Sinopsis:

Página multimedia virtual sobre la vida, obra y acontecimientos del universal poeta Miguel Hernández -que murió por servir una idea- con motivo del I Centenario de su nacimiento (1910-2010). Administrada por Ramón Fernández Palmeral. ALICANTE (España). Esta página no es responsable de los comentarios de sus colaboradores. Contacto: ramon.palmeral@gmail.com

jueves, 28 de octubre de 2021

"Un día memorable" por Antonio Ángel Parra Ruiz. En el 111 aniversario del nacimiento de Miguel Hernández

 

     ("Miguel Hernandez y Orihuela" Composición de Ramón Palmeral en 2010)

 

 

UN DÍA MEMORABLE

 

Por Antonio Ángel Parra Ruiz 

 

 

 

 

 

 

A Miguel Hernández, en el 111 aniversario de su nacimiento; dedicándole el presente Relato, que viene a ser como una rememoración de sus alegres y deliciosas excursiones con sus amigos Carlos Fenoll, Efrén Fenoll, José Murcia Bascuñana, Manuel Molina y Ramón Pérez (todos ellos compañeros de la Tahona), a la Cruz de la Muela y a los parajes maravillosos de la huerta oriolana.

 

 

Éste Relato también va dedicado:

 

 

 

A mi querida esposa Piedad, entusiasta hernandiana, con mucho cariño; en su Memoria  y recordando nuestras prodigiosas excursiones en el pueblo de Osceda.

 

 

Rafael y Teresa, jóvenes de 25 y 22 años de edad, formaban una de las innumerables parejas de recién casados, que vivían en su localidad de nacimiento, Osceda; un pueblecito del sureste andaluz, que ostentaba la cabecera del partido judicial de su comarca, situado en el interior peninsular; de calle rectas y casas de fachada encalada; con amplios miradores y artísticos enrejados en balcones y ventanales cubiertos de flores; conservando esa vieja raigambre andaluza.

Aquel día del mes de agosto -tal como solían hacerlo, a menudo, en estos meses veraniegos- organizaron una excursión a un paraje pintoresco de la localidad, situado en sus confines. Entre los organizadores y participantes, se encontraban parejas de amigos y, paisanos conocidos con sus respectivas familias; y un matrimonio de Madrid, que veraneaba allí desde hacía varios años, cuyos integrantes habían participado también en otras expediciones anteriores. Este matrimonio estaba formado por Pablo y Remedios, de 30 y 28 años, respectivamente; los cuales habían intimado con Rafael y Teresa, naciendo entre ambas parejas una gran amistad.

Pablo era pintor y había expuesto su obra, principalmente, en salas y museos de la capital de España; también, en otras de bastante importancia; siendo muy reconocido. Era alto y de cuerpo enjuto. Tenía el cabello lacio, alargado y recogido en una coleta; de nariz recta, bajo la cual descansaba un artístico, fino y recortado bigote; sus ojos, de color castaño, despedían un fulgor o melancolía y, en la boca, siempre esbozando una enigmática sonrisa. Vestía camisa de seda, blanca y desmangada, con chaleco gris oscuro; pantalón, también gris, a juego con el chaleco; la cabeza cubierta con sombrero tirolés y zapatillas negras.

Su mujer, Remedios, llevaba el pelo corto y desparramado formando artísticas ondulaciones; su rostro representaba a una menina por los carrillos con rosetones, incorporando unos labios gruesos y sensuales; los ojos eran hermosos, alegres y expresivos. Se la veía oronda, sin llegar a excesiva gordura, y de estatura algo inferior a su marido; por lo que su figura le confería un aspecto agradable y gracioso. Vestía blusa blanca; falda azul celeste plisada, y mocasines blancos. Eran ambos muy dicharacheros, y su lenguaje tenía la jerga y el dejo castizo y chulapón madrileño.

El día anterior a la excursión hicieron los preparativos del viaje, designándose los cocineros, cicerones, vigilantes para la tropa menuda, etcétera; aportando cada uno las viandas y bebidas para la causa común. El trayecto debía efectuarse en camión, como era lo acostumbrado por aquél entonces en estas clases de giras; por considerarse más apropiado y, adaptarse mejor a las dificultades del terreno; el alquiler del vehículo, se convenía con el dueño por un precio módico, que lo hiciese asequible para todos. El carruaje se cubría con un toldo en su techo, para preservar a los pasajeros del sol o de la lluvia, en el caso de una eventual tormenta veraniega; y se acondicionaba su interior con bancos para sentarse los viajeros.

Al albor del día pertinente, ya los excursionistas se encontraban acomodados en sus asientos respectivos y el vehículo comenzaba su rodadura. La jornada se conjeturaba como espléndida, libre de fenómenos atmosféricos que pudiesen enturbiarla, pues a unas nubes delgadas, grises y blancas, se opuso un sol radiante; cuyos rayos, en principio suaves y nebulosos, las iban apartando y diluyendo, hasta quedar un cielo diáfano y desprovisto de obstáculos.

Desde el principio del viaje, Pablo y Remedios simpatizaron con todos los excursionistas y, para hacer el trayecto más llevadero y agradable lo amenizaban con anécdotas y chascarrillos que, la mayoría de las veces, versaban sobre la polifacética vida del artista, contados muy sui generis con esa chispa que le daban, por lo que se hicieron los anfitriones. Así iba transcurriendo la travesía entre charlas, canciones y chistes. Entre las canciones, que eran acompañadas con guitarra y armónica, destacaban las de tipo popular o regionalista, como las de “Asturias, patria querida”, o las de “Granada”, “Valencia” o “Canto a Murcia” de la zarzuela “La Parranda”; también incorporaban alguna otra de carácter más localista, como esta alegre tonadilla, que llevaba el estribillo siguiente:

 

 

El que quiera madroños,  vaya a la  Sierra;

porque ya está madurando la madroñera.

Me gustan las mujeres por el refajo,

estrechito de arriba y ancho de abajo.

Virgen de la Cabeza, ¡Santas benditas!,

al pie de Marmolance tiene la ermita.

 

 

Al mismo tiempo que coreaban estas coplas, las acompasaban con palmas como las canciones que cantan por sevillanas.

Mientras tanto, el camión rodaba por la carretera lisa y asfaltada de la salida de la Ciudad, a cuyo alrededor se divisaban los terrenos de cultivo de la feraz huerta, repleta de árboles frutales. Los sembrados aparecían sugestivos, pletóricos y verdosos; contrastando con el rojo intenso de las amapolas. Después, el vehículo tomó un camino forestal pedregoso y polvoriento donde, en los terrenos de alrededor, se descubrían los rastrojos que quedaban de la reciente siega: sus parcelas estaban delimitadas por caballones terrosos, levemente recubiertos por una fina hierbecilla y por cardos, espinos y más allá, a los pies del cercano monte, por cactos y palmiteras. El paisaje fue cambiando paulatinamente hasta adentrarse en la zona boscosa y en el corazón del monte. Allí, el camino se hizo más frondoso, hasta quedar abrigado en su totalidad y oscurecido por enormes pinares, que dejaban pasar, al trasluz, levemente, los rayos del sol.

