Sinopsis:

Página multimedia virtual sobre la vida, obra y acontecimientos del universal poeta Miguel Hernández -que murió por servir una idea- con motivo del I Centenario de su nacimiento (1910-2010). Administrada por Ramón Fernández Palmeral. ALICANTE (España). Esta página no es responsable de los comentarios de sus colaboradores. Contacto: ramon.palmeral@gmail.com

domingo, 12 de abril de 2015

Recordando a Miguel Hernández. Instituto Cervantes de Curitiba. 2010

Miguel Hernández, poeta


Con el título genérico de “Miguel Hernández, poeta” el Instituto Cervantes de Curitiba inicia una serie de actividades relacionadas con la vida y obra del poeta español de la denominada generación del treinta y seis, nacido en Orihuela el 30 de octubre de 1910 y muerto en Alicante el 28 de marzo de 1942.

“Recordar a Miguel Hernández que desapareció en la oscuridad y recordarlo a plena luz, es un deber de España, un deber de amor. Pocos poetas tan generosos y luminosos como el muchachón de Orihuela cuya estatua se levantará algún día entre los azahares de su dormida tierra. No tenía Miguel la luz cenital del Sur como los poetas rectilíneos de Andalucía sino una luz de tierra, de mañana pedregosa, luz espesa de panal despertando. Con esta materia dura como el oro, viva como la sangre, trazó su poesía duradera. ¡Y éste fue el hombre que aquel momento de España desterró a la sombra! ¡Nos toca ahora y siempre sacarlo de su cárcel mortal, iluminarlo con su valentía y su martirio, enseñarlo como ejemplo de corazón purísimo! ¡Darle la luz! ¡Dársela a golpes de recuerdo, a paletadas de claridad que lo revelen, arcángel de una gloria terrestre que cayó en la noche armado con la espada de la luz!”. Pablo Neruda.

ACTIVIDADES PROGRAMADAS:
MIGUEL HERNÁNDEZ, POETA. LA POESÍA EN ACCIÓN.

Lugar: Sala Multimedia del Instituto Cervantes de Curitiba. Inauguración: 28 Marzo 2010.

La presente propuesta titulada: Miguel Hernández, poeta: La poesía en acción, pretende homenajear, a través de soportes próximos a los lenguajes interdisciplinares contemporáneos, la figura del poeta orihuelano en el año del centenario de su nacimiento. Poesía y acción en una experiencia creativa desde su persona y obra concernida por la tecnología, con la firme esperanza de incorporar toda la carga emotiva al quehacer, de cuantos artistas han tenido la generosidad de aportar su mirada, su flexión y su talento a este nuevo proyecto dirigido por Josep Pérez i Tomàs (j. sou) y producida por el vicerrectorado de estudiantes y extensión universitaria de la Universidad Miguel Hernández de Elche y la Fundación Cultural Miguel Hernández de Orihuela.

MIGUEL HERNÁNDEZ VIVE. 

Lugar: Espacio de exposiciones del Instituto Cervantes de Curitiba. Inauguración: 28 marzo 2010.

El día 28 de marzo de 1942 moría en el Reformatorio para Adultos de Alicante (España), Miguel Hernández Gilabert, citado por todos como “el poeta del pueblo”. Con motivo del centenario de su nacimiento nos congratulamos en presentar, por primera vez en Paraná, algunas instantáneas históricas de su vida y entorno, así como el único documento sonoro con la voz del poeta recitando el poema "Canción del esposo soldado" en una grabación realizada por el poeta (Unas versiones dicen que en una breve estancia en Paris, de paso hacia Moscú, y otras en la emisora del 5º Regimiento de la republica), durante los años de la guerra civil. Este auténtico documento histórico es, hasta la fecha, la única grabación que se dispone con la voz de Miguel Hernández.

LECTURA DE POEMAS DE MIGUEL HERNÁNDEZ POR LOS ALUMNOS DEL INSTITUTO CERVANTES.
Lugar: Biblioteca del Instituto Cervantes de Curitiba. Fecha: Junio.

HOMENAJE DE LA POESIA VISUAL CONTEMPORÁNEA ESPAÑOLA A MIGUEL HERNÁNDEZ.

Lugar: Espacio de exposiciones del Instituto Cervantes de Curitiba Inauguración: octubre 2010.

En la presente muestra están representados algunos de los más destacados autores de la Poesía Visual española contemporánea.

INTRODUCCIÓN A LA OBRA DEL POETA MIGUEL HERNÁNDEZ.
Por Josep Sou, Vicerrector Adjunto para la dirección del Secretariado de Extensión Universitaria, UMH.Dr. en Bellas Artes. Profesor de Pintura Urbana en la Universidad Miguel Hernández de Elche (España).

Lugar: Biblioteca del Instituto Cervantes de Curitiba. Inauguración: Noviembre 2010.

