Sinopsis:

Página multimedia virtual sobre la vida, obra y acontecimientos del universal poeta Miguel Hernández -que murió por servir una idea- con motivo del I Centenario de su nacimiento (1910-2010). Administrada por Ramón Fernández Palmeral. ALICANTE (España). Esta página no es responsable de los comentarios de sus colaboradores. Contacto: ramon.palmeral@gmail.com

miércoles, 16 de mayo de 2012

A la memoria de Ramón Sijé

A la memoria de Ramón Sijé

Por Arturo del Hoyo

A ti, vedado Sijé, oculto, limpio de claridades, oscuro, fugitivo, libre, capaz, te debió parecer, en vida, la voz, espada: el vocablo, grito: el grito, salvación. Nacían inquietudes en tu cálido torno: en audaz retorno de buidas horas, sin fichas ni almanaques. Se quebraban los conceptos—tuyos—; se preñaban de incisos, de interiores, de adentros sin fondo y con espejos y cristales de tiovivo luminoso.

Y surgía el hálito emprendido, prendido de ti. con voz tuya, de tu Miró roto, equivocado, sangriento, ágil, flamígero, enfermo, ético.

¡Qué voz! ¡Esa voz tuya! Cuántos contornos ybíseles se ígnizaban en lu frase, candentes, rojos, acres, sin colores pálidos, sí IremJndos, agostados, con las calorías de un Quevedo: y con jinetes aureolados en tardes de toros moribundos, de muerte viva, presente, iguales a aquella de cuanto tu conde de Vi-ilamediana se moría exhausto, lento.

Dónde. Sijé, la imagen virgen de tu estela, oh mensaje agraz de tu amargor salino.

Dónde el sirgo, albergue de puñales, y el pánico cordobán, y la vara de medir fariseos, a trompicones, y con destrozos.

Dónde. Sijé, tu presencia, el lugar de tu asiento, huella, rastro, sendero, de tu nostalgia—mía—, con cielos de conserjes, gravitando oros.

Dónde, tú. Ramón Sijé, Sijé, Ramón Sijé, perdido o alcanzado, ausente del instante, sin vida de pinchazos tuberculosos, estéticos, paralíticos, virulentos, sombra de espada, de dos filos, sin ovillo de preñeces artísticas, ni quejumbres de palmeras de Elche, de terraza.

Dónde, dime, Sijé, aguardas el temblor de las estilográficas; escuchas, esperando de la tinta perenne, fama de adolescente, deslizándose, o el ruido de los inconexos, en los cafés, tertulias y cementerios.

Dime dónde tú presencias los vermes desprendidos y nuestro volumen, errante, sin tu estrella ni tu gracia.

Dime dónde renuevas las persianas de tus balcones, la sal de tus cristales críticos, crítico Ramón Sijé, oh Sijé dormido.

Oyeme Sijé, ahora que ya sabes la hacienda de equilibrios insólitos implícitos sobre los puntos suspensivos de la muerte.

Por Arturo del Hoyo

Revista "Almena" de la Facultad de Filosofía y Letras de Madrid, 1936