Ya las riberas del camino aparecían rellenas y verdeando, sembradas de florecillas silvestres; de madroños pletóricos con su atrayente fruto bermellón; de manzanilla de tallo suave y delicado, que se mecía coquetona al contacto del débil airecillo mañanero, amarilleando el camino y emulando a las plantaciones de los gigantescos girasoles; de tojos; de brezos; de zarzas cubiertas de moras negruzcas y rojizas, y una gran amalgama de todas las especies. De lo profundo del monte y de las sierras cercanas, llegaban, y se confundían, las emanaciones de las distintas plantas aromáticas silvestres; que embriagaban y eran aspiradas con avidez por los viajeros: del espliego, la retama, el tomillo, la salvia, la misma manzanilla, y otras muchas imposible de enumerar.

Conforme avanzaban, el camino iba espesándose más, y cerrándose, hasta tocar las ramas de los árboles la cabina y laterales del camión. Los pinos fueron dejando paso a grandes alamedas, cubiertas de altos y gruesos chopos, cuyas explanadas invitaban al relajamiento y descanso corporal. En el lateral de una alameda y bordeándola, discurría un río truchero y de barbos, que se formaba en los fontanales y cumbres nevadas de la sierra. El agua corría con gran rumor, despeñándose por pedregales y zonas escarpadas, formando cascadas, y en terreno llano, se remansaba en la orilla, apareciendo pura y transparente: en su seno reposaban los cantos rodados arrastrados, brillantes de la luz solar, con sus cuerpos redondos y pulidos por el lamido constante de las cristalinas aguas. Un poco más allá, aparecía otra explanada, entornada por gigantescas y milenarias secoyas (árboles milenarios que alcanzaban un grosor y maravillosas alturas inverosímiles), conformando un lugar paradisíaco y eterno. Los pinares formaban, a sus pies, un lecho alfombrado de piñas secas y hojas aciculares hirientes, que se resquebrajaban, escuchándose un leve rumor al pisar el camión sobre ellas; a sus copas, acudían multitud de avecillas, para descansar unas y, buscando otras, el delicioso fruto del piñón: al pasar el vehículo cerca de las aves, éstas, atemorizadas, remontaban el vuelo desperdigándose en bandadas, dejando ver sus abigarrados cuerpos alados. En otro lugar, aparecían milenarios, apolíneos y majestuosos robles; alcornoques; acacias; castaños; plátanos; encinas, y otras especies de arbolado: sus lechos, estaban forrados de un mullido y refrescante césped.  

Mientras se distraían y contemplaban el excelso paisaje, pasaron unas tres horas de azorado viaje discurriendo por un sendero estrechísimo entre cañadas, llanuras interminables, y montes de vegetación densa y oscura. Iban con los huesos molidos de los vaivenes bruscos del camión, por los grandes desniveles del terreno: ahora, subiendo empinadas cuestas (temiendo una posible parada del renqueante motor del vehículo); luego, bajando por laderas casi verticales, con precipicios a ambos lados.

Llegaron a una planicie desprovista de vegetación, lugar destinado como fin de trayecto; por lo que aparcó el camión en el borde lateral izquierdo de aquélla, a unos quince metros del inicio de una gran alameda. Ésta, desembocaba en un paraje pintoresco denominado Las Fontanas; nombrado así, por los innumerables manantiales que posee y arroyos que lo atraviesan.

Bajaron Rafael, Teresa, Pablo, Remedios y los demás pasajeros del camión, todos condolidos; desentumeciendo los músculos de sus cuerpos magullados, dando breves paseos por la alameda, donde se afincaron en una explanada totalmente rodeada de árboles centenarios. Más tarde, trasladaron desde el camión hasta este lugar de destino, los numerosos bártulos y objetos que iban a utilizar: unos para la comida; otros para la diversión y, por último, para realizar excursiones por los alrededores inmediatos; así que, descargaron del vehículo mochilas; cantimploras; una gran sartén; los trébedes para cocinar; mesas; sillas y las viandas para comer. De bebidas, disponían de botellas de cerveza y deliciosos vinos, pero, sobre todo, de recipientes de vino del país, como le llaman los lugareños a deliciosos caldos elaborados en lagares rústicos de la localidad que, aunque bajos en grados, no por ello, dejan de competir con los demás, en cuanto a paladar y dulce acompañamiento en las comidas. Las bebidas, frutas y verduras, las llevaban en neveras portátiles para conservar el frescor; sin embargo, al llegar, depositaron especialmente los melones y sandías en el interior de la orilla de un meandro del río truchero; que se remansaba y cruzaba silencioso rodeando la alameda: su gran frescor, por proceder de la nieve del monte y los nacimientos de agua, seguía actuando de nevera. A su alrededor colocaron peñascos, como un muro de contención, para evitar que la corriente los llevara, dejándolos aquí hasta la hora de la consumición.

Una vez que terminaron de efectuar los emplazamientos de víveres y enseres, los jóvenes, organizaron pequeñas excursiones a pie por los alrededores, acordando en que los de edad avanzada y los niños esperaran en el lugar, hasta el regreso de aquéllos.

Antes de todo, comenzaron a desayunar, basándose en pan y embutido casero, elaborado en las mismas casas de los excursionistas; donde se practicaba la tradicional matanza del cerdo. Para realizar el almuerzo, unieron las mesas extensibles -depositando encima de ellas los alimentos y bebidas- colocando a su alrededor las sillas; sentándose a continuación los comensales. Éstos, mientras comían, acompañaban de vez en cuando, al refrigerio, de refrescantes y deliciosos tragos de vino; escanciando directamente, con parsimonia, desde las repletas y frías botas o porrones, a los secos y avarientos gaznates. Entre bocados y tragos de vino y cerveza, los concurrentes no dejaban de alabar, en los descansos, las excelencias del manjar y el suave picor del vino; contando, mientras tanto, chistes y ocurrencias.

Terminado el desayuno, las personas mayores, para entretener el ocio, se sentaron en corros alrededor de las mesas, mientras depositaban en éstas las barajas de naipes; juegos de dominó, parchís, ajedrez, y otros apropiados; los pequeños se dedicaron a correr, saltar, cantar y jugar al escondite, la gallinita ciega y otros juegos infantiles; mientras, los jóvenes, como ya lo concertaron, se prepararon para la exploración de los parajes cercanos: cogieron las gorras y sombreros para resguardarse del sol; las mochilas y cantimploras e, inmediatamente, se pusieron en camino.

Éstos, conforme se alejaban del campamento, se fueron adentrando en lo más recóndito del monte; caminaron por vericuetos, y trochas abiertas entre la maleza, hasta llegar al destino anhelado: la base de la gran Sierra.

Comenzaron la escalada por las escarpadas laderas de la Sierra -llamada La Sagrada-; ya que es un privilegio contemplarla y, sobre todo, un honor coronar su cima. Al concluir la subida, desde aquella altura, todos quedaron mudos y absortos contemplando el paisaje que surgía ante ellos. Así como los pasajeros de un barco, en alta mar, se encuentran empequeñecidos ante la gran masa de agua a su alrededor, sin vestigio alguno de tierra, ni supervivencia humana; de igual manera, desde su atalaya, miraban al infinito, rodeados de montes que se erguían como cíclopes extraordinarios. En el horizonte destacaba, y se confundía, el verde obscuro de los pinares o arbolado, con el plúmbeo de los montes rocosos y el azul del firmamento; como si formase un solo cuerpo, y una cripta los envolviese y atrapase. En la lejanía, aparecían los alcores perfectamente dibujados y delimitados, por la profusa luz solar.