La figura del poeta oriolano Miguel Hernández ha sido estudiada, y valorada, desde muy distintas vertientes: historia, sociología, incluso antropología y literatura se han dado la mano en relación interdisciplinaria. Unos aspectos que, desde el punto de vista del estudio teórico, han ahondado en las raíces del verso hernandiano de forma muy singular. Aunque el alcance universal de la obra del poeta “del pueblo” ha tenido la reserva de su vinculación militante con la causa de los desheredados, dejando en un plano secundario el valor de la voz en el vuelo de la palabra. En la comunicación que el profesor Josep Sou pronuncia, sobrevuela el testimonio del poeta, siempre concernido por la caricia del verso, en el alcance de la emoción poética.

CENTENARIO DE UNA PRESENCIA. PRESENTE Y FUTURO DE UNA VOZ DE LA TIERRA.
Por Fernando Borrás Rocher, Vicerrector de Estudiantes y Extensión Universitaria de la Universidad Miguel Hernández de Elche (España).

Lugar: Biblioteca del Instituto Cervantes de Curitiba. Inauguración: Noviembre 2010.

El profesor Fernando Borrás, en su comunicación acerca de la obra poética de Miguel Hernández, atiende las estrategias de aproximación que su departamento viene llevando a cabo desde el curso académico 2007, y que se prolongarán todavía en futuros ejercicios, tendentes a poner en relación las prácticas poéticas experimentales, los nuevos lenguajes poéticos, con la obra ingente del poeta de Orihuela. Un ensayo interdisciplinar donde se imbrican los nuevos códigos poéticos con el verso hernandiano: la poesía visual, la poética de los objetos, el graffiti y la videocreación, la performance y la poesía fonética, la pintura y el concretismo poético, son los soportes que han servido de magnífica excusa para imbricar la causa del verso hernandiano con la vocación experimental de buena parte de la nueva poesía contemporánea.

