Alicante y Madrid. Madrid y Alicante. Dos lugares, una vida y un solo hombre: Miguel Hernández. Cuando se cumplen 100 años de su nacimiento -30 de octubre de 1910 (Orihuela) los lugares que marcaron la trayectoria del poeta adquieren especial relevancia. En unos nació, vivió, amó y encontró su pasión, en otros llegó un 2 de diciembre, con su escritura, y salió 10 años después, esposado y sin libertad. Éste es el recorrido por sus ciudades.
Siguiendo a Miguel Hernández
Orihuela
Casa de Miguel Hernández. En el número 73 de la popularmente conocida como Calle de Arriba se encuentra la casa donde vivió durante su infancia el poeta Miguel Hernández. Se trata de una vivienda con explotación ganadera, similar a otras seis o siete existentes en la misma calle a principios de siglo, en la que Hernández vivió con sus padres y hermanos desde los cuatro años hasta su juventud.
Junto a las estancias que compartía la familia destaca el patio y el huerto, que inspiraron varios poemas de Miguel Hernández y en los que solía pasar buena parte de su tiempo leyendo y escribiendo.
Después de que la propiedad fuera adquirida por el Ayuntamiento de Orihuela, el inmueble fue restaurado durante los años ochenta, se convirtió en Casa-Museo y pasó a ser gestionada por el consistorio oriolano y por la Fundación Cultural Miguel Hernández, formada por la Generalitat Valenciana, la Diputación Provincial de Alicante, los Ayuntamientos de Orihuela, Elche y Alicante y los herederos del poeta Miguel Hernández. Junto a la Casa-Museo está ubicada la sede de la Fundación Cultural.
Canto forato (canto horadado). La casa está asentada a los pies de una colina que la familia Hernández utilizaba para el esparcimiento de su ganado. Es un terreno escarpado en el que destaca una cavidad que el poeta utilizaba para descansar y resguardarse de la lluvia en invierno o de las altas temperaturas durante el verano. Hasta aquí llevaba su máquina de escribir por las mañanas y pasaba parte de su tiempo escribiendo.
Convento-Iglesia de Santo Domingo (antiguo colegio de Santo Domingo, que llegaría a ser la primera universidad literaria). Muy cerca de la casa donde vivió Miguel Hernández se encontraban las escuelas del Ave María y el Colegio de Santo Domingo, donde el poeta ingresa a los nueve años para iniciar su aprendizaje escolar. Al incorporarse a las clases en el curso de 1924 conoce a Ramón Sijé, que más tarde sería su gran amigo. Pronto destaca el interés de Miguel por la lectura y los estudios, consiguiendo excelentes calificaciones. En marzo de 1925 tiene que abandonar sus estudios en el Colegio Santo Domingo ante la crisis económica que atraviesa su familia.
Elche
Archivo Histórico Municipal de Elche. En este edificio, en el que también se encuentra ubicada la Biblioteca Municipal de Elche, ha estado custodiado durante 23 años parte del legado de Miguel Hernández. Objetos personales, correspondencia con su esposa, Josefina Manresa, y con poetas y escritores coetáneos, poemas y escritos conforman esta parte de la herencia del poeta. Este legado permanecerá en Elche durante 20 años más, gracias al convenio firmado por el Ayuntamiento de Elche y los familiares de Miguel Hernández.
Alicante
Reformatorio de Adultos de Alicante (Actualmente Juzgados de Benalúa). A este centro penitenciario fue trasladado en 1941 Miguel Hernández, después de haber pasado por el penal de la calle Torrijos en Madrid, la prisión de Palencia o el penal de Ocaña (Toledo)[29 de junio del 41, y estuvo 25 días aislado en cuarentena]. En la penitenciaría de Alicante enfermó, primero bronquitis y luego de tifus, que se le complicó con tuberculosis [ingresó en la enfermería el 25 de noviembre del 41]. Falleció en la enfermería de la prisión alicantina a las 5:32 de la mañana del 28 de marzo de 1942, con 31 años de edad. En el lugar donde se encontraba esta enfermería, en lo que actualmente es una plaza adjunta a los juzgados de Benalúa, se erige un monolito dedicado al poeta y en el que pueden leerse unos versos de su obra.
Cementerio Municipal. A pesar de que Miguel Hernández fue enterrado en el nicho número mil nueve del cementerio de Nuestra Señora del Remedio de Alicante, el 30 de marzo de 1942, actualmente sus restos mortales reposan en una sepultura del mismo cementerio, junto a los de su mujer Josefina Manresa y su hijo, Manuel Miguel Hernández.
Madrid
Atocha: Eran las 08.30 de la mañana de un frío 2 de diciembre de 1931 cuando Miguel Hernández pisaba por primera vez Madrid. Y fue la estación de Atocha el lugar que le vio llegar. Desde aquel día Atocha se convertiría en el vehículo del poeta en sus idas y venidas. Su primer contacto con la capital no fue el mejor. Con la dirección de una pobre pensión en la mano, que le aconsejó un amigo de Orihuela, Hernández ve por primera vez Madrid y tan sólo unas horas después escribe a su amigo Sijé una carta anunciándole su llegada y lo poco que le ha gustado su nuevo destino. Atocha fue lo primero que vio de la capital, pero también sería lo último. Diez años después de aquel 2 de diciembre, el poeta pisa Atocha por última vez esposado y preso para ser trasladado en tren hasta el Reformatorio de Ocaña.