Los espectadores que contemplaban tal paisaje, sentían el corazón constreñido ante su grandeza, y con acopio de energías, aspiraban el aire sano; diáfano e impoluto; en un lugar donde la eternidad se eterniza aún más, se hace inmutable y muestra lo sobrehumano y la grandeza de Dios. Desde tan espectacular altitud, con este luminoso paisaje, en el azulón y nítido cielo se divisaban las siluetas dibujadas por el halcón peregrino, el cernícalo o águila perdiguera; efectuando piruetas y planeos vertiginosos en sus vuelos espectaculares buscando alimento.

Rafael y Teresa, se apartaron discretamente del resto de sus compañeros, y se encaramaron a un aislado, gigantesco y oculto risco; que emergía majestuoso como una espadaña. En la sumidad de la roca, hallaron acomodo en una superficie pétrea. Sentados en ella, fueron pródigos en besos y caricias; confesándose ambos un profundo y eterno amor. Mientras tanto, henchidos de felicidad, dirigían sus miradas radiantes en el contorno que les rodeaba y que abarcaba sotos, collados, cañadas, breñales, copas, vértices, ríos plateados, infinidad de árboles que formaban un boscaje verde claroscuro, amarillento, rojizo y diversidad de tonalidades en el colorido.

Contemplado el majestuoso paisaje, comenzaron a jugar con los restos de la última nevada del reciente invierno que quedaba sobre la cumbre, tirándose bolitas de nieve o formando muñecos que, enseguida, eran fundidos por los implacables rayos solares. Luego, una vez finalizada su efusiva e íntima compañía, efectuaron el descenso desde su glorioso rincón para volver a reunirse con sus camaradas.

Una vez que todos dieron por concluida la visita a La Sagrada, descendieron de ella, no sin dificultad, entre los breñales y las rocas; en cuyas oquedades descubrieron los nidos perfectamente ocultos de las rapaces, alguna que otra ave como el chochín, e incluso una lobera, donde descansaban plácidamente los cachorros; situada en la zona más intrincada e inaccesible del monte.

Cuando llegaron al pie de la montaña, desde la base, observaron por última vez el enorme farallón por el que habían descendido, y se marcharon hacia el oeste de La Sagrada, circundándola por un estrechísimo sendero abierto entre la maleza, hasta llegar a otro monte correspondiente a las estribaciones de aquélla, situado a unos quinientos metros; donde, en su nacimiento, se encontraba el boquete y la entrada de la llamada Cueva del agua. Allí, llegaron algo cansados y sudorosos, por el esfuerzo realizado y la diferencia de temperatura existente desde la anterior altura, al terreno llano y bajo por el que ahora caminaban.

Tomaron un pequeño descanso, dedicándose a comer algunas vituallas acompañadas de bebidas reconfortantes para reponer fuerzas y, pronto, se proveyeron de hachas o teas, formadas por ramajes añosos y resquebrajados de los carrascos, encinas y otros árboles de las inmediaciones, con la finalidad de iluminar la gruta que iban a explorar. Cuando penetraron en ella, sintieron en sus cuerpos la corriente del aire fresco, casi gélido, del interior; por lo que se quedaron en la antesala de la entrada breves momentos, para adaptarse a la temperatura ambiente. Después, por una hendidura en la roca, penetraron en una sala posterior más ancha; que se dividía en dos laberintos. Al instante, y debido a la corriente del aire, algunas antorchas se apagaron, y ellos quedaron casi en penumbra. Del techo rocoso y húmedo de la cueva se desprendieron, abalanzándose hacia ellos, unos seres diminutos y alados, negros como el hollín, y de aspecto demoníaco: eran los murciélagos, vampiros y, otros quirópteros nocturnos, que volaban vertiginosamente, tras despertar de su tranquilo y profundo sueño; chocando algunos con los salientes de las rocas y con los peregrinos, dando agudos chillidos. Aquello parecía convertirse en un aquelarre y que, pronto, aparecerían las brujas y hechiceros a practicar sus espantosos ritos; por lo que algunos medrosos, asustados, dieron marcha atrás, y desistieron de su empeño en proseguir.

Cuando se hubo calmado todo, y los murciélagos y su prole huyeron por los escondrijos, los animosos excursionistas, volvieron a encender las teas apagadas. Continuaron su inspección por el laberinto izquierdo, que era un estrecho pasillo que, a su derecha, se hundía en un gran desnivel, al fondo del cual se oía, con mucho rumor, discurrir y chocar con las rocas el agua, que parecía brotar del interior de la tierra bravamente. Todo esto se colegía, puesto que, desde el sitio donde estaban, no era posible ver nada ni adivinar la profundidad del abismo.

Mientras continuaban, Remedios, a cada paso, abrazaba estrechamente a su marido, y no acertaba nada más que decir la siguiente frase:

-¡Ay, pintor!... ¡Pintor mío…, que ya no vemos más Madrid!

Marcharon seguidamente por el irregular laberinto de salientes rocosos en el suelo, que había que esquivar para no perder el equilibrio: terminaba en cuesta, con una bajada bastante profunda, y con algunas dificultades consiguieron hacer el descenso, llegando a terreno llano donde existía una gran explanada: en el lateral derecho de ella discurría el río y, al frente, se abría un gran orificio arqueado y pedregoso, desembocando en otra gran sala. Cuando franquearon su entrada, se quedaron boquiabiertos y sorprendidos, pues ante ellos se presentaba la sala de un palacio encantado de cuentos de hadas, que estaba adornado profusamente por graciosas y bellas columnatas que se ensanchaban en su base y altura, y se empequeñecían en el centro; retorcidas; modeladas; como hechas con las manos de un alfarero. Era efecto de las estalactitas, estalagmitas y del prodigio de la Naturaleza; por lo que creían, como en el cuento de Alicia en el País de las Maravillas, estar sujetos a un encantamiento.

Con emoción, dieron por terminada la visita a la Cueva y, saliendo de ella, remontaron el río para visitar la zona de su nacimiento: a partir de allí, la vegetación se hizo inhóspita y exuberante. Para llegar a dicho lugar, tuvieron que hacerlo por el único sitio accesible, teniendo que atravesar un monte escarpado y rocoso por su lateral anterior -en cuyas oquedades nacían árboles y vegetación-: dicho monte, formaba, con otro monte gemelo, un gran cañón; al fondo del cual discurría el río. Anduvieron por una cornisa rocosa que, como si hubiese sido excavada artificialmente, aparecía en la roca pura; desde donde se divisaba el fondo de la quebrada y, el río, que se deslizaba impetuoso por su caudal. Existía un punto en que la cornisa se rompía unos centímetros más allá, por lo que para pasar de una a otra parte, había que agarrarse con las manos en los huecos de la roca e impulsar el cuerpo, avanzando un pie tras otro, hasta la otra punta; lo que entrañaba un gran riesgo. Todos consiguieron atravesarla, aunque con gran dificultad.

