Sinopsis:

Página multimedia virtual sobre la vida, obra y acontecimientos del universal poeta Miguel Hernández -que murió por servir una idea- con motivo del I Centenario de su nacimiento (1910-2010). Administrada por Ramón Fernández Palmeral. ALICANTE (España). Esta página no es responsable de los comentarios de sus colaboradores. Contacto: ramon.palmeral@gmail.com

lunes, 8 de noviembre de 2021

Miguel Hernández lejos del cliché del poeta-pastor, por Alejandro Duque Amusco

 

Miguel Hernández lejos del cliché del poeta-pastor

Tal día como hoy hace 76 años, el poeta moría en una cárcel de Alicante castigado por la represión, enfermedad y la desnutrición

Miguel Hernández, en una imagen sin datar.Miguel Hernández, en una imagen sin datar.Fondo Lagos de la BNE

Un día como hoy moría Miguel Hernández en la prisión de Alicante. La enfermedad, la desnutrición y las represivas condiciones carcelarias de la inmediata postguerra acabaron con él, a la edad de 31 años. No se cumple hoy una cifra redonda ni de su muerte ni de su nacimiento, y quizás por ello tenga más valor y sentido el recordarlo aquí y ahora, pues dudosa memoria es aquella que solo responde al capricho aritmético de las conmemoraciones.

La corta vida de Miguel Hernández se vio marcada por dos grandes pasiones: por su amor a la naturaleza y, en el plano literario, desde muy joven, por su atracción por la palabra poética. Y conste que no decimos por la poesía, sino, en términos más amplios, la palabra poética, ya que la primera vocación suya fue la de ser autor teatral, no poeta. Con el teatro pensaba que podría ganarse la vida. Lo primero que Miguel Hernández escribió fue precisamente una pieza teatral, Quién te ha visto y quién te ve y sombra de lo que eras, en la línea de los autos sacramentales de nuestra Edad de Oro.

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Volviendo sobre su pasión por la naturaleza, Miguel fue como una criatura surgida de ella –“elemental naturaleza desnuda”, lo llamó Juan Ramón Jiménez–, todo vitalidad, todo entusiasmo, y en el secreto íntimo de lo que es la tierra: sus floraciones, sus frutos, el nombre de cada árbol, el canto de los innumerables pájaros, que él sabía imitar como nadie. El muchacho de Orihuela se sentía hijo de la naturaleza, con clara conciencia de lo que eso suponía. Un don terrenal, una forma elemental de sabiduría que se tiene pero que no se aprende. Sentía fascinación por el agua y, a poco que pudiera, se iba al río a bañarse o, si llovía, se exponía gozosamente al caer de las gotas hasta empaparse de aquel maná purificador y sagrado. Aleixandre lo recuerda echándose de bruces al agua de los arroyos para beber. Y le gustaba trepar a los árboles y lo solía hacer, para sorpresa de los amigos que iban con él, en plena ciudad. “¿Dónde está Miguel?”, se preguntaban. Y Miguel se había encaramado a la copa de un árbol y desde allí imitaba el canto de un jilguero.

Estereotipos

De Miguel Hernández circuló durante muchos años un estereotipo que poco tenía que ver con su realidad biográfica. Se le vio como de familia pobre y poco cultivado, porque –se decía– apenas había podido ir al colegio de niño. Lejos de la verdad, como su biógrafo José Luis Ferris pone de manifiesto en su excelente libro Pasiones, cárcel y muerte de un poeta, ese cliché del poeta-pastor, al que el propio Hernández contribuyó en buena medida, ha enturbiado la clara imagen de su persona y lastrado el reconocimiento de su poderosa y siempre emocionante poesía. Para empezar a desmontar esa falsa imagen hemos de decir que no fue un niño pobre, sino un niño de familia modesta, pero con recursos para salir adelante en la España deprimida de comienzos del XX. Y no casa tampoco con la verdad que fuera un joven sin formación. Fue a la escuela hasta los 14 años, lo que pocos niños del medio rural podían permitirse entonces. Pasó por tres colegios distintos, y el último, el de Santo Domingo, un colegio privado de los jesuitas. En él Miguel estudió gracias a la “generosidad interesada” de los profesores, conscientes de su talento, y con la expectativa de poderlo orientar hacia su seminario. La imagen de un poeta algo “asilvestrado” no se corresponde por tanto con la realidad.

El cliché del poeta-pastor, al que el propio Hernández contribuyó en buena medida, ha lastrado el reconocimiento de su poderosa y siempre emocionante poesía

En lo físico era un joven fibroso, delgado, de estatura media; su rostro, siguiendo la descripción de Neruda, tenía algo de patata en su hechura, con pómulos marcados, ojos verdes claros, y coronada la cabeza por escaso pelo, que él además se empeñaba en llevar muy corto. Le atraía el esfuerzo y el ejercicio al aire libre. Y si lo hacía en compañía de amigos, la delicia era para él completa. Jugar a la pelota era su deporte favorito. En su equipo del pueblo se le conocía, según cuenta Ferris, por “el Barbacha”, que quiere decir “caracol”, porque, aunque buen jugador, era algo lento en sus movimientos. Algún poema temprano escribió sobre el fútbol.

Cuando llegó a Madrid a finales de 1931 pocos poetas de su edad tenían una formación literaria más sólida y completa que él. Conocía bien a Virgilio, fray Luis de León y San Juan de la Cruz, a Góngora y Quevedo. El teatro de Lope y de Calderón le eran familiares. También Verlaine y Gabriel Miró vendrían a conformar su gusto. Pero Miguel se da cuenta de que sus tentativas poéticas resultaban algo trasnochadas si se comparaban con lo que estaban escribiendo por entonces los poetas del 27, generación a la que él por estricta cronología pertenece.

A la zaga

Cuando vuelve a Orihuela decide cambiar y ponerse al día, y lo hace subiéndose al tren del neogongorismo, sin darse cuenta de que ese tren era ya cosa del pasado. El problema de Miguel Hernández es que va siempre a la zaga de los movimientos estéticos dominantes: desemboca en el gongorismo (Perito en lunas,1933) cuando había dejado de ser un acto reivindicativo y se había convertido en reliquia; luego se dedica al soneto y al arte medido (El rayo que no cesa, 1936) cuando lo que imperaba era el verso libre, y pasará por el surrealismo en sus odas a Neruda y Aleixandre, lo menos personal de su poesía, cuando la avanzadilla del 27 empezaba a dejar atrás ese estilo.