Las pensiones: Con pocos recursos económicos, Hernández se aloja en pensiones pobres que destacaban por su calor familiar. La primera en la Calle Costanilla de los Ángeles, recomendada por un amigo de Orihuela. Unos años después, dado su mala situación económica y su estado de salud se traslada a una casa en la calle Altamirano, 23 donde también residía su paisano y amigo de juventud, Augusto Pescador. Otras pensiones donde se alojó fue en la calle Caños de Peral, 6 donde coincidió con su amigo Paco Díe y en la pensión de la calle Vallehermoso, 96 (1936).
Los cafés de las tertulias: El objetivo de viajar a Madrid era hacerse un hueco como poeta. Por ello, en seguida busca el apoyo moral y literario de otros amigos poetas como Vicente Aleixandre o Pablo Neruda, con los que compartirá su pasión en las tertulias que se practicaban con relativa frecuencia en la Cervecería de Correos, en la calle Alcalá, 53, o en el café Lion, en la misma calle, pero en el número 59. Ahora se conserva sólo la fachada y uno ha sido convertido en una pizzería y el otro en un Vips. En los sótanos del Café Lion también se celebraba la tertulia 'La ballena alegre' , dirigida por José Antonio Primo Rivera, y donde se fundó La Falange.
La Biblioteca Nacional: Uno de los lugares donde más tiempo pasaba el poeta fue la Biblioteca Nacional. No sólo leía libros sino que, sobre todo, acudía para hacer consultas bibliográficas de determinados toreros para sus colaboraciones en la 'Enciclopedia de los toros' de Cossío. También acudía al Ateneo de Madrid para consultar libros y asistir a conferencias, presentaciones...
Sede de la Alianza: Una vez que estalló la Guerra Civil, el poeta buscó un alojamiento en el palacio requisado a los marqueses de Heredia-Spínola, en la calle Marqués del Duero, 7, cerca de Cibeles, donde se encontraba la sede de la Alianza de Intelectuales Antifascistas para la Defensa de la Cultura. El poeta tenía un pequeño cuarto al que acudía a descansar cuando finalizaba su tarea en el frente de Madrid. Allí también se encontraba la redacción de la revista cultural 'El Mono Azul', dirigida por Rafael Alberti.
La casa de Vicente Aleixandre y la casa de las Flores: Velintona, 3 (hoy calle Vicente Aleixandre) y la calle Rodríguez San Pedro, 72 se convirtieron también los lugares del peregrinaje del poeta. Eran las casas de Vicente Aleixandre y de Pablo Neruda, dos de sus mejores amigos, y donde se solían celebrar reuniones con los principales poetas de la época. Aleixandre le describía así: "Era un ser alegre, un ser generoso al máximo. Donde hubiera un dolor allí estaba. Cuando yo he sufrido mientras él vivió, cuando yo he padecido, el rostro que aparecía a mi lado era el de Miguel Hernández (...)".
Palacio de la Prensa: En 1939 en la primera planta del madrileño Palacio de la Prensa, Franco situó el Tribunal Militar de la Prensa. Y fue en éste donde Hernández fue juzgado por su labor periodística en las revistas del frente. Fue condenado a pena de muerte, que más tarde fue conmutada por una pena de 30 años de cárcel gracias a la intermediación de su amigo José María Cossío, y que no llegó a cumplir porque la muerte le sobrevino antes.
Cárcel de Torrijos: El antiguo geriátrico de la fundación Fausta Elorz se convirtió en los años de la postguerra en la Cárcel de Torrijos (C/Conde de Peñalver). Allí llegó el 15 de mayo de 1939 y allí estuvo hasta el 15 de septiembre del mismo año.
Hacinado en la buhardilla del edificio, junto a otros cientos de presos, el poeta aprovechaba los momentos en el patio de la cárcel para escribir sus obras. De hecho, fue aquí donde escribió su famoso 'Nanas de la cebolla'. Después de tres o cuatro días sin salir a ver la luz del sol regresó al patio con el poema dedicado a su hijo. Uno de los presos fue el encargado de sacar el texto de la cárcel y entregárselo a Aleixandre que se lo haría llegar a su mujer.
Cárcel de Conde de Toreno: Aquí fue trasladado desde Torrijos y aquí es donde se cruzó el camino de Hernández con Buero Vallejo. Se reencuentran después de conocerse en un hospital de campaña y pasan juntos 10 meses en la galería de los condenados a pena de muerte. Situada en la plaza con su mismo nombre, muy cerca de Plaza de España, en su patio Buero Vallejo pintó el famoso cuadro al carboncillo con el retrato de Hernández. Desde aquí, en 1940 es trasladado a la cárcel de Ocaña (Toledo) y finalmente en 1941 llega al reformatorio de adultos de Alicante, donde casi un año después muere.
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