Al tocarle el turno a Remedios de pasar dicho obstáculo, tuvo la mala suerte de apoyar el pie derecho en una roca resbaladiza de la otra parte de la cornisa; de modo que, al dejar todo el peso de su cuerpo en dicho pie para trasladar el izquierdo a ese extremo, corría el riesgo de que resbalase del todo y se despeñase. Por lo tanto, quedó sobre el precipicio en una postura incómoda; despatarrada; con los pies apoyados en ambos bordes de la cornisa rota, sin atreverse a despegar el pie izquierdo; eso sí, agarrada fuertemente con las manos en los huecos de la roca. Mientras tanto, ella, como si el peligro no la amedrentase, decía a su marido -que estaba al otro lado totalmente pálido y descompuesto- con cierta sorna, la susodicha frase de:

¡Ay, pintor!... ¡Pintor mío… que ya no veo más Madrid!

Todos los expectantes esperaban con temor un fatal desenlace; ya que nada podían hacer por ayudarla, sino aconsejarla en lo más conveniente para poder salir airosa de la situación; pues sólo ella tenía que hacerlo con sus propios medios.

Remedios, haciendo acopio de su voluntad y sobreponiéndose a la adversidad, con mucha habilidad, pudo salir indemne de esta situación embarazosa, con el regocijo general. Fue la única incidencia del día, pero que pronto se olvidó, sobre todo, al contemplar posteriormente, el nacimiento del agua del fondo de la tierra. Observaban con estupor cómo, entre peñascos, borbotaba y burbujeaba el agua límpida, pura y transparente manando de las entrañas de la tierra; que se removía y apartaba ante el empuje de aquélla, apareciendo en la superficie de manera sorprendente e increíble. Luego, se deslizaba entre arbustos y arboledas formando un arroyo; montaraz y bramador al caer por la pendiente, o silente, al volverse a remansar; caminando con lentitud en terreno llano, hasta perderse en la lejanía de un recodo montañoso. Este fenómeno que contemplaban les llenó de asombro, y no dejaban de realizar comentarios y alabanzas sobre lo que veían sus ojos, ponderando los misterios insondables de las maravillas que se producen en el Universo, todas ellas obra del Sempiterno. Después, comenzaron a efectuar un juego consistente en sumergir el brazo en el agua el mayor tiempo posible. Así pues, zamurgían el desnudo brazo hasta el codo, en las claras y glaciales aguas del venero, mientras los demás contemplativos, se cruzaban apuestas, y contabilizaban el tiempo que la persona lo mantenía en el interior; hasta dar con el vencedor que, en este caso, acababa con el miembro casi congelado.

Con esta última visita se dio por terminada la excursión, y una vez que volvieron a recorrer el trayecto maldito lleno de peligro, regresaron al punto de partida con sus familiares y camaradas; donde pasaron el resto de la jornada con placidez y alegría, que quedaría en el recuerdo de todos como uno de los días inolvidables de sus vidas.

 

 

 

Antonio Ángel Parra Ruiz

Orihuela, noviembre de 2001

martes, 21 de septiembre de 2021

A 85 años del inicio de la Guerra Civil española

 

A 85 años del inicio de la Guerra Civil española

Algunos aspectos y causas esenciales

20 septiembre 2021,
Desastre de Annual, 1921
Desastre de Annual, 1921

Todavía no se han estudiado, objetivamente, las causas y los motivos que dieron lugar al inicio del llamado el Alzamiento Nacional en julio de 1936 por los militares africanistas convertidos en salva patrias. No un golpe de Estado como pudieron ser el del general Pavía en el Congreso el 3 de enero de 1874 o el que dio Segismundo Casada el 5 de marzo de 1939, sino una sublevación militar que causó tres años de guerra. Me pregunto por qué razón los generales republicanos africanistas se sublevaron contra el gobierno de la Segunda República, es decir contra sus superiores. Tal vez por estas razones convenga recordar algunos aspectos o causas sobre la Guerra Civil Española (GCE), que comenzó el 17 de julio de un lejano 1936 en Melilla; es decir, hace ochenta y cinco años, y que, aún mantiene divididos a los españoles.

 Leer completo:

https://wsimag.com/es/cultura/67001-a-85-anos-del-inicio-de-la-guerra-civil-espanola

viernes, 3 de septiembre de 2021

Un juzgado de Alicante desestima el borrado del nombre secretario del juicio a Miguel Hernández en un artículo de investigación

 MIGUEL HERNÁNDEZ Un juzgado de Alicante desestima el borrado del nombre del secretario del juicio a Miguel Hernández en un artículo de investigación

La resolución considera que eliminar el nombre de Baena Tocón supondría revivir la censura preconstitucional y refrenda la decisión de la Universidad de Alicante de no aceptar la demanda del dijo de Tocón. Rafa Burgos/ El país

Una calle de Orihuela (Alicante) decorada con un mural en homenaje al poeta Miguel Hernández.
Una calle de Orihuela (Alicante) decorada con un mural en homenaje al poeta Miguel Hernández.Pepe Olivares

El magistrado del Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 3 de Alicante ha dado la razón este jueves a la Universidad de Alicante (UA) y permitirá que el nombre de Antonio Luis Baena Tocón, secretario que participó en el juicio que condenó a muerte a Miguel Hernández, continúe en el repositorio de la entidad académica a disposición de cualquiera que desee buscarlo en internet. De esta forma, el juez desestima el recurso presentado por el hijo de Baena contra la resolución tomada por el exrector de la UA, Manuel Palomar. “No podemos pedir a una universidad pública que ejerza una suerte de censura previa sobre la producción científica de su profesorado, porque ello supondría la reviviscencia de las formas de censura anteriores a la probación de la propia Constitución”, falla el juez en su resolución, contra la que cabe recurso de apelación.

Tal como adelantó EL PAÍS en 2019, la gerencia del campus alicantino accedió a retirar del repositorio de la UA (RUA) el nombre del secretario judicial franquista, que aparecía en un artículo del catedrático Juan Antonio Ríos titulado El caso Diego San José y el Juez Humorista. El descendiente de Baena apelaba a la ley de protección de datos personales y al derecho al olvido digital para que desapareciera cualquier referencia a su padre. Esta decisión generó una fuerte polémica en el ámbito académico, ya que suponía ejercer la censura en el ámbito de la investigación histórica.

Ríos solicitó que se retirara eventualmente su texto y presentó un recurso de alzada para que la UA investigara el asunto. El Vicerrectorado de Investigación y Transferencia de Conocimiento de la entidad académica alicantina resolvió que las funciones desempeñadas por Baena Tocón, al ser públicas, “son de interés público”, por lo que “la publicación de su nombre no es contraria a la normativa de protección de datos de carácter personal”. Finalmente, Palomar acordó anular la decisión de su gerencia y permitió que el nombre del secretario judicial apareciera completo. Un informe solicitado a la Agencia Española de Protección de Datos avalaba esa decisión.

Más Información

El hijo de Baena Tocón recurrió este dictamen. Y ahora, un juez ha desestimado su demanda. Según la sentencia, a la que ha tenido acceso este periódico, los hechos recogidos en el texto de Ríos “responden a una construcción historiográfica que permite una participación subjetiva del autor a la hora de plasmar e interpretar las fuentes en su relato”. Y se basa en “datos ciertos”, ya que Baena Tocón “intervino como secretario judicial en el Juzgado Especial de Prensa que instruyó el caso de los procesados Miguel Hernández y Diego San José, levantando diligencias de todo tipo, entre ellas de instrucción o indagación, y dando fe de las actuaciones practicadas”.