viernes, 10 de abril de 2015

Entrevista a Elvira [Rosa] Moreno Hernández, sobrina del poeta

30.10.10 - Entrevista de PEDRO SOLER 
 
Elvira  [Rosa] Moreno Hernández, sobrina del poeta. «'La cárcel y las mujeres se han hecho para los hombres', contestó mi tío cuando le ofrecieron la libertad a cambio de renunciar a sus ideas»
Se llama Elvira [Rosa] Moreno Hernández, hija mayor de Elvira Hernández Gilabert y sobrina mayor de su hermano Miguel. Es la niña que se encuentra en los brazos del poeta, en la Gran Vía madrileña. Con ellos, Elvira, madre y hermana. Conserva muchos recuerdos, «porque mi madre no había día que no lo recordase. Ella nos hablaba de sus tristezas y, sobre todo, del carácter alegre, compasivo, generoso, cariñoso… de mi tío». La verdad es, como también sabe reconocer, que sus recuerdos directos son pocos.
Es que «cuando nací, mi tío ya no vivía fijo en Orihuela. En la foto en la que aparezco con el lazo, ya se habían trasladado mis padres a Madrid, y yo todavía ni andaba. Mi padre trabajaba en el Banco Español de Crédito en Orihuela y había solicitado el traslado a Madrid, pero no estuvimos mucho tiempo allí por los rumores que ya había sobre esa guerra fratricida que nunca debió ocurrir». Afirma también que Miguel «siempre tenía la sonrisa puesta. Cuando volvió a Orihuela de su viaje a la Unión Soviética, me trajo dos juguetes; sólo recuerdo entre brumas que me levantaba sobre su cabeza con un muñeco que me había traído. También creo que había mucho jaleo alrededor, no sólo por la alegría familiar, sino por la de toda la vecindad, según recordaba de mi madre».
-¿Cómo era, qué le decía?
-Aprendí a quererlo como a un santo. Al volver de una de sus idas al frente, en un tiempo frío, vino, al parecer, con camisa y pantalones, sin nada de abrigo. Se había ido llevando un chaleco, no sé si de cabra o de oveja, bastante abrigado. Al preguntarle qué había hecho con él respondió que se lo había dado a un compañero que lo necesitaba más. Cuando lo trasladaron al Reformatorio de Alicante, donde vivíamos entonces nosotros por el trabajo de mi padre, convivimos mucho con ellos. La tía Josefina y mi primo Manolín venían primero de casa de mis abuelos, en Orihuela, donde habían estado un tiempo y, después, desde Cox, donde su hermano tenía una barbería.
-¿Recuerda también algo de su tía Josefina?
-Ella era modista. Venía a menudo a nuestra casa, generalmente cuando había permiso para una comunicación. Siempre iba mi madre con ella a la cárcel y, cuando la tía Josefina no estaba, iba mi madre sola o con nosotros, para llevarle lo que podía enviar la familia de Orihuela. Otras veces, íbamos todos, y los niños nos quedábamos esperando en la puerta de la cárcel. Sólo el día de las Mercedes nos dejaban entrar a un patio soleado a los cuatro niños; y allí estaba el tío Miguel, esperando impaciente.
-¿Qué me puede contar de los padres de Miguel? ¿Cómo eran?
-Mi abuela Concha era cariñosa, dulce, menuda… se preocupaba por todo y por todos. A veces, los nietos armábamos demasiado jaleo y se fatigaba enseguida; cuando nos dábamos cuenta, parábamos y nos pedía un inhalador que siempre tenía en su mesilla y aspiraba hasta que, poco a poco, se recuperaba. Iba una señora para asear la casa pero, aun así, ella no estaba quieta nunca. Mi abuelo, Miguel, era un hombre alto, bien parecido, con el cabello blanco desde muy joven. Siempre vestía traje completo, con chaleco y sombrero, con un reloj de oro con cadena cruzándole el pecho y siempre con bastón. Después de la cena, nos solía dar un paseo a mi hermano Paco y a mí, y nos iba contando historias sin soltarnos de la mano.
-¿Qué sabe de Ramón Sijé y de su amistad con Miguel?
- Formaban un grupo de amigos, todos aficionados a la literatura, que acordaron reunirse por la noche en el horno de los Fenoll: los mismos Fenoll, Ramón Sijé (entonces novio de una hermana de Fenoll), el tío Miguel, Poveda… y otros. Mi tío Miguel había coincidido con Ramón Sijé en los jesuitas y en aquellas tertulias de los Fenoll afianzaron su amistad.
-¿Qué supo de su trayectoria poética?
-Era demasiado pequeña para darme cuenta de nada. Empecé a saberlo alrededor de los trece años cuando buscaba en casa de mis abuelos los libros escondidos allí.
-¿El último recuerdo de Miguel vivo?
-El día de las Mercedes, en el patio de la cárcel, en una nebulosa que apenas se me ilumina. Recuerdo su alegría al vernos allí. Mi madre sí que recordaba el último día de su vida. Estaba en una enfermería sucia, sin gasas ni otras cosas necesarias en un espacio sanitario, con la tía Josefina. Tenía flemas y mi madre se las extrajo como pudo con un pañuelo limpio que llevaba. La noche de ese día descansó por fin de tanto sufrimiento, de tanto dolor. Subiría a las cumbres que tanto amaba, el Canto Foral, la Cruz de la Muela, los restos exiguos de un castillo… Sería por fin libre. La suya fue una muerte infame, porque murió poco a poco, porque no pusieron remedio a su enfermedad, porque ni siquiera supimos si le habían aplicado algún tratamiento.
-El obispo Almarcha afirmaba en 1974 que se lo encontró en Orihuela, al terminar la guerra, que Miguel fue a verlo a su casa. Miguel le dijo que nada tenía que temer, porque nada había hecho. Estuvo en la cárcel, salió en libertad, volvió a Orihuela, volvió a la cárcel y… murió con los ojos abiertos. ¿Ha leído todo esto? ¿Qué ha pensado?
-El señor obispo quiso, cuando le fue a visitar a la cárcel, forzarlo a que renegara de sus ideas y escritos públicamente, que le darían dinero y la libertad. Se negó a todo. Mi madre y la tía Josefina lloraban: «¿Por qué no has dicho que sí?», preguntaban. Su respuesta fue: «La cárcel y las mujeres se han hecho para los hombres». Y el señor obispo se fue enfadado y no quiso saber más de él.
- Hábleme ampliamente de la casa de Miguel, de la higuera, de las cabras… ¿Cuándo estuvo usted en ella por última vez? ¿Era como la muestran ahora?
- Hace varios años que no he ido por allí, la última vez que fui no me gustó porque no tenía nada que ver con mis recuerdos: muebles y armarios que no se parecían a los que yo había conocido. En el patio había desaparecido la gran higuera que sobrepasaba los tejados, hasta las cuadras eran distintas y en el huerto, su huerto predilecto, faltaban árboles. Yo recuerdo tres higueras, de higos blancos, napolitanos y brevas, además de un limonero, flores, hierba, las piteras junto a la pared del fondo, una morera muy alta… A no ser que hayan hecho cambios posteriormente, no es el huerto de mi tío, ni el mío.
-¿Hasta qué punto se pudo tergiversar lo del pastor de cabras en su vida cuando ahora se dice que no pasó ningún tipo de necesidad?
-No pasó necesidades cuando era un niño y vivía en casa de sus padres. Trabajó esporádicamente en el cuidado de las cabras, cuando no estaba estudiando o trabajando en otros empleos. Cuando se fue a Madrid, en contra de la voluntad de su padre, éste le dijo, al despedirse, que sus puertas estarían siempre abiertas para cuando quisiera volver, ya que aquélla era su casa. El tío Miguel era también un poco testarudo y siguió en Madrid, aun cuando allí sí que estaba pasando algunas necesidades; sólo aceptó la ayuda de sus hermanos y de algún amigo, seguro que con el ánimo de devolvérsela.
-Visto desde la lejanía, ¿se ha mitificado su figura, por su pensamiento, por su poesía, por su muerte?
-Sería mejor decir que, si se ha mitificado su figura es, precisamente, por su pensamiento, por su poesía y por su muerte.
-Se ha dicho que en Orihuela no se le quería, que le tenían envidia, no sé si también odio. O al menos que no se le tenía cariño. ¿Puede ser verdad?
-Esto me deja un poco sorprendida. Es la primera vez que oigo esa opinión y quizás pueda tener una ligera idea de dónde ha podido surgir. En general, en Orihuela la gente lo quería, pues era una persona abierta, generosa y comunicativa.
-¿Se ha interesado usted de una forma especial por su persona o por su poesía? ¿Por qué poema, por qué libro siente preferencia?
-Aunque era muy pequeña cuando él murió, su recuerdo se ha mantenido vivo en los testimonios de mi madre; para mí, era uno más de la familia, siempre presente en nuestras vidas. No puedo elegir un solo libro o poema, pero sí hay uno que siempre me emociona hasta las lágrimas: la 'Elegía a Ramón Sijé'.
-¿Qué hablaría con él si se lo volviera a encontrar? ¿Qué le diría?
-«Que tenemos que hablar de muchas cosas, / compañero del alma, compañero».

