esta tierra yerta, de nuevo recitan versos sobre la tumba donde yace Miguel y, despierta la mirada incesante del “hombre que acecha” mientras yo tiemblo y “el rayo no cesa”. Parece de nuevo que el Miguel amigo ha llamado a los poetas como hizo en vida y ellos, esta vez sí, han acudido a su llamada.
Y parece que ya desaparecen, difuminados en su niebla, se apartan de la tumba y yo me acerco a ella. Sobre el túmulo de Miguel han escrito las manos descarnadas de sus amigos un fragmento de uno de sus poemas:
“Callo después de muerto.
Hablas después de viva.
Pobres conversaciones
desusadas por dichas,
nos llevan a lo mejor
de la muerte y la vida.”
Al final, justo encima de sus nombres, otra frase: Feliz centenario Miguel.
Se ha trasladado el rumor de sus versos a otro lugar apartado, al sitio que bien conozco; ahora toda la comitiva de aparecidos, arrodillados junto al nicho 1009, recitan un poema:
_ “No salgas al camino del retorno
que el que esperas ha muerto.
Esconde tus sonrisas y tus flores
y sigue con la rueca de tu ensueño”.
Es su amigo más cercano, Vicente Aleixandre, quien entona con mayor fervor los últimos versos del poema:
_ “Soy viajero
de un camino de horror
que sella el labio, ciega los ojos
y me abrasa el pecho”.
Se levantan, se despiden, desaparecen. Sopla el “viento del pueblo” persiguiendo aromas dulces sin calvarios, arrastrando ausencias en la niebla. En la bruma desaparecen y ésta desaparece con ellos, como si fantasmas y nebulosa una sola cosa fueran.
Siento la mirada ardiente de unos ojos grandes y densos en mis manos, tengo una promesa por cumplir: de “nacido en mala luna” paso a sentirme “perito en luna llena” y, a su luz, que sí se atreve a iluminar el nicho 1009, busco dos cuartillas escritas a mano. No tardo en encontrarlas, al pie del gélido mármol que oculta la concavidad donde durante muchos años reposó el cuerpo de su autor, las han dejado.
Dos cuartillas, ambas escritas por las dos caras, repletas de sus letras dolorosas y de su literatura ensangrentada. Cada una de ellas contiene un poema y un pedacito de su alma: “Si se me acaba la vida” y “El regreso” rezan los títulos de cada una de ellas en su inicio.
Se le acabó la vida a Miguel demasiado pronto y no pudo regresar.
Ya no hay niebla, ni fantasmas. Solo silencio, luna llena y letras inéditas en azul melancolía, cubren la tumba del poeta.
* Nota del autor: El fragmento escrito en negrita es una adaptación del inicio de otro relato, el titulado “Croac” cuyo autor es Javier Valls Borja.
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