PROFESOR EN LA AMERICAN UNIVERSITY DE WASHINGTON
´No hay voluntad política para limpiar la memoria de Miguel Hernández´
Fundador de la Clínica Jurídica Internacional de Derechos Humanos de la American University de Washington, Wilson ha llevado causas de presos de Guantánamo y defendió el caso Árbenz, expresidente de Guatemala
01.04.2013 | 11:41/Información, (última pagina nº 52)
Texto deMARÍA BONILLO.-
El profesor Richard Wilson acompaña cada gesto con una constante sonrisa, a pesar de que los temas con los que trabaja cada día no son nada agradables: la mayoría de ellos son casos se violaciones de derechos humanos. Uno de los casos más sonados del abogado, que acudió a dar una conferencia hace unos días en la Universidad de Valencia, fue la defensa del canadiense Omar Kadhr, adolescente de 16 años enviado a la prisión de Guantánamo en 2002. Ahora, Wilson dice que impulsará un informe para quitar la pena de muerte al poeta oriolano.
¿Cómo se defiende en Guantánamo?
Es el caso más difícil de mi carrera. Son complicados por las condiciones que impone el gobierno en cuanto al acceso al cliente, a la información. La actitud de los jueces es muy dura hacia los detenidos.
¿Cuál es la situación allí?
El preso no sale si la Administración no quiere. Durante la administración Bush salieron unos 500 de los casi 800 que estaban ahí. Bajo el mandato de Obama, que se comprometió a cerrar la base al asumir el poder, se han dejado en libertad a unos 75. Hoy en día quedan 164. Ahora la situación está congelada. No se sabe cuándo se va a cerrar ni cómo.
¿Qué le parece el Nobel de la Paz que recibió Obama en relación con su actitud con Guantánamo?
El premio lo mereció pero no por esto. Merece el galardón por su compromiso con otras líneas de abrir diálogo entre comunidades de los EE UU y buscar cómo resolver sus problemas. La política de Guantánamo, del terrorismo, es tan fuerte, las heridas están tan abiertas todavía por los ataques del 11-S, que él se queda paralizado. En estas elecciones, si quería ganar, tenía que posicionarse contra el terrorismo, y hablar de Guantánamo baja puntos. Se comprometió a no usar tortura y está cumpliendo.
Otro de sus defensas más conocidas es la de Jacobo Árbenz, presidente de Guatemala, que terminó con éxito.
Se puede comparar con el de Miguel Hernández. Jacobo, que fue presidente de Guatemala de 1951 a 1954, fue derrocado con un golpe de estado patrocinado por la CIA. Perdió sus terrenos, su casa, sus cuentas bancarias, todo. Se quedó en el exilio hasta que murió en el 72. Su viuda y sus nietos enviaron una demanda a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y, al saber que había aceptado el caso, buscaron abogado.
¿Se podría extrapolar el caso al de Miguel Hernández?
Veo la posibilidad, pero hace falta voluntad política, que francamente creo que no existe. Hay que quitarle la pena de muerte, no se pude dejar esa condena judicial en su expediente. Debe ser borrado y restaurar completamente su reputación y su honor.
¿Piensa meterse en el caso del poeta?
Desde Washington vamos a examinar alguna posibilidad para ayudar de alguna forma, ahora que la clínica jurídica de aquí quiere presentar el caso a la Comisión de Derechos Humanos de la ONU.
El profesor Richard Wilson acompaña cada gesto con una constante sonrisa, a pesar de que los temas con los que trabaja cada día no son nada agradables: la mayoría de ellos son casos se violaciones de derechos humanos. Uno de los casos más sonados del abogado, que acudió a dar una conferencia hace unos días en la Universidad de Valencia, fue la defensa del canadiense Omar Kadhr, adolescente de 16 años enviado a la prisión de Guantánamo en 2002. Ahora, Wilson dice que impulsará un informe para quitar la pena de muerte al poeta oriolano.
¿Cómo se defiende en Guantánamo?
Es el caso más difícil de mi carrera. Son complicados por las condiciones que impone el gobierno en cuanto al acceso al cliente, a la información. La actitud de los jueces es muy dura hacia los detenidos.
¿Cuál es la situación allí?
El preso no sale si la Administración no quiere. Durante la administración Bush salieron unos 500 de los casi 800 que estaban ahí. Bajo el mandato de Obama, que se comprometió a cerrar la base al asumir el poder, se han dejado en libertad a unos 75. Hoy en día quedan 164. Ahora la situación está congelada. No se sabe cuándo se va a cerrar ni cómo.
¿Qué le parece el Nobel de la Paz que recibió Obama en relación con su actitud con Guantánamo?
El premio lo mereció pero no por esto. Merece el galardón por su compromiso con otras líneas de abrir diálogo entre comunidades de los EE UU y buscar cómo resolver sus problemas. La política de Guantánamo, del terrorismo, es tan fuerte, las heridas están tan abiertas todavía por los ataques del 11-S, que él se queda paralizado. En estas elecciones, si quería ganar, tenía que posicionarse contra el terrorismo, y hablar de Guantánamo baja puntos. Se comprometió a no usar tortura y está cumpliendo.
Otro de sus defensas más conocidas es la de Jacobo Árbenz, presidente de Guatemala, que terminó con éxito.
Se puede comparar con el de Miguel Hernández. Jacobo, que fue presidente de Guatemala de 1951 a 1954, fue derrocado con un golpe de estado patrocinado por la CIA. Perdió sus terrenos, su casa, sus cuentas bancarias, todo. Se quedó en el exilio hasta que murió en el 72. Su viuda y sus nietos enviaron una demanda a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y, al saber que había aceptado el caso, buscaron abogado.
¿Se podría extrapolar el caso al de Miguel Hernández?
Veo la posibilidad, pero hace falta voluntad política, que francamente creo que no existe. Hay que quitarle la pena de muerte, no se pude dejar esa condena judicial en su expediente. Debe ser borrado y restaurar completamente su reputación y su honor.
¿Piensa meterse en el caso del poeta?
Desde Washington vamos a examinar alguna posibilidad para ayudar de alguna forma, ahora que la clínica jurídica de aquí quiere presentar el caso a la Comisión de Derechos Humanos de la ONU.