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Recuerdos de Encarna Terrés Hernández, sobrina del poeta

Orihuela

Hay otros allegados que no recibieron nada del legado material del poeta pero sí han crecido al amparo de su figura

 09:59  
Encarna Terrés, sobrina de Miguel Hernández, en su domicilio en Orihuela, donde guarda numerosos libros escritos por y sobre el poeta.
Encarna Terrés, sobrina de Miguel Hernández, en su domicilio en Orihuela, donde guarda numerosos libros escritos por y sobre el poeta.  loino

Legado inmaterial de Miguel Hernández. El año del Centenario ha puesto en primer plano y ante los flashes a la nuera y los nietos de Miguel Hernández, la familia de su hijo Manuel Miguel. Aún así, hay otros allegados que no recibieron nada del legado material del poeta pero sí han crecido al amparo de su figura como escritor y como tío, heredando emotivos recuerdos y anécdotas. Elvira y Encarna son sus sobrinas, hijas de las hermanas del escritor.

m. l. m. Ya ha pasado el Centenario de Miguel Hernández y con él los homenajes y nombramientos a título póstumo que diversas instituciones le han dedicado al poeta durante todo el año. Los hijos de Manuel Miguel (segundo hijo del escritor) son los herederos del legado material del escritor nacido en Orihuela en 1910 y han sido blanco de todos los focos durante el Año Hernandiano. Pero hay otros herederos de los que no se ha hablado tanto.

Los sobrinos de Miguel Hernández también recibieron un pedazo de la herencia del literato nada más nacer. Este legado no adoptó forma de documentos, manuscritos u obras de arte, pero sí de recuerdos e historias que les transmitieron sus padres, hermanos del poeta. Todos han crecido bajo el influjo de la figura del autor de "Perito en lunas" y han escuchado a sus padres los relatos acerca del "tío Miguel". Elvira, la hija de la hermana mayor de Miguel Hernández, es la única de la familia que le conoció.
"Tengo recuerdos de cuando entramos en un patio de la cárcel, que me pareció muy grande, el día de las Mercedes (el único día del año que se nos dejaba entrar a los niños)", comenta la sobrina mayor del poeta, que actualmente reside en Madrid y que respondió a las preguntas de este diario a través del correo electrónico. Elvira añade que lo primero que vio cuando entró a la penitenciaría fue "la sonrisa grande, alegre y cariñosa" de su tío.

Hermano
La madre de Elvira Moreno Hernández, que se llamaba igual que su hija, estuvo con su hermano en Madrid, puesto que su familia se había trasladado allí por motivos laborales. Más tarde, cuando el poeta fue trasladado a la cárcel de Alicante, su hermana ya se había trasladado a esta ciudad por las mismas causas.
La hija de Encarna Hernández, hermana pequeña del poeta, tiene recuerdos algo más amargos. El momento grabado en su memoria que más se acerca a la vida del poeta es el anuncio de su muerte. "Yo estaba con mi abuela (Concepción Gilabert) y recuerdo que se puso a llorar y a gritar porque su hijo se había muerto", comenta Encarna Terrés Hernández, que reside en Orihuela.
Tanto Elvira como Encarna saben que crecieron, al igual que sus hijos y sus nietos, en un ambiente especial. Ambas son amantes de la literatura que escribió Miguel Hernández. La primera reconoce que le emociona "hasta las lágrimas" la "Elegía a Ramón Sijé", la segunda tiene estanterías repletas de ediciones de poemarios de Hernández y de libros que otros han escrito sobre él y su obra.
Encarna asegura que el poeta nunca pasó necesidad, puesto que sus padres vivían con ciertas comodidades. El padre del poeta, que, a su juicio, nunca fue consciente de la importancia de la obra de Miguel Hernández, tenía negocios relacionados con el ganado. "Era un hombre de otra época", dice sobre su abuelo. Por su parte, Elvira asegura que sus abuelos estaban orgullosos de su tío poeta, si bien indica que los primeros escritos del poeta "pasaban inadvertidos". "Creo haber oído decir que el tío Vicente (hermano mayor del poeta) había recitado algún poema del tío Miguel en el Casino de Orihuela", añade.
Tras leer y releer las obras de su tío, ambas sobrinas coinciden en destacar la empatía del escritor con los que sufren. Elvira se queda "con su capacidad para sentir como propio el dolor ajeno". Su prima subraya la denuncia latente en cada poema de la "injusticia". "Si hubiese seguido vivo, le habrían dado el Nobel", dice Encarna.

