Amigos, amigas, amig@s:
El próximo martes, día 29 de abril de 2014, se presentará, a partir de las
20:15 h, en el Casino Orcelitano –sí, en Orihuela–,
el libro
Bodegon-gorismo y poiesis: Perito en lunas.
De
Miguel Hernández, poeta,
a Ortuño, perito ilustrado,
publicado por la editorial Librería Codex y la Fundación Cultural Miguel
Hernández.
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De
Miguel
Hernández
a
Alfonso
Ortuño
(Colección privada «No se lo puede perder»)
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Con motivo del centenario del
nacimiento de Ramón Sijé (1913-2013), prologuista de Perito en lunas, de Miguel Hernández,
Alfonso Ortuño decide llevar a la práctica un sueño artístico: utilizar como
pretexto las 42 octavas de Perito en
lunas, el primer poemario de Hernández, y componer 42 cuadros (acuarelas y
pasteles) en un vuelo más imaginativo, colorista y estético que interpretativo.
Son 42 impresiones artísticas de un pintor sobre el acto creativo de un
escritor.
Esos 42 cuadros no los
conoceremos todavía en este libro, pero sí un anticipo muy representativo de varios bocetos y cuatro de los cuadros.
Jesucristo Riquelme ha querido
presentar un adelanto del fantástico trabajo de Ortuño con un libro a todo
color, un anticipo de la edición exquisita y esmerada que merece la obra
pictórica de Alfonso Ortuño.
Riquelme ha escrito un libro para
ilustrar al lector, para entretenerlo con las claves explicativas de Perito en lunas, con anécdotas que
contextualizan la ilusión vertida por un primerizo Miguel Hernández. Por primera
vez se profundiza en una interpretación completa del significado
y del sentido de este poemario, se nos descubre el carácter de la pintura de Ortuño y se nos brindan una
corregida y esmerada edición completa
del libro Perito en lunas, con el
beneplácito de la familia de Miguel Hernández. Se trata de una edición en la que
se han depurado errores y erratas que se perpetuaron en la Obra completa y que procedían incluso de la
editio princeps de la opera prima de Hernández en 1933.
Los poemas de Hernández son auténticos bodegones literarios y su arte de
escribir es un intrincado proceso de poética vanguardista que había bebido de
fuentes gongorinas. De ahí el arcano título de Bodegon-gorismo y poiesis con el que se
presenta.
Cuando el libro esté en sus manos
podrá valorar la exquisita edición que ha logrado el impagable editor Vicente
Pina, en cuya librería ya están los primeros ejemplares. Observará una
maquetación alegre y tan colorista como los cuadros de Ortuño o los poemillas de
Hernández.
Alguien que no ve imágenes cuando lee no puede ser escritor... Miguel Hernández, el poeta, se inició
como un poeta visual, un poeta que quería ser visionario. Su primera obra
publicada fue Perito en lunas (1932),
un libro de difícil comprensión.
El pintor Alfonso Ortuño, otro artista con duende y con
visión privilegiada, ha querido ofrecer una interpretación muy personal de cada
uno de los cuarenta y dos poemas de Hernández. El primerizo Hernández, ebrio de
vanidad de poeta miniaturista, borda sus estrofas gongorinas como si fueran
bodegones vanguardistas, un modernísimo poema con mimbres culteranos y con
hiladura rayana en lo surrealista y lo ultraísta. A Hernández y a Ortuño les une
su paisanaje oriolano y el paisaje de imaginación, la caricatura y el humor.
Las pinturas de Ortuño conforman –conformarán– una carpeta de cuarenta y
dos excelentes obras que se sitúan
a la altura de las mejores muestras de ilustradores inspirados en obras maestras
de la literatura. Junto a sus velazqueñas, estos cuadros constituyen la cima del
artista.
Jesucristo Riquelme presenta su homenaje a Hernández y a Ortuño, a
quienes admira. Este libro es un entretenido y culto ensayo en el que se
intenta, «sin querer ofender a nadie, mostrar a Vuestra Excelencia, señor
lector, ciertos secretos que me pertenecen»: la explicación de unas arcanas
octavas con el acompañamiento visual de una espléndida orquestación de armónicas
y ocurrentes imágenes.
En este festivo libro –una conferencia al alimón entre Riquelme y Ortuño, seriamente
peligrosa para su salud cultural–,
podrá leer también la versión
última, con la fijación de texto más solvente, de Perito en lunas.
Tiene usted en sus manos una conferencia
imaginaria que es el prólogo homenaje a un Caupolicán de nuestra pintura. Ahora
sólo tiene que hacerse con la carpeta de Ortuño sobre Perito en lunas, y tendrá dos peritos en
uno: un escribidor y un ilustrador. Dos genios. Y cuarenta y dos octavas
(reales) para lucirlas...
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El fin de semana anterior se
enviará un recordatorio con la convocatoria de este acto. Pásalo. Gracias.
Ortuño se lo merece y Miguel Hernández siempre tiene algo nuevo que decir para
que digan...
Gracias.