Hernández es quizás de los poetas que con mayor vigor ha exaltado la sexualidad desde la poesía

Durante la guerra escribirá dos libros en los que empieza a percibirse una gradual depuración expresiva: Viento del pueblo (1937) y El hombre acecha (1939), pero no será hasta Cancionero y romancero de ausencias, editado póstumamente en 1958 –para la crítica, hoy, su mejor y más auténtica obra–, cuando la voz del poeta se afine, se adelgace y pierda todo el formidable artificio retórico que la había caracterizado. Llega Miguel entonces a la máxima desnudez y a la mayor eficacia expresiva. Son poemas muchos de ellos compuestos en la cárcel, en condiciones lamentables. Abatido y vuelto de muchas cosas (al enterarse de que Stalin había firmado un pacto con Hitler se encoleriza), se repliega en lo más hondo de su intimidad: su esposa, su nuevo hijo, el recuerdo de su tierra natal, de sus antepasados, que parecen convocarle desde el más allá a perpetuar su sangre.

Porque Hernández es quizás de los poetas que con mayor vigor ha exaltado la sexualidad desde la poesía, y no por el placer erótico, sino por su fatalidad instintiva, su necesaria obligación y obediencia al mandato bíblico de “creced y multiplicaos”. Del sexo tiene un sentido primordial, genesíaco, como si fuera un regalo más de la naturaleza que él tanto amó, y de la que saltará, como una simiente, la viva chispa del hijo. El beso en la noche de los esposos tiene su perfecta encarnación en el hijo.

De ahí, de ese amor primario por la vida, nace el Cancionero y romancero. Bellísimas canciones que no recuerdan en absoluto ni a las de Lorca ni a las de Alberti, escollo que supo evitar admirablemente, y en las que Miguel Hernández ha sabido convertir su dolor y su desaliento en la mejor y más perdurable poesía.

domingo, 7 de noviembre de 2021

Miguel Hernández. El poeta del pueblo (Biografia en 40 artículos) Ramón Fernández Palmeral, ECU, 2019

 

MIGUEL HERNÁNDEZ. EL POETA DEL PUEBLO

MIGUEL HERNÁNDEZ. EL POETA DEL PUEBLO

BIOGRAFÍA EN 40 ARTÍCULOS

RAMÓN FERNÁNDEZ PALMERAL

Venta en Libreria Codez de Ohihuela ECU y Amazon

Editorial:
ECU EDITORIAL CLUB UNIVERSITARIO
Año de edición:
2019
Materia
Arte
ISBN:
978-84-17577-87-2
Encuadernación:
Rústica
Colección:
SIN COLECCION
21,90 €
IVA incluido
En stock

En 109.º aniversario del nacimiento del universal poeta Miguel Hernández, el escritor Ramón Fernández Palmeral presenta, a lo lago de 40 artículos monográficos, un estudio biográfico de la vida y obra del poeta oriolano. El presente libro incluye las últimas investigaciones publicadas sobre Hernández, siguiendo un planteamiento cronológico, y pretende exponer los aspectos biográficos de modo objetivo, eludiendo los mitos y tópicos creados en torno al llamado «poeta del pueblo».

Gracias al formato de artículos monográficos es posible profundizar con más detalle y rigor en los temas que más interesan: su infancia y adolescencia, amistades madrileñas, época de miliciano, amores...

Miguel Hernández y los poetas hispanoamericanos, Jose María Balcells Doménech, FCMH de Orihuea, 2021

 MIGUEL HERNÁNDEZ Y LOS POETAS HISPANOAMERICANOS Y OTRAS PÁGINAS HERNANDISTAS

MIGUEL HERNÁNDEZ Y LOS POETAS HISPANOAMERICANOS Y OTRAS PÁGINAS HERNANDISTAS

BALCELLS DOMÉNECH, JOSÉ MARÍA

Editorial:
FUNDACION CULTURAL MIGUEL HERNANDEZ
Año de edición:
2021
Materia
Arte
ISBN:
978-84-948164-4-4
Páginas:
312
Encuadernación:
Rústica
Colección:
BIBLIOTECA HERNANDIANA
15,00 €
IVA incluido
En stock

José Mª Balcells, barcelonés de nacimiento, vivió en Orihuela durante su primera juventud, y conoció y trató a personas como el hermano del universal poeta, Vicente, a Josefina Manresa, al abogado José Martínez Arenas o al poeta-panadero Carlos Fenoll.
Su primer artículo sobre el oriolano es de 1968, y su autor contaba entonces con 25 años de edad. Dos años después preparó su tesis de licenciatura sobre Hernández.
En septiembre de 2019 recibió, por parte de la Fundación Cultural Miguel Hernández, la Medalla al Mérito Hernandiano.
En el libro de Balcells, de 312 páginas y dieciseis capítulos, se incluyen sus trabajos más significativos publicados en los más de cincuenta años de trayectoria como estudioso hernandista. También se incluyen cinco estudios inéditos.

Ramón Sijñe. Del peridosimo al ensayo, por José Antonio Sáez Fernández, FCMH de Orihuela, 2021

 

RAMÓN SIJÉ, DEL PERIODISMO AL ENSAYO

RAMÓN SIJÉ, DEL PERIODISMO AL ENSAYO

SÁEZ FERNÁNDEZ, JOSÉ ANTONIO

Editorial:
FUNDACION CULTURAL MIGUEL HERNANDEZ
Año de edición:
2021
Materia
Arte
ISBN:
978-84-948164-7-5
Páginas:
474
Encuadernación:
Rústica
20,00 €
IVA incluido
En stock

el libro Ramón Sijé, del periodismo al ensayo, del profesor y poeta almeriense José Antonio Sáez Fernández. Editado por la Fundación Cultural Miguel Hernández con la colaboración del Ayuntamiento de Orihuela, reúne en sus 472 páginas no sólo una extensa introducción del profesor Sáez Fernández sobre Sijé, sino también un prólogo de Francisco Javier Díez de Revenga, catedrático de Literatura Española en la Universidad de Murcia, además de los principales trabajos periodísticos y ensayos de Ramón Sijé publicados entre 1926 y 1936.