Barro
Las dos sobrinas del que llamaban Barro, aunque se llamase Miguel, se muestran satisfechas con el rosario de homenajes que este año se ha dedicado a la figura de su tío. Encarna está impaciente por ir al Ateneo Científico, Literario y Artístico de Madrid para ver su nombre expuesto como socio de esta prestigiosa entidad. Por su parte, Elvira disfrutó con el concierto de Joan Manuel Serrat en el Teatro de la Zarzuela y lamenta que haya gente que "siga censurando y difundiendo mentiras hipócritas y absurdas sobre él y su familia". Ambas creen que su tío se merece todos los reconocimientos de los que ha sido objeto este último año.
Así, aunque el año de conmemoraciones se haya dado por finalizado, estas "herederas" seguirán reivindicando el nombre de su tío como uno de los máximos exponentes de la literatura española del siglo XX. Porque ambas homenajean a Miguel Hernández a diario y hacen que su testimonio de vida siga pasando de generación en generación.

martes, 7 de abril de 2015

"Miguel Hernández, el poeta del pueblo", para e:Book, versión Kindle por 2,77 €



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Una vez dentro de la pagina de Amazon muestra varios artículos gratis "ECHA UN VISTAZO". La longitud estimada en 519 páginas.

Autor Ramón Fernández Palmeral.

También se puede comprar la versión impresa por 11.86 € ( envía en 7 u 8 días

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Descripción del producto

Reseña del editor

En el 73° aniversario de la muerte del poeta Miguel Hernández, el escritor Ramón Fernández Palmeral presenta, a lo largo de 40 artículos monográficos, un estudio biográfico de la vida y obra del poeta oriolano. Este libro incluye las últimas investigaciones publicadas sobre Hernández, siguiendo un planteamiento cronológico, y pretende exponer los aspectos biográficos de modo objetivo, eludiendo los mitos y tópicos creados en torno al llamado "poeta del pueblo". Gracias al formato de artículos monográficos es posible profundizar con más detalle en los temas que más interesan: su infancia y adolescencia, amistades madrileñas, época de miliciano, amores, viajes a Rusia, obra, enjuiciamiento y muerte por una negligente atención sanitaria penitenciaria. Todo ello desde una crítica objetiva y actual, a la vez que honesta, y desde el punto de vista del contexto histórico y la realidad social de la época. Algunos de los artículos de este libro han sido ya publicados por prestigiosas revistas, otros, en cambio, son artículos inéditos.

Biografía del autor

Ramón Fernández "Palmeral" (1947), es un escritor español, que ha desarrollado su obra como poeta, ensayista y editor. Además es artista plástico. Manchego de nacimiento, andaluz de origen y alicantino de adopción, su obra literaria y plástica tiene múltiples referencias a Castilla, Andalucía y el Levante, así como a sus personajes ilustres: Cervantes, Antonio Machado, Lorca, Picasso, Miguel Hernández, Azorín. La obra de Palmeral supone una simbiosis entre la expresión poética y la artística. Prueba de ello son sus trabajos de ilustración de poemarios, su poesía de cualidad visual y su revista PERITO (Literario-Artístico), donde dio cabida a pintores y poetas.

viernes, 3 de abril de 2015

Agricultores del Camp d’Elx plantan un granado ilicitano frente al Museo de Miguel Hernández de Quesada

Plantacion granado
Foto de familia tras la plantación del granado ilicitano al lado del Museo de Miguel Hernández. L.F.Se trata de una iniciativa de confraternización entre Elche y Quesada que ha partido de un grupo de agricultores de la Asociación para el Desarrollo Rural del Camp d´Elx.

Elche y Quesada han comenzado a confraternizar en torno a la figura de Miguel Hernández. Que el legado del poeta haya estado durante 62 años en Elche (36 años en casa de Josefina y otros 26 custodiado por el Ayuntamiento hasta su salida en 2012) hace que la relación de Miguel Hernández con Elche sea muy especial. Y ello se nota, sobre todo, en la gente que ha sido objeto poético e inspiración de este poeta universal: los trabajadores del campo. Una iniciativa de agricultores del camp d´Elx ha servido para abrir un camino de confluencia y de colaboración en torno al poeta. "Sencillamente tomaron un granado plantado hace 15 años en la partida ilicitana de Puçol y lo han traído a Quesada para plantarlo frente al museo que lleva el nombre del poeta y de su esposa". Así lo ha afirmado, el alcalde Manuel Vallejo, tras el acto donde ha estado acompañado del concejal de Cultura, Juan Antonio López, y el gestor del legado, Paco Escudero.