Añade el magistrado que “debe prevalecer la libertad científica del investigador en un trabajo de investigación histórica, frente a la protección de los datos personales, cuando la información que contiene tiene relevancia o interés público”. Y dado que el secretario judicial ejercía una función pública, su intervención en el juicio de Miguel Hernández tiene “interés público”. “Debemos señalar”, continúa el juez, “que esta función lo fue en ejercicio de la legalidad entonces aplicable”.

La sentencia indica también que “la jurisprudencia” ha establecido “la mayor protección de la que goza la libertad científica respecto a la libertad de expresión e información, y la innecesariedad de que la veracidad responda a datos exactos, menos cuando se trata de un trabajo de investigación histórica, admitiéndose inexactitudes que respondan a errores circunstanciales que no afecten a la esencia de lo informado”. Por tanto, desestima la demanda interpuesta por el descendiente de Baena Tocón.

Según las investigaciones históricas contrastadas, la firma de Antonio Luis Baena Tocón aparece al menos en 10 documentos del expediente del consejo de guerra que se desarrolló en Madrid en 1940 contra Miguel Hernández. La sentencia lo condenó a pena de muerte por adhesión a la rebelión, si bien la condena fue conmutada por Franco en octubre de 1940 por 30 años de prisión mayor. El poeta murió en 1942, en el Reformatorio para Adultos de Alicante, por una tuberculosis que empeoró su salud ya muy precaria.

George Orwell, estuvo en España durante la guerra civil

 Eric Arthur Blair (Motihari, Raj Británico, 25 de junio de 1903-Londres, Reino Unido, 21 de enero de 1950),12​ más conocido por su seudónimo de George Orwell, fue un novelista, periodista, ensayista y crítico británico nacido en la India, conocido mundialmente por su novelas distópicas Rebelión en la granja (1945) y Mil noveciento ochenta y cuatro (1950).


Jardin George Orwell en el recinto del Hospital Provincial de Lleida (España).
 

Orwell decidió combatir en España con la idea de «matar fascistas porque alguien debe hacerlo».10​ Así se lo hizo saber a su amigo Henry Miller en París en las navidades de 1936, quien le intentó convencer de que era «una idiotez». Aun así, no consiguió hacerle cambiar de idea, ya que su decisión estaba basada en la lucha por unos ideales.

Llegó a Barcelona el 26 de diciembre de 1936 con una carta de presentación del Partido Laborista Independiente (no se afilió al partido hasta junio de 1938,11​ tras volver a Inglaterra12​) y ese mismo día se alistó y fue asignado como miliciano al Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), de orientación trotskista. Más tarde escribiría que de haber comprendido mejor la situación política en España, se habría unido como miliciano a la Confederación Nacional del Trabajo (CNT).13

En enero y febrero de 1937 combatió en el frente de la sierra de Alcubierre (Huesca). Más tarde, estando de permiso en Barcelona, participó en las Jornadas de mayo de 1937 y tras volver al frente, recibió un tiro en el cuello en las proximidades de Huesca, el 20 de mayo de 1937. Su experiencia le motivó para escribir Homenaje a Cataluña, donde describe su admiración por lo que es identificado como ausencia de estructuras de clase en algunas áreas dominadas por revolucionarios de orientación anarquista. Pero también critica, al igual que Franz Borkenau en su El reñidero español (1937), el control estalinista del Partido Comunista de España y las mentiras que se usaban como propaganda para la manipulación informativa. En 1937, durante la represión del gobierno de Negrín contra el POUM, Orwell relató que estuvo a punto de ser asesinado en Barcelona.

Su participación en la guerra civil española le marcó para siempre su visión del mundo. En 1946 escribió «La guerra de España y otros acontecimientos ocurridos en 1936-1937 cambiaron las cosas, y desde entonces supe dónde me encontraba. Cada línea en serio que he escrito desde 1936 ha sido escrita, directa o indirectamente, contra el totalitarismo y a favor del socialismo democrático como yo lo entiendo».10

Al volver a Inglaterra estuvo ingresado con tuberculosis en un sanatorio, tras lo cual se fue a Marruecos para recuperarse.

Orwell opinaba que si bien se necesitaba un cambio radical en las sociedades occidentales, y por tanto en los países capitalistas, el estalinismo representaba una amenaza a los principios que lo sustentaban.14

La novela distopía es un subgénero de la literatura de ciencia ficción que se ha convertido durante el último año en asunto principal de una nueva ola de libros juveniles.

Una nueva hornada de novelas como las de las sagas Delirium o bien Despierta. Across the Universe son recibidas con gran entusiasmo por los jóvenes lectores alrededor del mundo.

El relato distópico nos presenta una hipotética sociedad futura donde, ya sea por la deshumanización de la misma, un gobierno totalitario o el control intrusivo que la tecnología ejerce sobre el día al día, el individualismo se degrada en términos absolutos en favor del pensamiento único y de una sociedad unitaria. En definitiva, un mundo de pesadilla donde nadie debe saltarse las reglas o corre el riesgo de ser aniquilado. Por ello se afirma que la distopía es lo opuesto a la utopía, la sociedad ideal donde todo funciona a las mil maravillas.

Las primeras historias de este tipo aparecieron a finales del XIX; sin embargo, son dos los títulos de referencia que han inspirado a la mayoría de los que han venido después: Un mundo feliz, de Aldous Huxley, y 1984, de George Orwell.

En realidad, las historias distópicas son una protesta contra ciertos sistemas de gobierno o ideales sociales extremistas que acaban resultando peligrosos (fascismo, comunismo, teocracias, capitalismo, feminismo mal entendido, etc.). Precisamente este aspecto negativo sirve como llamada de atención con valor didáctico al representar lo que podría suceder con la Humanidad en el futuro si no se tiene cuidado.

El miedo, la coacción y la falta de libertad son los elementos principales en esta clase de narración. Otras características de este subgénero son la presencia del dolor y de la presión psicológica; la alienación del individuo, ya sea por adoctrinamiento o por el uso de drogas que le privan de la capacidad de sentir o emocionarse (como sucede en Despierta); un evidente halo de pesimismo, y la presencia de un antagonista inflexible y malvado, así como de un protagonista que puede abrir los ojos a la realidad y rebelarse ante su destino y el de los que le rodean.


Las distopías del siglo XXI

Las nuevas distopías juveniles tratan algunos de estos elementos, aunque no de la forma tan extrema como los clásicos por el tipo de público al que va dirigido. No obstante, esto no impide que sean historias igual de reflexivas en las que se combinan hábilmente aventura, intriga o romance con ciencia ficción, sin eludir que el lector se detenga a pensar sobre lo acertado o no de ciertos comportamientos y de las consecuencias que pueden acarrear, del mismo modo que aprende a valorar y a desestimar aspectos importantes de las diferentes sociedades posibles.