La huella de Miguel Hernández. En Cartagena, la Unión y Palos, por María Victoria Martín González. Malbec ediciones, 2020

 

LA HUELLA DE MIGUEL HERNÁNEZ EN CARTAGENA, LA UNIÓN Y CABO DE PALOS

LA HUELLA DE MIGUEL HERNÁNEZ EN CARTAGENA, LA UNIÓN Y CABO DE PALOS

MARIA VICTORIA MARTIN GONZALEZ

Editorial:
MALBEC EDICIONES
Año de edición:
2020
Materia
Arte
ISBN:
978-84-122175-6-8
Encuadernación:
Rústica
22,00 €
IVA incluido
En stock

El paseo apacible por el recuerdo de Miguel Hernández, entre las calles modernistas y
el plácido puerto de una ciudad del sureste mediterráneo, entre los atardeceres
minerales de su sierra y el solemne faro de Palos, cimbreado de levante, de historias y
de versos del mar es una nueva ruta hernandiana que transcurre por las tierras de
Cartagena, La Unión y Cabo de Palos, inspirado en la prosa lírica, dedicada a Carmen
Conde, Ciudad de mar ligero y campo rápido que escribe el poeta de Orihuela tras su
primera visita a Cartagena. Pero en el origen de todo está Gabriel Miró y en el camino
no faltan las historias de vida de Andrés Cegarra y su hermana María, de Antonio
Oliver y de Carmen Conde.
La huella de Miguel Hernández en Cartagena, La Unión y Cabo de Palos es una
invitación a un viaje cultural por la ciudad que acogió desde 1933 al joven poeta
oriolano, recién estrenado su Perito en lunas, aportándole un indiscutible impulso en
sus inicios literarios. Pero también es el viaje por un intervalo de la vida de ese Miguel
Hernández que llegó y se quedó para siempre en el alma de estos parajes costeros del
sureste español. Porque los amigos que conoció aquel 2 de octubre de 1932 en
Orihuela y le invitaron a Cartagena, le fueron fieles desde el principio y mucho más allá
de su final en esta vida.

Miguel Hernández. Piedra Vica de Román López Cabrera, Cscaborra ediciones 2021

 

MIGUEL HERNÁNDEZ. PIEDRA VIVA

MIGUEL HERNÁNDEZ. PIEDRA VIVA

LÓPEZ CABRERA, ROMÁN

Editorial:
CASCABORRA EDICIONES
Año de edición:
2021
Materia
Arte
ISBN:
978-84-09-30182-9
Páginas:
120
Encuadernación:
Cartoné
18,00 €
IVA incluido
En stock

En 1910 nacía en Orihuela Miguel Hernández Gilabert; tras unos años de
estudios en el colegio jesuita de Santo Domingo, su padre decidió que sería más
útil cuidando el rebaño de cabras de la familia. Pero Miguel entendió muy pronto
que su destino era escribir versos y teatro. Con esa determinación empezó una
larga lucha por hacerse un hueco en el panorama literario del Madrid de los años
treinta, hasta lograr codearse con nombres de la talla de Pablo Neruda, Vicente
Aleixandre, Maruja Mallo, Rafael Alberti o Federico García Lorca. Por el camino
descubrió el amor y, tras varios desengaños amorosos, sería con Josefina
Manresa con quien acabaría casándose.
Miguel, que había sido criado en el entorno cultural-eclesiástico de la Orihuela
de la época, fue descubriendo otras formas de pensar tras su integración en el
ambiente madrileño y, al comenzar la Guerra Civil, tomó partido y compromiso
con la República y con el Partido Comunista, convirtiéndose en uno de los
principales poetas del período bélico y llegándose a ganar los apelativos de
Poeta de la Revolución o Poeta del Pueblo.
En 1939, acabada la guerra, fue detenido y allí empezó un cruel periplo
carcelario por diez prisiones hasta su muerte tres años después, sin renunciar
jamás ni bajo ninguna circunstancia a sus ideales de libertad.

El taller liteario de Miguel Hernández, Jose Carlos Rovira, Universidad de Jañen 2020

 

EL TALLER LITERARIO DE MIGUEL HERNÁNDEZ

EL TALLER LITERARIO DE MIGUEL HERNÁNDEZ

ENTRE LOS CLÁSICOS Y LA VANGUARDIA

ROVIRA SOLER, JOSÉ CARLOS

Editorial:
UNIVERSIDAD DE JAEN
Año de edición:
2020
Materia
Arte
ISBN:
978-84-9159-362-1
Páginas:
232
Encuadernación:
Rústica
22,00 €
IVA incluido
En stock

Este libro es un recorrido nuevo por los estímulos culturales y literarios que fueron determinando a Miguel Hernández desde sus comienzos. Aparte del neogongorismo explícito, nombres como Rubén Darío, Gabriel Miró, Jorge Guillén, Federico García Lorca, Valéry, Apollinaire o el Rilke de los poemas franceses; los apuntes poéticos de Herrera y Reissig; o el lenguaje conmemorativo en los centenarios de Lope de Vega, Garcilaso de la Vega y Gustavo Adolfo Bécquer, nos llevan al tiempo de la guerra y la cárcel, donde el último taller será una conjunción entre los clásicos y la vanguardia, entre la poesía popular y la cultura literaria extensa en la que, con autodidactismo, un hombre de treinta años se había forjado a lo largo de poco más de una década de escritura.


The present book is a new tour through the cultural and literary stimuli that determined the work of Miguel Hernández since his beginning. Besides the explicit neo-gongorism, names like Rubén Darío, Gabriel Miró, Jorge Guillén, Federico García Lorca, Apollinaire or the French poems by Rilke; the poetic notes of Herrera and Reissing; or the commemoratrive language used in the centenaries of Lope de Vega, Garcilaso de la Vega and Gustavo Adolfo Béquer take us into a time of war and prision, where the last workshop will be a conjuction between the Classic and the avant-garde, between the popular poetry and the extensive literary culture in which, being self- instructed, a thirty-year-old man had shaped himself over little more than a decade of writting.

miércoles, 3 de noviembre de 2021

Miguel Hernández, un torero fastidioso, por Antgonio Lorca

 

Miguel Hernández, un torero fastidioso

La idea de incluir la imagen del poeta de Orihuela para ilustrar el cartel anunciador de la feria de Alicante ha sido sencillamente brillante

“Que la realidad no te fastidie un buen titular”, reza el viejo adagio periodístico. Tal que así es lo ocurrido en el Ayuntamiento de Alicante, en el que los grupos de izquierda Guanyar Alacant y Compromís, que gobiernan en un tripartito con el PSOE, se negaron a aceptar los carteles taurinos de la feria de Hogueras porque el cartel incluía la imagen del poeta Miguel Hernández, junto a uno de sus poemas en defensa del toro.

El asunto está solucionado, como corresponde a un estado democrático, aun cargado de deficiencias, pero evidencia la contradicción en la que se mueven algunos grupos políticos en relación con la fiesta de los toros.