   Vallejo, ha destacado que este árbol "está plantado en un gran macetero de piedra al que se ha colocado una placa de referencia con un fragmento del poema 'La granada', de Miguel Hernández". En esta línea, ha asegurado que el lugar es "estratégico porque se sitúa en la misma puerta de acceso al museo que alberga el legado hernandiano, pero también es una ubicación significativa porque en el futuro está previsto que se instale en esa zona sendas esculturas a tamaño natural del poeta y su esposa".
Por otro lado, los agricultores han acordado con el alcalde llevar próximamente una palmera ilicitana, como la que "otea la marina, la mediterránea era, la que atrapa la primera ráfaga de primavera, la primera golondrina, tal y como escribía el poeta", ha afirmado Vallejo.

   La conexión Elche-Quesada ha comenzado y continúa hoy con la inauguración de la exposición de uno de los artistas ilicitanos más internacionales, el pintor y escultor Joan Castejón, que expone su obra de homenaje a Miguel Hernández en el mismo museo donde se muestra el legado del poeta. La inauguración de la obra de Castejón tendrá lugar el viernes a las 20:00 horas, mientras que el museo abrirá sus puertas el sábado a las 12 del mediodía.
Actualizado ( Viernes, 27 de Marzo de 2015 14:24 )  

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Inauguración de la exposición de Joan Castejón en el Museo Miguel Hernández-Josefina Manresa de Quesada



La exposición fue prentada por Francisco Escudero, con la asistencia del artitas JoanCastejón, así como de Luicía Izquierdo, Manuel Vallejo, alcalde de Quesada, y Juan Antonio López Vílchez, concejal de Cultura de dicho municipio.  La salda de exposiciones está ubicada en los bajos del Museo Zabaleta de Quesaa.