Algunas de las distopías que han abierto las puertas del género a muchos jóvenes lectores son los Los juegos del hambre, de Suzanne Collins,
o El corredor del laberinto, de James Dashner.

sábado, 28 de agosto de 2021

Miguel Hernández escribio una carta al poeta argentino Miguel Angel Gómez

 

Breve reseña bibliográfic: 

Miguel Ángel Gómez fue un escritor argentino del siglo XX que, aunque lamentablemente no es muy recordado, supo dejar una poesía auténtica y delicada.
Nació en la ciudad de Buenos Aires a finales de diciembre del año 1911. Fue un autor dedicado fundamentalmente a la poesía. Además colaboró con diversos medios dedicados exclusivamente a las letras como lo fue la revista Caballo verde para la poesía, dirigida por el poeta chileno Pablo Neruda.
En su juventud supo entablar amistad con poetas de tamaño renombre, como lo fue Miguel Hernández, con quien se hicieron muy amigos y mantuvieron una larga amistad por correspondencia. A su vez, Gómez fue uno de los fundadores del grupo Canto, donde conoció a muchos compatriotas suyos que cultivaban la poesía, como Olga Orozco, Castiñeira de Dios, Basilio Uribe y Enrique Molina.
Entre sus obras más importantes se destacan "La rosa sobre los vientos", "Tierra melancólica" y "Aurora". En nuestra web podrás leer algunos de sus poemas, tales como "País del llano", "Escucha que es la niebla" y "Vengo de un pueblo anónimo".
De su muerte no se sabe demasiado, tan sólo que fue asesinado de una forma inexplicable en Buenos Aires en el año 1959.

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 Año III, n" 4,1995, páf^. 73-75. Epístola recogida Integramente en Juan Gil-Albert, fuentes de una constancia, de Aitor L. Larrabide, Orihuela, Fundación Cultural Miguel Hernández, 2005, págs. 32-33. El contenido de la carta referido a Tuflón es el siguiente:

"He pasado cerca de un mes en mi pueblo -Orihuela- con mi novia y ahora me encuentro aquí un poco desesperanzado como tantas veces. Se me presentan los días que espero bastante oscuros y Madrid me tiene harto por ahora. Es posible que me veas aparecer de pronto por tu Buenos Aires y es posible que no me vaya nunca. Me daría una alegría inmensa saber que las gestiones de Tuñón, de los que espero directas desde una carta vieja mía, acaben favorablemente para mí y entonces creo que se despejarían algunos horizontes y pasaría a donde sé que me esperáis varios amigos de verdad Di a Tuñón que les mandé mi libro por Pablo y que supongo lo habrán recibido. He sabido de algún homenaje a Raúl, de lecturas suyas. Echo muy de menos su compañía y la de Amparitos [sic], que siempre me guardaba una sonrisa, la mejor, para mí [ ]. Supe nuevamente de los Tuñón por Detía, y estoy siempre muy agradecido a sus diligencias para conseguir estrenar mi obra. Luis La Casa [sic] lo recuerda mucho también, y el gran Alberto, que ha hecho una exposición monstruo y sólo ha provocado indiferencias o leves comentarios, Pablo y yo hemos escrito sobre tan enorme escultor. Lo de Pablo ha salido en El Sol, y volverá a salir, y lo mío, una cosa de Alberti, y otra de Bergantín, en un número de Cruz y Raya con reproducciones de las esculturas de Alberto».

EL COMPROMISO MILITANTE DE MIGUEL HERNANDEZ ENTRE 1935 Y 1939 ) 191

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Miguel Ángel Gómez, un poeta que vuelve del olvido

Literatura

El sábado 5 de octubre, en la sala "Enrique Tubán" de "Los Pioneros", la Biblioteca Pública Popular "Edgar Morisoli" organizó un acto de recordación y homenaje al poeta Miguel Ángel Gómez, como parte del ciclo "De poetas y poesía".

Publicada en noviembre de 2013

Su presidente, José Higinio Álvarez, hizo referencia al ciclo y dio lectura a un emotivo mensaje de Sergio Rafael Gómez Sordi, hijo del poeta, quien saludó y agradeció el homenaje. En la disertación y lectura de poemas participaron la artista Hilda Alvarado y los escritores Myriam Lucero, Emilia Moroni, Eugenio Conchez, Armando Lagarejo y Edgar Morisoli.

¿Pero quién fue este poeta que vuelve del olvido? Nació en Buenos Aires en 1911 aunque se crió en General Pico y especialmente en Anguil, acompañando el destino de sus padres docentes. Entre sus maestras se contaron Lucía Petrelli de Pereyra Cabral (Gral. Pico), con quien mantuvo luego una larga correspondencia, y la Sra. De Médici en Anguil. En Capital Federal, se graduó de maestro normal y de abogado, profesión que ejerció hasta su trágica muerte.

Si bien en La Pampa vivió sólo su infancia, el ámbito físico y humano de la llanura del Noreste provincial (uno de los rostros de nuestra tierra que pese a abarcar sólo un cuarto de su territorio es el más conocido para la mayoría de los argentinos), caló tan hondo en su formación espiritual que luego se transformaría en uno de los ejes de su obra poética. Esta circunstancia muestra un notable paralelismo con el caso de Olga Orozco, primera esposa de Miguel Ángel Gómez.

En su corta vida (murió asesinado antes de cumplir los 50 años), alcanzó a publicar cuatro libros “La rosa sobre los vientos"(1934);"Amora"(1941); "Tierra melancólica"(1943) que mereciera el Primer Premio Municipal de Poesía de Buenos Aires; y "Cancionero"(1953). En nuestro medio, se han ocupado de su obra los tres títulos clásicos que historian la literatura pampeana: "Plumas y Pinceles de la Pampa" de Rosa Blanca G. de Morán, "Estudios de literatura pampeana" de Teresa Girbal y "Selección de textos de autores pampeanos" de Doris Gonzalo y Norma Durango.

201311 2 Miguel Angel Gomez un poeta que vuelve del olvido

Casa Museo “Olga Orozco”, en Toay tal vez el único lugar donde puede encontrarse algún libro de Gómez.

Perteneció a la "Generación del 40", que tantos excelentes poetas diera a las letras argentinas, donde se lo identifica como integrante de la revista "Canto", que fundara junto a otros creadores en 1940. En España se vinculó con Federico García Lorca, Rafael Alberti, Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Miguel Hernández, entre otros. Con el último, especialmente, mantuvo una valiosa correspondencia que custodian los familiares del poeta.

En virtud de esos contactos colaboró con prestigiosas revistas como "Caballo verde para la Poesía", fundada y dirigida por Pablo Neruda (en cuyo número 4, el último distribuido, publicó su poema "Costa mortal"); "Cuadernos Americanos", de México, “Capítulo" y otras. Igualmente lo hizo en diarios como La Nación, La Prensa (cuando el suplemento literario estuvo a cargo de César Tiempo), Tribuna, Democracia, etc. En ellas figuran muchos poemas no recogidos en libro, en particular algunos de índole religiosa y política, como el soneto "Dolor del pueblo en la muerte de Eva Perón", que fuera trasmitido en copias manuscritas, de mano en mano como especie de "contraseña" en tiempos de resistencia política durante la dictadura. Esa producción dispersa requerirá, si alguna vez se emprende el rescate y reedición integral de su obra, un prolijo rastreo que incluya archivos familiares y periodísticos.