Debe reconocerse, en primer lugar, que la idea de utilizar —en el mejor sentido del término— la imagen del poeta de Orihuela para ilustrar el cartel anunciador de la feria ha sido sencillamente brillante. Parece que la iniciativa partió de Ignacio Lloret, gerente de la empresa taurina de Alicante, y la plasmó José Ramón Lozano, director de comunicación y diseñador en su tiempo libre. Enhorabuena a los dos, pues no han hecho más que servirse de la realidad para escribir el mejor titular posible con motivo del 75 aniversario de la muerte del artista.

Miguel Hernández fue un poeta genial, un hombre de izquierdas y aficionado a los toros. Criado entre cabras y caballos de picar, conoció pronto la tauromaquia, se sintió fascinado por el toro y sus circunstancias y a ellos dedicó algunos de sus mejores poemas; como el que ilustra el cartel: … Despierta…toro: esgrime, desencadena, víbrate. Levanta, toro: truena, toro, abalánzate. Atorbellínate, toro: revuélvete. Sálvate, denso toro de emoción y de España…

Trabajó junto a José María de Cossío en la magna enciclopedia Los Toros, y pasó muchas horas en la Biblioteca Nacional recopilando datos biográficos de muchos toreros, cuyas historias fueron escritas por el poeta. Según diversos autores, suyas son las biografías de José Ulloa Tragabuches, Antonio Reverte Jiménez, Manuel García El Espartero y Rafael Molina Sánchez Lagartijo, todas ellas publicadas en el tomo III de la enciclopedia Los Toros (Madrid, 1945).

Antes y después de su encuentro con Cossío, el toro es una de las grandes metáforas en la obra de Miguel Hernández; el toro expresaría no solo la tragedia y la gloria de la existencia humana, sino el espíritu telúrico e inmortal de España, según Mariate Cobaleda, doctora en Filosofía, y autora de un estudio sobre el simbolismo del toro en la obra del poeta. Resalta, asimismo, el semblante heroico del torero de Miguel Hernández, “un torero que se inicia en la nobleza y el valor por la capacidad de tragedia que implica la lidia”. El poeta convierte al diestro en protagonista, siempre desde el trágico instante de la cogida, un nefasto suceso que glorifica y honra al torero, “al que entiende como un espejo de la humanidad”.

Ese es el pensamiento de Miguel Hernández, y así perdurará para siempre.

 La izquierda alicantina se opone al cartel para sobrevolar sus propios escrúpulos y acaba aceptándola para no ser tachada de autoritaria

Él, como García Lorca, Alberti o el filósofo Ortega y Gasset, entre otros, fueron hijos de su época, intelectuales insignes y espíritus sensibles que apreciaron en la fiesta de los toros algo más que el color de la sangre.

Ahí queda su memoria, la memoria de España, la cultura y la historia, para bien o para mal, guste o no guste, pero a la que no se puede renunciar.

Ese es el error principal de la izquierda alicantina, mezclado con una estratagema propia de quien posee una ideología ligera de equipaje: se oponen a la imagen taurina del poeta para sobrevolar sus propios escrúpulos, y acaban aceptándola, por imperativo legal, para no ser tachados de autoritarios.

Lo único que está claro es que Miguel Hernández representa el toro y es torero, y, como tal, una molestia para quienes consideran que la tauromaquia es una afición propia de bárbaros.

La realidad del poeta les ha fastidiado el buen titular que sostiene su estrategia política.

Que sigan siendo, pues, antitaurinos, y aprendan, también, del poeta al que dicen admirar: “No soy de un pueblo de bueyes/ que soy de un pueblo que embargan/ yacimientos de leones,/ desfiladeros de águilas/ y cordilleras de toros/ con el orgullo en el asta”.

Comentario de Carlos Bermejo sobre el libro "Miguel Hernández, poeta del pueblo (biografía en 40 articulos)" de Ramón Fernández Palmeral

 


 

Comentario del escrito murciano Carlos Bermejo sobre el libro "Miguel Hernández, poeta del pueblo (biografía en 40 articulos)" de Ramón Fernández Palmeral


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martes, 2 de noviembre de 2021

Un dibujante de la palabra . Antonio Buero Vallejo

 


Un dibujante de la palabra

Buero dejó constancia de su afición a la pintura en sus retratos y en el carácter visual de sus obras de teatro, para las que hizo verdaderos bocetos

IÑAKI EZKERRA

La faceta de dibujante del dramaturgo Antonio Buero Vallejo ha sido muy poco difundida y, si ha tenido noticia el lector medio español de ella ha sido gracias al célebre retrato que le hizo a Miguel Hernández en enero de 1940, cuando coincidieron ambos en la prisión de Toreno. En ese emblemático dibujo a lápiz ya está presente su estética dolorida, su rayado humanizador, su profundización óptica y ética en las huellas físicas que ha dejado en un rostro el sufrimiento de la guerra y de la cárcel; esa dramática angulosidad de las facciones que quizá limó el compañero de fatigas Buero porque al fin y al cabo se trataba de un recuerdo que el poeta de Orihuela quería enviar a su pequeño hijo para que no se olvidara de cómo era su padre. Sin embargo, ese retrato es solo una muestra del talento pictórico de nuestro hombre, que merecía mucha más atención porque no solo fue un buen dibujante sino eso que se le pide a un artista para ser considerado tal: que sea capaz de verter en el trazo sobre el papel su personalidad, un mundo propio y una interpretación particular de la realidad, de la existencia o del hecho estético. La exposición que se inauguró el pasado 9 de septiembre en la Biblioteca Nacional con motivo del centenario del escritor, y que permanecerá abierta hasta el 6 de noviembre, le hace cierta justicia porque se detiene en ese aspecto de su creatividad que fue fundamental hasta en su manera de concebir el arte dramático, al que se acabaría dedicando el resto de su vida.

Buero Vallejo no solo escribía teatro sino que lo dibujaba, lo visualizaba al escribirlo; representaba las escenas, la distribución de los muebles y de los personajes en una infinidad de bocetos. El carácter visual de sus obras llega al punto de que forma parte del propio argumento, genera este y lo modela en muchos casos. En 'Historia de una escalera', los descansillos, las ventanas, las barandas, los escalones, la luz y la sombra que se derraman sobre esos interiores de una casa de vecinos no es que sean parte de la trama sino que 'son' la trama. En 'El concierto de San Ovidio' es fundamental la escena del apagón en la que el empresario sin escrúpulos, que se aprovechaba de los ciegos de un hospicio, queda de pronto indefenso ante uno de ellos que se mueve como pez en el agua en medio de la oscuridad y que lo persigue hasta matarlo a garrotazos. El mismo tema de la obra es la ausencia de visión de la que participa, comprometido, el espectador cuando desaparece la luz del escenario. En 'La Fundación', el espacio en que se mueven sus cinco protagonistas muda de un modo tan plástico como simbólico. La grata estancia con excelentes vistas del centro de investigación, en el que supuestamente trabajan, es una ilusión de uno de ellos, que de pronto se revela como una sórdida celda en la que esperan su ejecución. Y la alusión a la pintura se hace aún más explícita en el Goya o El Greco presentes, respectivamente, en 'El sueño de la razón' y 'Misión al pueblo desierto' o en el Velázquez de 'Las meninas' y del 'Diálogo secreto', que es literalmente un homenaje al conocido cuadro de 'Las hilanderas'.

