Sinopsis:

Página multimedia virtual sobre la vida, obra y acontecimientos del universal poeta Miguel Hernández -que murió por servir una idea- con motivo del I Centenario de su nacimiento (1910-2010). Administrada por Ramón Fernández Palmeral. ALICANTE (España). Esta página no es responsable de los comentarios de sus colaboradores. Contacto: ramon.palmeral@gmail.com

viernes, 11 de noviembre de 2011

Testiminos de Asunción Sevilla, esposa de Antonio Román Cuenca


ASUNCION SEVILLA; "MIGUEL, ME ENTREGABA LAS CARTAS PARA LOS FAMILIARES DE LOS PRESOS"

Asunción Sevilla, esposa de Antonio Ramón Cuenca, aún tiene los rasgos de una mujer que poseyó una excepcional belleza. Nos acompaña a la hora de hacer las fotografías. Es mujer de mucho temperamento. Muy socialista.

y hablamos de Miguel. Ella iba un día si y otro no a la cárcel. Y todos los días que visitaba a su esposo hablaba con el mejor amigo que tenía en la prisión, además paisanos y amigos de pastoreo. Asunción Sevilla había intimado mucho con Josefina Manresa. En las visitas a la cárcel viajaban en el mismo autobús. Josefina montaba en Cox, se contaban sus problemas y juntas entraban y salían después de las entrevistas con sus maridos. Asunción sufría mucho, cuando al llegar a Cox, no veía a Josefina en el grupo de los que esperaban el autobus. Miguel se ponía triste cuando Asunción llegaba sola. Era lógico pensar que la tristeza no era tanto por su falta de presencia, como la preocupación, de que a Josefina y a su hijo, les faltaba lo más elemental.

En una ocasión, varios minutos después de arrancar el autobus, Asunción vio venir de lejos a Josefina. Le pidió al conductor que parara pero este no hizo caso. Al sumarse a la protesta todas las mujeres, esposas, novias o madres de encarcelados, este paró el autobús y Josefina pudo montar. El conductor era precisamente su cuñado. Ese día, Miguel, era feliz, estaba sonriente, quería contagiar su alegría a todos.

"Miguel, había merecido, el cariño que siempre le tuvimos y el respeto que a su memoria le tenemos. El tenía que tener un monumento en la Glorieta quitando el que tiene Franco. Allá, en el Palmeral de San Antón, donde han colocado su busto, no hay más que gitanos. Miguel, en vida, ya era un monumento de humanidad y sabiduría. Y hoy es el mejor poeta que los españoles hemos tenido. Y no quiero hablar más, púes algunos de los que se han colocado en primera fila en los homenajes; que últimamente le han ofrecido, le negaron el pan y la sal cuando en la cárcel necesitaba de todo. Y no quiero dar nombres".

Guapa, muy guapa, con unos ojos que aún resisten la belleza que tuvieron, tuvo que ser Asunción Sevilla, mujer de mucho temperamento -socialista, pletórica hoy de salud y energía. Si ella hablara cuantos mitos se derrumbarían. Miguel, que gozaba en la cárcel de algunos privilegios púes respetaba a todos y de todos se hacía de respetar, le permitían entregar cartas sin pasar por el control. A él le entregaban sus cartas los encarcelados de Orihuela y el me las entregaba a mi. Me ayudaba a repartirlas a madres, novias y esposas, la "Pepeta", no recuerdo su nombre, que estaba casada con Pedro Martínez que fue Jefe de Milicianos. Feliz matrimonio, el formado por Antonio Ramón Cuenca y Asunción Sevilla, y entre los dos, un libro completo se pudiera escribir sobre el auténtico Miguel Hernández.

Publicado en la revista Olaza
Fin de Año 1991

Presos en el Reformatorio de Adultos de Alicante