jueves, 2 de abril de 2015

Miguel Hernández. La sombra vencida


Por Andrés Ibáñez

Se dice (no sé si es una leyenda) que cuando murió Miguel Hernández, resultaba imposible cerrarle los ojos. Son esos mismos ojos grandes, brillantes como esferas de vidrio, que hemos visto representados en tantos retratos. En uno de sus últimos poemas, escrito en la cárcel y no recogido en ningún libro, escribe: «Yo que creí que la luz era mía / precipitado en la sombra me veo». Pero el poema (y con él, la Obra poética completa del poeta) termina con estos versos: «Pero hay un rayo de sol en la lucha / que siempre deja la sombra vencida».
El propio Miguel Hernández se describió a sí mismo a menudo como «cabrero poeta» (en un artículo publicado en la revista Destellos, editada por el gran amigo Ramón Sijé) o bien como «poeta pastor» o incluso «pastor poeta» («este pastor un poquito poeta», le escribe en una carta a Juan Ramón Jiménez). El padre de Miguel era cabrero, y el propio poeta fue iniciado en el oficio de pastor por su hermano Vicente cuando era un niño. Las montañas comenzaban justo detrás de la casita en la que nació Miguel en Orihuela, secas y desabridas laderas de ese paisaje levantino que tanto se parece al de Tierra Santa. Más tarde, la familia se traslada a otra casa en la Calle de Arriba, una vivienda amplia y cómoda con un jardín trasero en la que había un corral y algunos frutales.
Miguel Hernández estudió durante bastante más tiempo del que sería esperable en un muchacho tan modesto. En el colegio de jesuitas de Santo Domingo llegó a alcanzar los grados de «príncipe», «edil» y «emperador», títulos con los que los jesuitas distinguen a los buenos alumnos. Y enseguida comenzó a leer, primero en la biblioteca del canónigo Almarcha, que le introduce en los clásicos españoles y los grecolatinos traducidos, y luego bajo el influjo de Ramón Sijé, su gran amigo, un estudiante de derecho de orientación conservadora y católica que tenía grandes inquietudes literarias. Sus sucesivos viajes a Madrid, hasta el tercero, que es el definitivo, suponen un gran salto hacia adelante y una ruptura con el mundo provinciano y limitado de Orihuela. Sobre todo por influencia de Pablo Neruda, las ideas religiosas y políticas de Miguel Hernández comienzan a cambiar. El poema «Sonreídme», escrito en el período que va entre El rayo que no cesa y Viento del pueblo, uno de los pocos que escribiera sin rima, y que por esa razón tiene un tono más libre y moderno del que solemos asociar con su arte, es un buen indicador de esta crisis: «Vengo muy satisfecho de librarme / de la serpiente de las múltiples cúpulas / la serpiente escamada de casullas y cálices». Ramón Sijé le visita en Madrid y ambos amigos discuten de política, de poesía, de religión. Se sienten un poco distanciados, pero a los pocos meses el amigo muere, y Miguel se siente devastado. Escribe entonces la «Elegía a Ramón Sijé» que se ha hecho tan famosa y que entusiasmó al propio Juan Ramón Jiménez. El poema, hermoso y algo superficial, contiene un pequeño misterio: porque la elegía por la muerte del amigo parece, en realidad, una declaración de amor de encendida sensualidad.
Hay siempre algo seráfico alrededor de Miguel Hernández. Tenía un rostro de niño ingenuo, marcado de cicatrices por una explosión de carburo que sufrió en la infancia. En seguida se hizo amigo de los poetas de la generación del 27, pero en Madrid no todo fueron aladas almas de rosas de almendro. García Lorca no sentía simpatía por él e intentaba evitarle, y es conocida la anécdota de Miguel llamándole «hijo de puta» a Alberti y recibiendo un bofetón de María Teresa León.
Fascina lo rápido que suceden las cosas en la vida literaria de Miguel Hernández. Perito en lunas, un experimento en octavas gongorinas, es de 1933. Su obra mayor, El rayo que no cesa, poemario de amor y de angustia, del 36. Ese mismo año comienza la guerra, y Miguel salta a una poesía de tipo social y político. Viento del pueblo (1937) es el libro optimista de la guerra, y del viaje a la Unión Soviética. El hombre acecha (1937-39) es el libro pesimista de la guerra. Los dos libros son desiguales, aunque contienen poemas de agonizante intensidad. Viento del pueblo se convertiría en el modelo de la poesía social de la posguerra, y se abre con unos versos célebres donde cada palabra vibra como un terremoto y trae una imagen inolvidable: «Atraviesa la muerte con herrumbrosas lanzas / y en traje de cañón, las parameras / donde cultiva el hombre raíces y esperanzas, / y llueve sal y esparce calaveras». Todo Miguel Hernández está aquí: la maravillosa perfección formal, el uso implacable del ritmo y de la rima, la asombrosa imaginación verbal, el tono a un tiempo moderno, casi surrealista, pero con una resonancia clásica, la lentitud poderosa en que la lengua se demora, como embrujada, para decir una por una la sucesión de palabras que son todas esenciales.
El Cancionero y romancero de ausencias (1938-1941) es un nuevo experimento donde Miguel explora los metros breves y la asonancia, en unos poemas que a menudo resultan intemporales y que suenan tanto a la «poesía desnuda» de cierta vanguardia como a la lírica popular del siglo xv. Este libro contiene las célebres «Nanas de la cebolla» pero también poesía infantil («El pez más viejo del río») y una curiosa reflexión, el poema 72 que comienza «El mundo es como aparece / ante mis cinco sentidos», donde el poeta parece buscar un nuevo camino hacia una lírica filosófica. Pero a Miguel Hernández ya no le queda tiempo. Tras la intercesión de varios intelectuales, Franco le conmuta la pena capital por la de treinta años. Antiguos amigos intentan ayudarle: José María de Cossío, Dionisio Ridruejo y otros falangistas le piden que reniegue de su pasado político para poder así aliviar su situación o incluso librarle de la cárcel. Pero Miguel se niega a abandonar «sus ideales». Su esposa se enfada con él y le dice que por su obstinación su hijo y ella están prácticamente en la miseria. Miguel Hernández Gilabert y Josefina Manresa celebran ahora el matrimonio religioso para que las autoridades permitan las visitas de Josefina. Poco después, Miguel muere.
El rayo que no cesa está dedicado «A ti sola en cumplimiento de una promesa que habrás olvidado como si fuera tuya». La misteriosa destinataria que se esconde tras estas palabras son, probablemente, tres mujeres. Una de ellas sería María Cegarra, poetisa que tuvo además el honor de ser la primera mujer perito químico en España. Miguel la conoció en el año 32, un año antes que a Josefina, en un homenaje a Gabriel Miró y le escribió varias cartas de amor, un sentimiento al que ella no correspondía. Es posible que el soneto «Yo sé que ver y oír a un triste enfada» esté dedicado a ella. Más corpóreo resultó su encuentro con la pintora surrealista gallega Maruja Mallo, en un momento en que su relación con Josefina estaba estancada. En esta pasión turbulenta y desquiciante encontramos la clave de uno de los poemas más complejos y extraños de Miguel Hernández, «Me llamo barro aunque Miguel me llame». «Me llamo barro» es el poema de la humillación sexual a los pies de una mujer dominante, una mujer a quien el poeta «idolatra» y que le «injuria» y le pisotea (los pies de la mujer, sus zapatos, el suelo, el barro, el polvo, son los temas obsesivos del poema) y que se comporta, en fin, como una «liebre libre y loca», un animal que tradicionalmente representa la lubricidad.
Muchos otros de los sonetos van dirigidos, claro está, a la que sin duda es la mujer que se esconde en la dedicatoria, la esposa Josefina Manresa, que sería el gran amor de Miguel Hernández. Por ejemplo «Me tiraste un limón, y tan amargo», que rememora una anécdota real, cuando Josefina le tira un limón a la cara y le hace una herida. Todos los sonetos de este libro son magistrales, y resisten cómodamente la comparación con los más grandes sonetistas del idioma, Góngora, Quevedo y Lope.
Más allá de su sino trágico, de su condición de símbolo de la represión franquista y del mito moderno del «poeta del pueblo», la poesía de Miguel Hernández resplandece como una de las grandes aventuras de las palabras, de la emoción y de las imágenes de la literatura española. En su poesía se unen la experiencia trágica y directa de la muerte y de la cárcel con una visión exaltada de la naturaleza y del amor, en una combinación única de rusticidad campesina y exaltación casi mística de la carne y de la vida. Miguel Hernández es, junto con Rubén Darío, uno de los grandes maestros de la forma poética de la lengua española, de la estrofa, del ritmo, de la rima. Sólo en Rubén Darío encontramos un virtuosismo similar en el arte de colocar las palabras en una estrofa y las sílabas en un alejandrino, de buscar rimas sorprendentes y vibrantes y de construir artefactos tan perfectos en el lenguaje que una vez escuchados no es posible olvidarlos.