La exposición de la Biblioteca Nacional lleva el título 'Del dibujo a la palabra', pero podría haberse titulado también 'De la palabra al dibujo' porque la obra de Buero Vallejo es un dilatado diálogo entre las dos artes y ambas forman en su legado un todo complejo y compacto. Buero Vallejo fue en realidad un dibujante de la palabra. La descripción que nos brindó de él su amigo Francisco García Pavón alude especialmente a lo gráfico de su escritura: «Aferrado a su pluma lentísima, a su letra ratonera, a sus obras difíciles y espaciadas...» Y alude también a sus manos: «Su tabaco de siempre, sus trajes aburridísimos, su gesto de doloroso sentir, su apurar razones moviendo las manos como si amasase el ámbito...» ¡Amasar el ámbito! ¿Qué mejor definición para las manos de un artista?

Un dibujante trágico

Donde se revela Buero Vallejo como un consumado dibujante y un inspirado ilustrador es en plena Guerra Civil, en los dibujos que realizó entre 1937 y 1938 para dos publicaciones militares: 'La Voz de la sanidad de la XV División' y 'La Voz de la Sanidad del ejército de Levante'. Es en esas dos revistas en las que vierte todo lo que había aprendido durante los años inmediatamente anteriores en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, en la que había ingresado en 1934, cuando contaba 18 años. En esos pliegos impresos está un Buero anterior al retrato de Hernández que sirve con entusiasmo juvenil a la causa republicana. Se conservan 55 dibujos de su colaboración en los panfletos bélicos, entre los que hay gráficos, croquis, planos esquemáticos sobre movimientos de tropas, viñetas de divulgación sanitaria, lo que podemos llamar una obra menor pero de gran significado testimonial. Entre esos trabajos se echa de menos las falsificaciones de documentos oficiales, que, al parecer y según palabras de su viuda, «se le daban muy bien».

Pero todo ese material no eclipsa al artista que irrumpe en una aguada como la de 'El Jardín de los Molinos' y que juega con el tópico de la melancolía romántica, pero muestra a la vez una radical desolación en la fuente solitaria y machadiana que le sirve de motivo central así como un inquietante enrarecimiento en las hojas que penden sobre ella y que nos remiten al modernismo menos complaciente. En otros trabajos de esa época ya comparece un Buero directamente sombrío, existencialista e incluso expresionista, como el de las ilustraciones que acompañan a unos poemas del escritor judío húngaro Ludwig Detsinyi o a un romance de resonancias lorquianas firmado por Miguel Alonso Calvo, que es como se llamaba y apellidaba el poeta que luego firmaría como Ramón Garciasol, gran amigo de Buero desde su infancia en Guadalajara y al que aludiría emotivamente en la célebre entrevista que le hizo Joaquín Soler Serrano en 1976. El hecho de que Calvo usara un seudónimo después de la guerra responde a la necesidad que tuvo de ocultar su pasado republicano para evitar la tardías represalias de la paz.

Sí. En muchos de los dibujos que hizo Buero Vallejo en aquella época de la contienda a lápiz, a pluma o a carboncillo se advierte una línea corta y segura, casi puntillista, y un desasosiego vanguardista en el que la crítica ha visto un precursor del cómic 'underground', del que el norteamericano Robert Crumb sería el máximo exponente. Pero Buero tiene referencias más lejanas y cercanas, bien en la fantasmagoría gótica y decimonónica de Gustavo Doré, de quien, por cierto, hizo un retrato; bien en la tenebrosidad expresionista de los carteles cinematográficos que se diseñaban ya en la década de los veinte. El mismo retrato en contrapicado que hizo de un Santiago Ramón y Cajal ataviado de negro desde el cuello a los zapatos guarda un desasosegante parentesco estético con la cartelería del 'Nosferatu' de Friedrich Wilhelm Murnau o de 'El gabinete del doctor Caligari' de Robert Wiene, que a su vez son trasuntos del célebre 'Grito' de Edvard Munch. ¿Quería Buero Vallejo, con esa imagen fantasmagórica del Nobel de Medicina español sugerir el grito dramático del humanismo derrotado por la guerra?

Pero, más lejos de ese carácter vanguardista y pionero, hay en todos los trabajos de Buero y de manera muy especial en los retratos que haría durante la guerra o los años inmediatamente posteriores de paso por diferentes cárceles de España, una «voluntad camusiana de rehumanización del hombre en medio de un tiempo de barbarie». Buero Vallejo es un dibujante trágico. Y es un pariente ético de Albert Camus. Lo sería más tarde y quizá de una manera consciente en su teatro, pero lo fue asimismo durante aquellos años en los que Camus no era ni conocido. Y lo fue por coincidencia, por compartir ambos una visión hondamente dolorida del ser humano que busca su dignificación en una mirada, en un gesto, en un acto de generosidad con los otros.

De los retratos que Buero Vallejo hizo de sus compañeros de contienda y después de prisión, lo que tienen todos en común es la inmensa dignidad que destilan. Es el caso del que le hizo al médico húngaro Óscar Goryan, a cuyas órdenes trabajó como sanitario en el frente del Jarama. Y es también el caso del que le hizo al comandante del ejército republicano Narciso Julián, compañero suyo en El Dueso; el que realizó del cabo ametrallador de aviación Rafael Navarro, a su paso por la cárcel madrileña de Yeserías; el archiconocido de un Miguel Hernández condenado a muerte...

Ensayista y poeta

Hay otras dos facetas de Buero Vallejo -la de sus ensayos y la de su poesía- que quedaron eclipsadas por su prestigio como autor dramático hasta el punto de que hoy no es fácil acceder a ellas porque las publicaciones en las que se fueron vertiendo en su día han quedado agotadas, descatalogadas y pendientes de una reedición. Es el caso de 'Tentativas poéticas', una amplia colección de versos publicada en 1991 por la editorial malagueña Canente; el de 'Marginalia', volumen misceláneo que contiene algunas de sus composiciones y que fue editado por el Club Internacional del Libro en 1984, o el de la edición crítica de su 'Obra completa', realizada por Luis Iglesias Feijoo y Mariano de Paco para Espasa Calpe en 1994. En la faceta poética es destacable su buen pulso para el endecasílabo conciso y preciso conceptual y metafóricamente, como lo demuestra el soneto que le dedica a Rafael Alberti en 1972 cuando aún se halla en el exilio y él lo echa de menos en un viaje que hace a su Cádiz natal: «la Capital dormida que te sueña/ esperando que el alba la despierte».

