En estos días he leído dos magníficos y documentados artículos sobre
Miguel Hernández y Federico García Lorca que sacan a la luz la relación de
amistad e intereses que hubo entre estos dos poetas del sacrificio.
A)
Uno es de Ángel Prieto de Paula titulado “¿Quiso Hernández
ser Lorca?”, publicado en Actas del III
Congreso Internacional Miguel Hernández 1910-2010, celebrado con motivo del
centenario de su nacimiento, páginas 33-43, edición del Instituto Alicantino de
Cultura Juan Gil Albert, Alicante 2012. En un trabajo basado en cartas y
documentos de actores tan fiables como Morla Lynch, Juan Ramón Jiménez, Zenobia
Camprubí, Pablo Neruda, Rafael Alberti, Juan Guerrero Ruiz, Manuel
Fernández-Montesinos García (sobrino de Federico), Manuel Altolaguirre más los
estudios de Eutimio Martín y otras referencias biográficas, nos aproxima de una
visión exacta de la relación de amistad entre Hernández y Lorca, donde desgrana,
escudriña y argumento tras argumento, que efectivamente el pastor-poeta, quería
emular el prestigio literario poético y el éxito teatral del granadino que ya
se había estrenado en Madrid, viajado a
Buenos Aires, y ganado en Madrid del 27, y al que Hernández trató de emular en
las tertulias y reuniones literarias como las tertulias nerudianas en Café
Correos i en su casa de Miraflores.
Cita y recuerda Prieto de Paula, muy acertadamente, en la
actitud temeraria e irrespetuosa de Miguel hacia Federico en la primera carta de
30 de abril de 1933 “dolido por la que considerada desatención” de su libro Perito en lunas. Federico le contesta
educademnte para consolarle, sin pode “disimular la incomodidad que le había
provocado el tono desabrido de las exigencias perentorias del joven, que en un
solo libro reclamaba un puesto en el panteón (sic) [laurel o divinidades] de los nuevos poetas”. En la carta de
30 de mayo del 33, faltando el respeto de la misiva anterior es cuando logra
vencer el rumbo de la posible cordial amistad cuando se direige a él como: “Dispensa, Lorca, amigo,
calorré de nacimiento”… Lo de corralé de nacimiento, no debió gustarle a Lorca,
pues no era gitano, carga que llevo siempre a su pesar por su Romancero Gitano de 1929, donde todos
los personajes de esta conjunto de poemas
son gitanos. Quien de verdad era gitano por parte de madre en Hernández.
También advierte Prieto de Pala que esta vinculación
Lorca-Miguel fue la que le salvó la vida al conmutarle Franco, peor mediación
de los falangistas, la pena de muerte por la de treinta años de reclusión, pues
deseba evitar el desprestigio internacional de régimen como ya había ocurrido
en el “Caso Lorca”.
Por este trabajo tan certeramente argumentado deduzco que
Hernández sí quiso ser Lorca, además a mediados de 1937, Hernández fue nombrado
en Valencia directo de “La Barraca”, cargo que no llegó a ejercer, aunque sí
acudió invitado por la República al Quinto Festival de Teatro Soviético en
septiembre-octubre de ese mismo año. Lo cual evidencia que teóricamente para el
Ministerio de Instrucción Pública era el sucesor de Lorca.
B)
El otro artículo es de Francisco Esteve Ramírez titulado “
Miguel Hernández y Federico García Lorca”,
publicado en el libro Huellas de
Miguel Hernández, Ediciones de la Torre, Madrid, 2012, pp 39-43, donde
también nos recuerda el primer encuentro de Hernández con Lorca el 2 de enero
de 1933 en casa del periodista murciano Raimundo de los Reyes, a donde había
ido Miguel a recoger la galeradas de Perito en lunas, que se publicaría en
ediciones “Sureste”, de La Verdad de
Murcia 20 en el ya aludido mes y año.
Lorca se encontraba en Murcias representando con “La Barraca”, La vida es sueño de calderón de la Barca
con el teatro universitario. La gira venía desde Elche y Alicante.
Esteve nos reseña
las cuatro cartas de Hernández a Lorca y la dos que este le contestó. También hace
cita a su “Elegía Primera” publicada en Viento
del pueblo de 1937. Además nos recuerda la cita que Miguel hizo de Federico
con el poemas “Llamo a los poetas”, en el poemario El Hombre acecha, 1939 aunque
ya Federico no podía responde a su llama poética pues había sido fusilado en
1936.
Para concluir
cita Esteve a Juan Chabás (1943:31) que son dos poetas caído por España y la
poesía; y a Leopoldo de Luis (2004:588),
quien añade a Antonio Machado con los tres poetas de “muertes injustas
extemporáneas e injustas”. Recuerda que fue Juan Ramón Jiménez quien reseña a
los poetas más señalados muerto durante la guerra Miguel de Unamuno, Antonio
Machado, Federico García Lorca y Miguel Hernández.
En definitiva, con estos dos trabajos coincidentes y a la vez
complementarios disponemos de una información y conocimiento actualizado de la
relación amor-odio entre estos dos poetas universales.
Ramón Fernández Palmeral
Alicante, 18 de junio 2013