Publicado en Centro Virtual Cervantes.

POEMAS TACHADO EN CANCIONERO DE AUSENCIAS



    
(Caricatura de Miguel por un preso de Ocaña)
      

      Miguel Hernández es ejemplo y paradigma de todos los presos republicanos en la 
represión franquista de posguerra. Miguel como gran poeta supo espresar el sufrimiento
dolor, soledad y asuencia que todos y casa unos de los presos sentían, y tomamos
la palabra y la voz de Miguel para empresar como nadie estos sufrimiento individuales. 
estos bellos y tristes poelas son poco conoidos.




POEMAS TACHADO EN CANCIONERO DE AUSENCIAS
          
                      [1]

      Duérmete, pena.
      Déjame dormir.
      Pena de marzo.
      Dolor de abril.
      Ansia de mayo.
      De no tenerte aquí.

                    [2]

El hijo muerto no cierra las puertas.
El marido ausente, sí.
Ausentes del corazón,
Ausentes de mí.

                      [3]


Yo solo.
Entre estas cuatro paredes
yo solo y un volcán,
Nadie nos apagará.
Yo solo
Yo solo sobre este lecho
 escarcha, y mi volcán,
Nadie nos apagará.
Ausente, ausente,
Ausente lejano.
Dame desde lejos
carta de tu mano,
sangre de tu puño y letra,
calor de tu cuerpo humano.

          [5]
MI CUERPO

Mi cuerpo sin tu cuerpo,
canal que un palo seco,
rendido en uan sábana
de mármoles y desiertos

¡Qué triste un cuerpo solo!

Mi cuerpo sin el tuyo,
como un ojo sin otro,
brumoso de rocío,
temblando siempre otoño.

¡Qué triste un cuerpo solo!

   [6]

Encadena mis ojos,
clávame las manos
que detrás de tu sombra
se van clamando.

Átame con tu pelo,
clávame con los clavos
suaves de tus pestañas,
distantes que no alcanzo.



           [7]
¿Cuándo vas a volver?
¡Cuando sena gusanos
las manzanas de ayer!


           [8]

El hijo primero,
primera alegría.
primer desengaño.
primer ataúd
que estrecho en mis brazos,
que deja mi casa
sangrando.

               [9]

Se puso el sol.
pero tu temprano vientre
de nuevo se levantó
por el Oriente.


             [10]


Te escribo y el sol
palpita en la tinta.

¿Ausencia viva!

Te espero….La lluvia
se ciñe a mi espera.

¡Ausencia muerta!

 
                [11]

Nadie se da cuenta
De estos zapatos,
Junto a los que corro
Y caigo.

Nadie se da cuenta
de estas ropas
junto a las que vela
y llora.


                [12]

¿Qué aguardas, mesa?
¿Qué esperas, silla?
¿para quién seguís en pie?
para aquella lejanía.

          [13]

El sol y la luna quieren
que nunca nos separemos.
Nunca. Pero el tiempo.

¿Y de qué está el tiempo hecho
si no de soles y lunas?

Pero el tiempo…Nunca.



             [14]

Este molino donde
el árabe molía
parece un recuerdo
de la sangre mía,
dorado en la noche,
dorado en el día.



             [15]

Sobre el cuerpo de la luna
Nadie pone su calor.
frente a frente sol y luna
entre la luna y el sol
que se bsuca y no se hallan
tú y yo.
pero por fin se hallarán
Tú y yo.
Pero por fin se hallarán
nos halaremos, amor,
y el mundo será redondo
hacia nuestro corazón.

                  [16]

Me tendí en la arena
para que el mar me enterrara,
me dejara, me cogiera,
¡ay de la ausencia!


Miguel Hernández,  Obras Completas RBA, 2005, páginas 759-764

Se publicarán en mi próximo libro: "Miguel Hernández: poeta de las tres heridas", para Amazon.es