Pese a dedicar numerosos poemas a sus amigos de la generación del 27 (a Alberti, a Aleixandre, a García Lorca, a Gerardo Diego, a Dámaso Alonso, a Jorge Guillén...), Buero Vallejo sería un poeta que se inscribe en la generación del 36 (la de su amigo Garciasol y la del propio Hernández), en la que ya la vanguardia queda tamizada por un regreso sabiamente contenido e inevitablemente pendular a la tradición. El soneto dedicado a Guillén sintoniza perfectamente con la austeridad formal y anímica de los 'Sonetos a la piedra' de Dionisio Ridruejo: «Afiladas aristas de alegría/ surcaban el metal centelleante,/ los suaves poliedros, la incesante/ congelación donde tu luz ardía.»

La faceta de ensayista se inicia en Buero con un «estudio crítico biográfico» de Gustavo Doré que publicó en 1949 por encargo. A ese texto se añaden las reflexiones de 'Tres maestros ante el público: Valle-Inclán, Velázquez, Lorca', que publicó Alianza Editorial en 1973 y que dan fe de sus lúcidas obsesiones.

No es extraño que en su discurso de entrada en la Real Academia, pronunciado en 1972, el tema fuera 'García Lorca ante el esperpento', un título que remite al mismo círculo de preocupaciones nacionales, intereses intelectuales y autores referenciales.

¿Quién tiene el famoso retrato de Miguel Hernández que Buero Vallejo le hizo en la cárcel?

El autor teatral se lo regaló al poeta, éste a su mujer, Josefina Manresa, y ella se lo dejó a Juan Guerrero Zamora… que no lo devolvió.

El autor teatral se lo regaló al poeta, éste a su mujer, Josefina Manresa, y ella se lo dejó a Juan Guerrero Zamora… que no lo devolvió. 

Al hilo del 75 aniversario de la muerte de Miguel Hernández saco a la luz un asunto que me parece no ha sido objeto de atención de ningún investigador: el de la existencia de un conocidísimo dibujo del poeta que le hizo en la cárcel quien fue pintor en su juventud y después extraordinario dramaturgo, Antonio Buero Vallejo. Considero de interés general que se pudiera conocer el actual paradero de tal retrato por la sencilla razón de que ha sido miles de veces reproducido, tanto en prensa, medios audiovisuales y por supuesto libros de texto. ¿Qué escolares, me pregunto, no recordarán ahora esa ilustración junto al texto correspondiente sobre el autor de "Perito en lunas"?

Conocí a Buero Vallejo de encuentros en estrenos teatrales madrileños -no se perdía uno- y de un par de entrevistas que le hice en su domicilio de la antigua calle de Hermanos Miralles, en los aledaños de Goya. Piso antiguo, sombrío, que de alguna manera reflejaba las costumbres del escritor y académico de la Lengua. Advertí, no más entrar en una salita de estar, un cuadro en las paredes que en décimas de segundos identifiqué sin duda con el famoso retrato de Miguel Hernández. Creí que era el original y su autor me sacó del error: "No, es una copia, de las muchas que hay por todas partes. El original lo debe tener Juan Guerrero Zamora". Me quedé con ese dato aunque lamento no haber seguido la pista. Ni Buero ni nadie, que se sepa, denunció a ese posible nuevo dueño del dibujo: un reconocido realizador de programas dramáticos de Televisión Española, que estuvo casado primero con la gran actriz del cine de los 40 Maruchi Fresno, y después, ya en época de la Transición, con otra excelente actriz, Nuria Torray. Nacido en Melilla, autor de varios libros de versos y también por cierto de una biografía: "Proceso a Miguel Hernández". Me hice con un ejemplar, publicado en 1990 por Editorial Dossat. Cita allí varias veces a Buero y, en concreto, página 154, alude a que "… el 25 de enero le había dibujado en dos tardes el famoso retrato". El año era 1940, dos antes de la muerte del poeta. Pero ¿cómo, de qué manera llegó luego a manos de Juan Guerrero Zamora, según me había dicho Buero, sin darme más detalles?

La respuesta la tuve cuando encontré otro libro, aparecido diez años antes que el de Guerrero: "Recuerdos de la viuda de Miguel Hernández", ediciones De la Torre. En la página 132, donde Josefina Manresa refería la carta que su marido le había enviado con fecha de 4 de marzo desde la prisión madrileña de Conde de Toreno, pudo leer esto: "… y ya que no puedo ir de carne y hueso, iré de lápiz, o sea, dibujado por un compañero de fatigas, como verás, bastante bien. Se lo enseñarás al niño todos los días para que vaya conociéndome, y así no se extrañará cuando me vea".En su época de cautiverio en diversas cárceles, condenado a muerte durante ocho largos meses y medio hasta que le conmutaron la condena, Buero Vallejo contaba haber regalado alrededor de mil dibujos, la mayoría de ellos para regalárselos a sus compañeros de presidio. En la cárcel de Conde de Toreno sólo recordaba haber realizado unos sesenta, algunos a solicitud de los reclusos. "Miguel no me lo pidió pero le gustó la idea. Lo retraté en un par de tardes. Se lo di, naturalmente y él se lo envió a Josefina". Llevaba esta dedicatoria: "Para Miguel Hernández en recuerdo de nuestra amistad de la cárcel". Y debajo la firma y la fecha, 20-I-XL.

