Una ruta recorre los escenarios de la vida de Ramón Sijé y sirve de aperitivo a la Senda
En Marqués de Rafal se escenificó
la alocución que Miguel Hernández hizo sobre su amigo en el acto en el
que se puso su nombre a esta plaza
15.04.13 - 00:56 -
«Con un lado de faz en la mañana y otro en la habitación».
Así recordaba Miguel Hernández a su amigo Ramón Sijé en una carta desde
Madrid, en el balcón de su casa de la calle Mayor 27 en cuyo bajo se
encontraba Tejidos Alhambra, el comercio que regentaba el padre de José
Marín Gutiérrez. Y bajo aquel balcón, ya desaparecido, comenzó ayer la
Ruta 'Sijeana' organizada por la comisión que se encarga de los actos
del centenario del compañero del alma del poeta, del protagonista de la
'Elegía' que lo inmortalizó para siempre. Unas setenta personas
siguieron el recorrido por los espacios de la vida, y también los de la
muerte, de Ramón Sijé, escenarios que en muchas ocasiones compartió en
su pueblo y el del poeta, con quien tanto quiso.
El Taller Municipal de Teatro hizo que los asistentes
conocieran el por qué de cada parada, de cada rincón, con lecturas de
textos explicativos y de poesías y prosas escritas por Miguel Hernández,
Ramón Sijé o Carlos Fenoll alusivas a todos ellos. El director de la
Cátedra Miguel Hernández de la UMH, Francisco Esteve, se encargó de
guiar la ruta en la que se contó con ejemplares de publicaciones de la
época creadas por el propio Sijé o en las que participó como
'Destellos', 'El Clamor de la verdad' y como no, 'El Gallo Crisis'.
Después de visitar la casa en la que nació y murió Ramón
Sijé el recorrido continuó por la Catedral, donde fue bautizado. Allí se
leyó la partida de inscripción de José Marín Gutiérrez, Pepito Marín, y
a escasos metros, junto al claustro de la seo oriolana, se recreó el
momento en que el Miguel Hernández fue detenido y trasladado a su
primera cárcel, el Seminario Diocesano, cuando paseaba junto con Justino
Marín tras visitar a su familia a la muerte de su amigo. Los
participantes en la ruta, acompañados en todo momento por la música de
la dulzaina y el tamboril, tuvieron la ocasión de conocer dónde se
encontraba el taller de costura 'las civileras', donde trabajó Josefina
Manresa como muchas otras hijas de guardia civil, o de saber que en el
Casino, Hernández y Sijé recitaron la 'Elegía media del toro'.
El Hotel Palace, que se levantaba donde lo hace ahora el
edificio de CAM-Sabadell, era escenario de tertulias literarias
frecuentadas por Sijé y Hernández, y enfrente el poeta presentó el auto
sacramental 'Quién te ha visto y quién te ve', un acto en el que su
amigo hizo de mantenedor.
La Glorieta era un punto que no podía pasar desapercibido
porque allí se realizó la romería literaria que sirvió como homenaje a
Grabriel Miró a su muerte, impulsado por Ramón Sijé entre otros. Ante el
busto del literato se leyeron textos de la época y relatos sobre Los
Andenes y la estación del tren, donde los amigos de Miguel Hernández
despidieron al poeta cuando partió a su primer viaje a Madrid. Desde
este lugar del ensanche oriolano la comitiva volvió de nuevo hacia el
centro, y Esteve los llevó por los aledaños del campo de fútbol y el
Teatro Circo, donde se rotularon en su día dos calles importantes en el
recuerdo a Ramón Sijé, la que lleva el nombre de su hermano, quien se
denominó Gabriel Sijé a la muerte de Pepito y la de Gallo Crisis, donde
se recordó a Buenaventura de Puzol, Juan Colom, Juan Bellod, Jesús
Manuel Alda, José María Quiles y Tomás López entre otros de los que
formaron parte del equipo fundacional de la revista junto con Ramón
Sijé, y se dio lectura de la descripción de la portada de la revista que
hizo su creador, el pintor Paco Die.
En una mañana radiante, casi calurosa, esta 'romería'
continuó por la calle del homenajeado, a la que se dio el nombre del
escritor después de que se le retirara a la actual Plaza del Marqués de
Rafal, que un 14 de abril, el de 1936, se denominó de Ramón Sijé. Entre
la calle San Juan, donde nació Miguel Hernández y la de Arriba, donde
vivió, aparece esta vía en la que la ruta se paró unos minutos antes de
ir a los escenarios más típicos. Primero el Colegio de Santo Domingo,
donde Hernández y Sijé coincidieron de niños sin que entonces les uniera
ningún tipo de relación hasta el Rincón Hernandiano, donde ambos se
reunían en el huerto y la higuera que después aparecerían en la Elegía.
La tahona de Carlos Fenoll, en la calle Arriba número 5 fue la última
parada antes de llegar a la Plaza del Marqués de Rafal, donde se
escenificó la alocución que Miguel Hernández realizó junto a una corona
de laurel en el homenaje de 1936 a Sijé, poco después de su muerte en al
Nochebuena de 1935. Subido a una escalera y vestido como el poeta un
integrante del Taller Municipal de Teatro recordó aquel texto en el que,
entre otras cosas, Hernández mostró su deseo de que «esta piedra y esta
plaza llevaran para siempre el nombre que les ha sido impuestos», algo
que no ha ocurrido.
Tanto aquí como en el Rincón Hernandiano se contó con la
actuación de Antonio Larrosa y Efrén Pamies, quienes pusieron música y
voz a 'Andaluces de Jaén', 'Las nanas de la cebolla' y 'Para la
libertad', esta última coreada por los asistentes. Tras esto un autobús
los llevó hasta el cementerio [Nuestro Padre Jesús], donde, frente a la tumba de Sijé se
recitó la 'Elegía' a la que se acompañó de otra actuación que clarificó
cómo José Marín usó las letras de su nombre para denominarse Ramón Sijé.
La ruta acabó en el camposanto y sirvió como aperitivo para otra, la
Senda del Poeta, que partirá el viernes del Rincón Hernandiano con más
de dos mil personas inscritas.