Murió asesinado en 1959, sus asesinos no fueron nunca identificados y el crimen permanece inmune. El cadáver apareció en un descampado del Bajo Belgrano, con los parietales hundidos a golpes por un hierro y la boca llena de piedras. Su hijo vincula el crimen a la denuncia pública que proyectaba hacer por Radio Rivadavia, de un intento de estafa en gran escala con planes inmobiliarios, al que se encontraban vinculadas algunas figuras de la política y de la jerarquía confesional. Su compromiso ético con la verdad lo impulsó a decidir la denuncia que no llegó a concretar.

Sus libros son inencontrables en librerías, pues las ediciones originales de corto tiraje se agotaron hace muchos años y no ha habido ninguna reedición. Tampoco se encuentran en nuestras bibliotecas públicas, con la excepción de algunos que posee la Casa Museo "Olga Orozco" de Toay. Por esas razones, el grupo de trabajadores de la cultura que ofreció el homenaje entregará copia de todo el material recopilado a la Biblioteca Pública auspiciante para que allí pueda ser consultado.

lunes, 23 de agosto de 2021

El periodista Pepe López cita las abarcas desiertas de Miguel Hernández en Hoja de lunes.

 

Elogio de la alpargata. Un presidente en espadeñas

Pedro Sánchez durante la reunión del Grupo de Trabajo que supervisa la repatriación del contingente español en Afganistán (Fuente: Perfil de @sanchezcastejon en Twitter).

La alpargata, las abarcas desiertas de Miguel Hernández, las esparteñas castellanas o espardenyas catalanas, el esparto, el cáñamo o el yute, todas esas fibras textiles naturales a la reconquista de mercados y conciencias, pueden ser hoy, y afortunadamente, un signo de distinción, una manera informal de bien calzar. Tan es así que, a veces y acompañadas de la firma de grandes diseñadores, cotizan a unos precios al alcance de muy pocos. No siempre fue así, bien que lo sabemos. Más bien justo al contrario. Eran todas ellas símbolos precarios y calzado de sumisión, de pobreza, de derrota, de futuro en manos de otros. Es esta una realidad de contraste que es fácil de ver, de entender, pero que a algunos sospechosamente tanto les cuesta comprender...

Seguir leyendo compelto en Hoja del lunes

 

sábado, 21 de agosto de 2021

Julia Hidalgo en la casa Museo de Miguel Hernández en octubre 2004

 


Miguel Hernández y el artivismo. Por Juan José Sánchez Balaguer en Wall Streer International, 14 de agosto 2021

 

Miguel Hernández y el artivismo

El universal poeta oriolano, ejemplo de compromiso con los objetivos de esta manifestación artística

14 agosto 2021,

Al norte del casco urbano de la ciudad de Orihuela, en la falda de su sierra y lindando con la carretera N-340, se sitúa el emblemático Barrio de San Isidro, un espacio en el que el monte, la tipología tradicional de sus viviendas y las pendientes características de sus calles le confieren un atractivo singular y una personalidad propia. Este lugar fue, en 1976, el punto de encuentro de artistas de diferentes disciplinas y de distintos lugares de la provincia de Alicante y del resto de España que acudieron al popular barrio para homenajear a Miguel Hernández y reivindicar todo aquello que representaba, y sigue representando, su poesía...

 

Leer competo el Wall Street International 

 Los murales de San Isidro en Orihuela son artivismo.

Artivismo es un acrónimo formado por la combinación de las palabras "activista" y "artista" con el significado de "arte con un contenido social explícito".

El artivismo se ha desarrollado en los años recientes al mismo tiempo que las protestas en contra de la globalización y los conflictos armados emergieron y proliferaron. En muchos de los casos los artivistas tratan de empujar agendas políticas a través del arte. De todas maneras este no es arte político como se ha visto anteriormente, en el sentido de trabajos artísticos con tendencia política. El artivista se encuentra involucrado muchas veces en arte callejero o arte urbano, manifestándose en contra de la publicidad (adbasting - subvertising) y la sociedad de consumo.

En algunos casos, como en París del 2003, artivistas fueron arrestados en responsabilidad por actos de arte político que culminaron con la destrucción de propiedades. Un típico objetivo a corto plazo para activistas es reclamar espacios públicos, especialmente subvirtiendo o destrozando publicidades en el ámbito urbano o sistemas de transportes de ciudad, también podemos encontrar artivistas comprometidos en diferentes medios de comunicación como Internet y no solo por acciones que podrían ser descritas como hacktivismo.

El neologismo fue utilizado por primera vez por el grupo de chicanos y chicanas Big Frente Zapatista y miembros del EZLN después de un encuentro en 1997.1

miércoles, 18 de agosto de 2021

85 años del asesinato de Federico García Lorca entre Víznar y Alfacar (Granada, en su Granada)

 

 






Yo estuvo en Víznar y Alfacar (Granada) el 12 de julio de 2006, donde fusilaron a Garcia Lorca los fasccistas de Granada. 

Pero su cadáver aun no se ha localizado y se ha intentado. Es posible que se lo llevara la familia días después de su muerte. He escrito dos libros.

Pretendo investigar y hacerme preguntas, con los datos a la vista, por qué  razón fusilaron al poeta de Fuente Vaqueros en la madrugada del 18 al 19 de agosto de 1936 en el Barranco de Víznar: Los Pozos, (Granada), donde también fusilaron y a otros muchos granadinos, entre ellos, a los banderilleros de la CNT Joaquín Arcollas y Francisco Galadí Melgar, aquí en Los Pozos se cree que hay un millar de muertos.  Por qué no le perdonaron la vida a Federo durante los días que estuvo preso en el gobierno civil de Granada entre los días 16 y 18 de agosto, a pesar de las insistentes peticiones de indulto por parte de influyentes amigos falangista y familiares, ¿acaso  le interrogaron, le torturaron y tan mal lo dejaron que ya no le podían poner en libertad?  Lo más seguro es que le sometieran a un duro interrogatorio, preguntas tales como dónde estaban sus amigos, entre ellos  Fernando de los Ríos   al que los falangistas y cedistas odiaban a muerte.  Si Angelina Cordobilla, la mujer que le llevaba la comida al gobierno civil y le vio vivo, en la entrevista que se le hizo el equipo de Ideal, en marzo de 1975, no dijo nada de esta hipótesis, ella sólo vio encima de una mesa  un tintero, papel y una pluma, pruebas que confirman que lo tenían allí para que denunciara a otros camaradas o amigos, hacer "la lista negra" y además para escribiera de puño y letra su propia confesión, es la única explicación lógica al recado de escribir, y si esta  lista de nombres, siempre sacados bajo amenazas y presión, y si los datos no eran satisfactorios, lo más seguro es que le torturan como hicieron con otros muchos detenidos.  Lo mismo que hacen hoy en día con los prisioneros en Guantánamo o en otras cárceles secretas.  Ahora hay que preguntarse ¿quién torturó a Federico, dónde está su confesión?

Ramón Fernández Palmeral


1º Libro: "Federico Garcia Lorca y el Flamenco", por Ramón Fernández Palmeral de venta en Amazon.