Volvemos al libro de recuerdos de la viuda del poeta, misma página 132: "Por desgracia me desapareció este dibujo en la visita que me hizo Juan Guerrero Zamora cuando vino a Cox, donde yo vivía entonces, a recoger datos para la biografía que estaba preparando sobre Miguel. Lo puso en la biografía y ya no me lo devolvió, a pesar de que le escribí pidiéndoselo, el cual no me contestó. Me devolvió el dibujo en que está Miguel de cuerpo presente y todos los retratos que yo le había dejado para la biografía, menos éste". Se lamentaba Josefina Manresa del expolio de que fue objeto por otros caraduras que se quedaron con dibujos del propio Miguel, de libros de primeras ediciones y hasta de poemas autógrafos. ¿Cómo calificar esas acciones? En Orihuela, felizmente, está en pie la Casa-Museo dedicada a Miguel Hernández. Difícil, por no decir imposible, sería pensar que ese famoso retrato y otros documentos valiosos del poeta, pudieran algún día mostrarse en ese lugar. Que existan delincuentes de medio pelo, puede comprenderse, arramblando con piezas que desconocen. Pero que escritores, periodistas, intelectuales se lucren de manera tan mezquina, valiéndose del engaño de quien, como Josefina Manresa, les mostró abierta y generosamente el patrimonio literario de una de nuestras mayores glorias de la poesía, muerto tempranamente, compartiendo su miseria con la de los suyos, es algo que escribimos entre la repulsa y el asco. Por cierto: Juan Guerrero Zamora falleció en Madrid el 28 de marzo de 2002. Extraña casualidad la de que fuera la misma fecha de la muerte de Miguel Hernández, sólo que sesenta años después.

...............

 

Con fecha 02-11-2021. Escribe Aitor L. Larrabide, director de la Fundación, escribe en nota pública en Facebook, en mi muro:

    «El retrato lo devolvió juan Guerrero Zamora. Está en el legado de Miguel Hernández comprado por la Diputación de Jaén. Así que es mejor enterarse antes y no difamar, especialmente a quien ya no puede defenderse».

 

Libertad Digital

- Seguir leyendo: https://www.libertaddigital.com/cultura/arte/2017-03-28/quien-tiene-el-famoso-retrato-de-miguel-hernandez-que-buero-vallejo-le-hizo-en-la-carcel-1276595796/

jueves, 28 de octubre de 2021

"Programación del ‘Otoño Hernandiano’ 2021, Orihuela.

 

La Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Orihuela y la Fundación Cultural Miguel Hernández organizan desde el miércoles 13 de octubre hasta el miércoles 1 de diciembre diferentes actos enmarcados en la programación del ‘Otoño Hernandiano’ en homenaje al poeta oriolano Miguel Hernández en el 111º aniversario de su nacimiento, el 30 de octubre.

Se han programado exposiciones, conciertos, recitales de poesía, presentaciones de libros, talleres infantiles, representaciones de teatro, entre otros.

 

El programa de actos es el siguiente:

Sábado 30 de octubre

8 a 14,15 horas: Exposición titulada ‘La Andalucía de Miguel Hernández’, que se podrá ver hasta el viernes 31 de diciembre de lunes a sábado, de 8 a 14,15 horas y de 15 a 21 horas, en la Biblioteca Municipal ‘María Moliner’.

Orihuela, evento cultural: Concierto homenaje a Miguel Hernández por la Orquesta Sinfónica de Orihuela (OSO), dentro del programa del 'Otoño Hernandiano' 2021 de la Concejalía de Cultura

En la muestra los visitantes disfrutarán de tener la huella andaluza en obra y vida del mayor exponente de la poesía en Orihuela.

Se cumplirán todas las normas de seguridad y medidas sanitarias por la pandemia de la COVID-19.

10 a 14 h.: Exposición titulada ‘Grabados’, por el artista José Vázquez Cereijo y la pintora Maruja Mallo, en la sala de exposiciones ‘Miguel Hernández’ del Rincón Hernandiano de Orihuela.

La muestra se podrá ver hasta el lunes 28 de febrero de 2022 de lunes a sábado, de 10 a 14 horas y de 16 a 19 horas.

Se cumplirán todas las normas de seguridad y medidas sanitarias por la pandemia de la COVID-19.

15 a 21 h.: Exposición titulada ‘La Andalucía de Miguel Hernández’, que se podrá ver hasta el viernes 31 de diciembre de lunes a sábado, de 8 a 14,15 horas y de 15 a 21 horas, en la Biblioteca Municipal ‘María Moliner’.

En la muestra los visitantes disfrutarán de tener la huella andaluza en obra y vida del mayor exponente de la poesía en Orihuela.

Orihuela, evento cultural: Concierto homenaje a Miguel Hernández por la Orquesta Sinfónica de Orihuela (OSO), dentro del programa del 'Otoño Hernandiano' 2021 de la Concejalía de CulturaSe cumplirán todas las normas de seguridad y medidas sanitarias por la pandemia de la COVID-19.

16 a 19 h.: Exposición titulada ‘Grabados’, por el artista José Vázquez Cereijo y la pintora Maruja Mallo, en la sala de exposiciones ‘Miguel Hernández’ del Rincón Hernandiano de Orihuela.

La muestra se podrá ver hasta el lunes 28 de febrero de 2022 de lunes a sábado, de 10 a 14 horas y de 16 a 19 horas.

Se cumplirán todas las normas de seguridad y medidas sanitarias por la pandemia de la COVID-19.

17,30 h.: Concierto homenaje a Miguel Hernández por la Orquesta Sinfónica de Orihuela (OSO) en la explanada de Playa Flamenca de Orihuela Costa, organizado por la Concejalía de Cultura.

La entrada es gratuita.

20 h.: Concierto presentación del disco titulado ‘A propósito de Miguel Herández, un poeta de Orihuela’, de Begoña Olavide y Javier Bergia, en el Auditorio del Centro Cultural ‘La Lonja’.

El acto, que está organizado por la Concejalía de Cultura y la Cátedra Miguel Hernández de la Universidad Miguel Hernández (UMH), contará con el guión y la participación del escritor y profesor José Luis Ferris.

La entrada es gratuita.

 

Orihuela, evento cultural: Concierto homenaje a Miguel Hernández por la Orquesta Sinfónica de Orihuela (OSO), dentro del programa del 'Otoño Hernandiano' 2021 de la Concejalía de Cultura

Domingo 31 de octubre

10 a 14 h.: Exposición titulada ‘Grabados’, por el artista José Vázquez Cereijo y la pintora Maruja Mallo, en la sala de exposiciones ‘Miguel Hernández’ del Rincón Hernandiano de Orihuela.

La muestra se podrá ver hasta el lunes 28 de febrero de 2022 de lunes a sábado, de 10 a 14 horas y de 16 a 19 horas.

Se cumplirán todas las normas de seguridad y medidas sanitarias por la pandemia de la COVID-19.

11,30 horas: Concierto titulado ‘Músicos con denominación de origen’, a cargo de ACAMDO (Asociación Cultural de Amigos de la Música y la Danza de Orihuela), en el Rincón Hernandiano.

El acto está organizado por la Concejalía de Cultura y patrocinado por la Federación de Sociedades Musicales de la Comunidad Valenciana (FSMCV).

La entrada es gratuita.

 

Martes 2 de noviembre

8 a 14,15 horas: Exposición titulada ‘La Andalucía de Miguel Hernández’, que se podrá ver hasta el viernes 31 de diciembre de lunes a sábado, de 8 a 14,15 horas y de 15 a 21 horas, en la Biblioteca Municipal ‘María Moliner’.

En la muestra los visitantes disfrutarán de tener la huella andaluza en obra y vida del mayor exponente de la poesía en Orihuela.

Se cumplirán todas las normas de seguridad y medidas sanitarias por la pandemia de la COVID-19.

10 a 14 h.: Exposición titulada ‘Grabados’, por el artista José Vázquez Cereijo y la pintora Maruja Mallo, en la sala de exposiciones ‘Miguel Hernández’ del Rincón Hernandiano de Orihuela.

La muestra se podrá ver hasta el lunes 28 de febrero de 2022 de lunes a sábado, de 10 a 14 horas y de 16 a 19 horas.

Se cumplirán todas las normas de seguridad y medidas sanitarias por la pandemia de la COVID-19.

15 a 21 h.: Exposición titulada ‘La Andalucía de Miguel Hernández’, que se podrá ver hasta el viernes 31 de diciembre de lunes a sábado, de 8 a 14,15 horas y de 15 a 21 horas, en la Biblioteca Municipal ‘María Moliner’.

En la muestra los visitantes disfrutarán de tener la huella andaluza en obra y vida del mayor exponente de la poesía en Orihuela.

Se cumplirán todas las normas de seguridad y medidas sanitarias por la pandemia de la COVID-19.

16 a 19 h.: Exposición titulada ‘Grabados’, por el artista José Vázquez Cereijo y la pintora Maruja Mallo, en la sala de exposiciones ‘Miguel Hernández’ del Rincón Hernandiano de Orihuela.

La muestra se podrá ver hasta el lunes 28 de febrero de 2022 de lunes a sábado, de 10 a 14 horas y de 16 a 19 horas.

Se cumplirán todas las normas de seguridad y medidas sanitarias por la pandemia de la COVID-19.

 

Miércoles 3 de noviembre

8 a 14,15 horas: Exposición titulada ‘La Andalucía de Miguel Hernández’, que se podrá ver hasta el viernes 31 de diciembre de lunes a sábado, de 8 a 14,15 horas y de 15 a 21 horas, en la Biblioteca Municipal ‘María Moliner’.

En la muestra los visitantes disfrutarán de tener la huella andaluza en obra y vida del mayor exponente de la poesía en Orihuela.

Se cumplirán todas las normas de seguridad y medidas sanitarias por la pandemia de la COVID-19.

10 a 14 h.: Exposición titulada ‘Grabados’, por el artista José Vázquez Cereijo y la pintora Maruja Mallo, en la sala de exposiciones ‘Miguel Hernández’ del Rincón Hernandiano de Orihuela.

La muestra se podrá ver hasta el lunes 28 de febrero de 2022 de lunes a sábado, de 10 a 14 horas y de 16 a 19 horas.

Se cumplirán todas las normas de seguridad y medidas sanitarias por la pandemia de la COVID-19.

15 a 21 h.: Exposición titulada ‘La Andalucía de Miguel Hernández’, que se podrá ver hasta el viernes 31 de diciembre de lunes a sábado, de 8 a 14,15 horas y de 15 a 21 horas, en la Biblioteca Municipal ‘María Moliner’.

En la muestra los visitantes disfrutarán de tener la huella andaluza en obra y vida del mayor exponente de la poesía en Orihuela.

Se cumplirán todas las normas de seguridad y medidas sanitarias por la pandemia de la COVID-19.

16 a 19 h.: Exposición titulada ‘Grabados’, por el artista José Vázquez Cereijo y la pintora Maruja Mallo, en la sala de exposiciones ‘Miguel Hernández’ del Rincón Hernandiano de Orihuela.

La muestra se podrá ver hasta el lunes 28 de febrero de 2022 de lunes a sábado, de 10 a 14 horas y de 16 a 19 horas.

Se cumplirán todas las normas de seguridad y medidas sanitarias por la pandemia de la COVID-19.

19,30 h.: VII Encuentros con la poesía con la escritora Mercedes de Cecilia, en la Biblioteca Pública Municipal ‘María Moliner’.

El ciclo, coordinado al igual que los seis anteriores celebrados en 2018, 2019, invierno y otoño de 2020, y primavera del presente año, por el poeta oriolano José Luis Zerón Huguet, pretende poner voz poética a la emblemática casa donde nació el universal Miguel Hernández, aunque las circunstancias sanitarias obligaron al traslado del espacio por otro más amplio.

Todos los eventos cumplen de manera estricta con todas las medidas sanitarias establecidas, como el uso obligatorio de la mascarilla.

 

Orihuela, evento cultural: Concierto homenaje a Miguel Hernández por la Orquesta Sinfónica de Orihuela (OSO), dentro del programa del 'Otoño Hernandiano' 2021 de la Concejalía de CulturaEn la presentación la concejala de Cultura, Mar Ezcurra, que estuvo acompañada por el director de la Fundación Cultural Miguel Hernández, Aitor Larrabide, ha manifestado que «queremos, como todos los años, celebrar el aniversario del nacimiento del oriolano más universal, y lo haremos poniendo en valor su vida y obra, recordando su poesía y reivindicando su compromiso social. Recordándolo a plena luz, como pidió Pablo Neruda».

La edil ha explicado que la exposición ‘La Andalucía de Miguel Hernández’ «se trata de una muestra que plasma la vinculación del poeta oriolano con las provincias andaluzas durante sus últimos años de vida». De esta manera, «a través de 20 paneles, y bajo la supervisión del escritor José Luis Ferris, biógrafo de Miguel Hernández, la muestra cuenta su relación con los autores de la Generación del 27 como Vicente Aleixandre, María Zambrano, Federico García Lorca, María Teresa León y Alberti, Juan Ramón Jiménez o Luis Cernuda, su relación sentimental con Josefina Manresa, natural de Quesada (Jaén) y el amor vital del poeta, el periplo que sufre por las cárceles andaluzas», ha explicado.

 

Contacto: Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Orihuela, Fundación Cultural Miguel Hernández y Ateneo Socio-cultural ‘Viento del pueblo’

Todo Cultura. Vega Baja

https://todoculturavegabaja.es/eventos/orihuela-evento-cultural-concierto-homenaje-a-miguel-hernandez-por-la-orquesta-sinfonica-de-orihuela-oso-dentro-del-programa-del-otono-hernandiano-2021-de-la-concejalia-de-cultura/