Federico García Lorca es el gran descubridor del flamenco moderno. El flamenco es un yacimiento arqueológico vivo. La raíces del flamenco se pierden en la historia, no hay constancia de su creación inicial, porque es una fusión de culturas musicales andaluzas, sin embargo, cada vez toma más fuerza que naciera en Andalucía Oriental: Jerez de la Frontera, Cádiz y Triana en Sevilla se extiende por Andalucía Oriental (Málaga, Jaén y Almería) y llega a La Unión (Murcia) a través de la minería, cante de las minas, pero no sube para al Levante, se queda en Murcia, aunque en los años 30 el Salón España de Alicante, luego Cinema Capitol, desfilaron cantaores de la llamada ópera flamenca como Manuel Vallejo o "El Niño Marchena " o "La Niña de la Puebla". Pero no arraiga quizás por la falta de cantaores autóctonos. Lamentablemente hoy en día al flamenco se le asocia con la etnia rom (gitanos caló hispánicos) tiene una imagen social negativa. García Lorca no era gitano y no le gustaba que se lo dijeran.

 

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2º Libro: "Federico García Lorcal el de Poeta en Nueva York", por Ramón Fernández Palmerar en Amazon. 

Federico García Lorca tras un desencuentro amoroso homoxesual viajó por un año a Nueva York y Cuba entre 1929 a 1930. El resultado fue esta obra maestra titulada "Poeta en Nueva York", póstuma de 1940, de poesía surrealista, automática y un sentdio avanzadp ultraísta, entendida como arte expresivo de vanguardia, que ha sido comentado por Ramón Fernández Palmeral un estudioso de los poetas de la Generación del 27 y del 36. También autor de "Federico García Lorca y el Flamenco", publicado en Amazon 2016. Biografías sobre Miguel Hernández, Carlos Fenoll, ensayos sobre la obra de Manuel Molina, Vicente Ramos, Rainer Maria Rilke, y Juan Gil Albert. Contiene "Federico García Lorca el de Poeta en Nueva York" con 19 ilustraciones originales de estilo surrealista de Palmeral,"alter ego" del autor de ensayo que contiene un prólogo y un amplio comentario, fotografias y que suman 214 páginas.

 Dirección de venta en Amazon:

https://www.amazon.es/Federico-Garc%C3%ADa-Lorca-Poeta-Nueva/dp/0244840

 

      Más fotos de mi viaje a Víznar y Alfacar:

 

 














 Fotos y dibujos de Ramón Palmeral

 


viernes, 6 de agosto de 2021

Isamil9 en Orihuela. Por Fungencio Fernández

 

CULTURAS IR

Isamil9 en la casa de Hernández. | E.B.L. Ampliar imagen Isamil9 en la casa de Hernández. | E.B.L.
Fulgencio Fernández | 03/11/2020 A A
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"Sentí el impulso de meterme en la cama de Hernández"
Música La cantautora leonesa Isamil9, que ha dedicado su último disco a Miguel Hernández, ha podido presentarlo en el pueblo del poeta, Orihuela, dentro de los actos del 110 aniversario de su nacimiento. Un viaje inolvidable, cargado de emociones, impulsos y lágrimas que jamás olvidará
Isamil9, leonesa, cantautora, poeta, Isabel Revilla del Río, es de esas gentes que sólo pone su voz al servicio de las causas en las que cree; frente al silencio de los olvidados, desfavorecidos o tirados en las cunetas; frente al manto que cubre vidas y biografías que lucharon contra opresores, especialmente vidas y obras de mujeres, tantas mujeres, la represaliada omañesa Genara, por ejemplo. Isamil camina al lado de los que creen y luchan, por su tierra o su trabajo, por su futuro o el Vestas o la mina... y siempre pone su voz y su sensibilidad al servicio de los poemas de Miguel Hernández, el poeta, que tanto significa para ella y al que ha dedicado su último disco, Me sobra el corazón.

Pone su voz al servicio de aquello en lo que cree porque, repite, «el silencio no es una opción, el silencio impuesto o mantenido por miedo, por autoimposición, es una losa que hay que levantar pues nunca es tarde para recolocar los sentimientos».

Muchas causas. Y Miguel Hernández.

Por eso acaba de vivir unos días muy especiales pues ha presentado su disco sobre el poeta de Orihuela... en Orihuela, dentro de unas jornadas que conmemoran el 110 aniversario del nacimiento de Hernández, el 30 de octubre de 1910. «Es algo que se comenzó a gestar cuando Aitor Larrabide, secretario de la Fundación Miguel Hernández, conoció mi libro disco y contactó conmigo. Íbamos a hacer algo en marzo, no pudo ser, pero sí fue posible ahora, gracias al esfuerzo de la Fundación, del Ateneo Cultural ‘Viento del pueblo’ y al ayuntamiento de Orihuela. Y a mis ganas, para qué ocultarlo».


                                               (Mujeres e la vida de Miguel Hernández)

La emoción de Isamil9 era tan evidente que, además del concierto, «recordaré el viaje, ir hacia Orihuela, toda mi vida», pese al contratiempo de algunos problemas que surgieron en el concierto, que provocaron un deficiente sonido que, lamenta la leonesa, «tengo que reconocer que la voz que allí se escuchó no fue la de Isamil9, provocándome además nervios e inseguridad; menos mal que estuve arropada, muy arropada, por María Vázquez, María, de nuestro colectivo Mil9, que recita ‘Vientos del pueblo’ yo creo que como nadie; y por Carla Lozano, la ilustradora, que participó en el libro disco y allí pintó un cuadro en directo, que después se sorteó entre los asistentes».

Pero, al margen de este disgusto con el sonido, Isamil9 se quedará para siempre con la emoción de pisar las huellas de Miguel Hernández. «No se explicar, creo que no se puede explicar, lo que sentí al llegar a su pueblo, a su casa donde vivió, con sus padres, donde está el patio de la higuera en el que Miguel se sentaba a refrescar y donde nacieron algunos de sus poemas. Ver los cerros por detrás de esa casa, su maleta, sus abarcas, su habitación...» y, seguramente, muchas cosas más pues Isamil9 es incapaz de contener las emociones y seguir contando. «Solo puedo decir que aunque se nos fue muy pronto ¡cuánto nos dejo! y cuán agradecida le estoy pues creo que cuanto más cantó sus canciones más me empapó de esos valores que él representa, que él nos legó pese a su corta vida».

Recuerda Isamil9 cómo necesitaba entonces abrazarse con María pero no era posible, como no era posible hacer realidad el deseo que en ese momento le rondaba la cabeza. «Me apetecía decirle a Tomás, el guía, que me dejara meterme en su cama, que cerraran las ventanas y a la mañana siguiente me iba, feliz, que ya no necesitaba ni dar el concierto».
Y recordó Isamil9 en Orihuela, y recuerda nuevamente de regreso, unas palabras de Vicente Aleixandre sobre Miguel Hernández que tienen gran vigencia en estos días, meses, que nos ha tocado vivir: «Donde había un dolor allí estaba Miguel».

Y esa frase, dice rotunda Isabel, va a ser su lema de vida: «Si con alguna de mis canciones, de mis cartas, de mis poemas, consigo mitigar el dolor de alguien, por pequeño que sea lo que disminuya, pensaré que mi vida ha tenido sentido. Creo que ésa es la lección que Miguel Hernández me ha regalado en este viaje, que me gustaría volver a repetir con más gente y con el consejo que siempre me da Sol (Gómez Arteaga): Vete llorada de casa, que esta vez no pudo ser».