MIGUEL HERNÁNDEZ AMORDAZADO
A Miguel Hernández en el 79 Aniversario de su muerte
En mis anteriores escritos hernandianos me he referido, en general, a Miguel Hernández y los demás protagonistas de la Tahona de Carlos Fenoll pero, en éste, me voy a detener principalmente en Miguel, ahondando y profundizando tanto en su personalidad como en sus aconteceres que marcaron su vida, sin extenderme demasiado.
Miguel Hernández Gilabert nació en Orihuela (Alicante) el 30/octubre/1910 y murió en el Reformatorio de Adultos de Alicante el 28/marzo/1942, cuando contaba 31 años, hecho éste que truncó, en parte, su brillante carrera literaria. Nació en el seno de una familia modesta, aunque acomodada (su padre era tratante y se dedicaba a la cría de ganado caprino) y de confesión religiosa; acentuada en Miguel a raíz de su paso como colegial en las Escuelas del Ave María (anexas al Colegio de Santo Domingo) y, en el mismo Colegio, donde comenzó el Bachillerato; influyendo también su vecino y amigo, por entonces canónigo, Don Luis Almarcha y, posteriormente, su gran amigo y compañero José Marín Gutiérrez (Ramón Sijé).
En su etapa juvenil oriolana, Miguel, tuvo incontables amigos; no sólo en su entorno donde residía de la calle de Arriba, sino del resto de la localidad en todos sus ámbitos; sobre todo en el terreno literario, a raíz de sus publicaciones poéticas en los periódicos oriolanos y, luego, en la ciudad de Elche (donde obtuvo un premio literario) y, en las vecinas de Murcia y Alicante (Revista Sudeste cuyo creador y director fue Raimundo de los Reyes -Murcia 22/10/1896-Madrid 22/11/1964- donde publicó el primer libro de Miguel Perito en lunas y, en el periódico El Día cuyo fundador y director fue el oriolano Juan Sansano Benisa, Orihuela 30/09/1887-Alicante 19/01/1955). Fueron sus amigos Carlos Fenoll y Ramón Sijé los que metieron a Miguel en el mundillo literario local dándolo a conocer en la Prensa, donde comenzó a publicar sus poemas, siendo el primero de ellos titulado “Pastoril” publicado en El Pueblo de Orihuela el 13/01/1930, recibiendo a continuación parabienes y trabando amistad con los escritores y poetas locales del momento como Abelardo Teruel, José María Ballesteros Meseguer y Juan Sansano desde Alicante, entrecruzándose entre ellos escritos y poemas de ponderación; también desde Orihuela tendrá ocasión de conocer y tener amistad con los poetas Antonio Oliver Belmás y su esposa Carmen Conde (fundadores de la Universidad Popular de Cartagena) y la poetisa de La Unión (Murcia) María Cegarra Salcedo.
Miguel, aconsejado por Ramón Sijé y los demás amigos de la Tahona se lanza a la aventura literaria, marchando hacia Madrid el día 30/noviembre/1931, o sea, a los siete meses de la proclamación de la República en España; después llegarían cinco viajes mas, hasta asentarse definitivamente en Madrid. En este primer viaje, que fue totalmente improductivo y decepcionante, visita a doña Concha de Albornoz con carta de recomendación del abogado José Martínez Arenas; por mediación de Sijé, se presenta a Ernesto Giménez Caballero director de El Robinsón Literario quien le publica un artículo donde prácticamente se mofa de él (este escritor de ideas falangistas ya armó la marimorena en su visita posterior a Orihuela para inaugurar el busto de Gabriel Miró) y, por último, al redactor prestigioso de la Revista Estampa Francisco Martínez Corbalán, que fue la más esperanzadora, donde le hace un reportaje y se lo publica. El día 15/mayo/1932 regresa a Orihuela totalmente desalentado.
El segundo viaje a Madrid lo realizó en marzo de 1934, y por mediación de Sijé y Juan Guerrero Ruiz visita a José Bergamín, director de la revista de corte católico Cruz y Raya, para ofrecerle los primeros actos del auto sacramental Quién te ha visto y quién te ve y sombra de lo que eras para su edición cuando complete su obra, lo que acepta Bergamín que le adelanta un anticipo de la futura edición, permitiéndole demorar su regreso a Orihuela; además conoce a través de Bergamín al matrimonio Manuel Altolaguirre y Concha Méndez y otros escritores que se reunían con ellos como Emilio Prados y Luis Cernuda, regresando a Orihuela en el mes de abril.
Concluido su auto sacramental, Miguel realiza su tercer viaje a Madrid el 19/julio/1934 donde Bergamín, cumpliendo su promesa, edita la obra en su revista Cruz y Raya y, es a partir de aquí, cuando toma contacto con lo más florido de los intelectuales de Madrid; toma amistad con María Zambrano enrolada en las Misiones pedagógicas (cuya misión era la de llevar la cultura a todos los rincones de España y, donde se incorporaría también Miguel) y también con el grupo literario afín a Bergamín, como José María de Cossío, Luis Felipe Vivanco, José Herrera Petere y Luis Rosales pero, sobre todo, el principal encuentro que le marcaría en el futuro fue con Pablo Neruda, que llegaría a ser embajador de Chile en España y Rafael Alberti. Regresa a Orihuela a primeros de agosto.
El cuarto viaje lo realiza Miguel el 30/noviembre/1934, para presentación y edición de la obra teatral El torero más valiente escrita por Miguel en estos meses, con motivo del fallecimiento inesperado del literato y torero Ignacio Sánchez Mejías (1891-1934) por grave cogida en Manzanares (Ciudad Real): lo acompaña su primo Antonio Gilabert Aguilar, que lo hace para probar fortuna como actor, lo que no consiguió. Entra en contacto y se relaciona con los pintores de la llamada “Escuela de Vallecas”, entre ellos: Benjamín Palencia, Alberto Sánchez, Miguel Prieto, Rodríguez Luna, Eduardo Vicente Pérez (autor de los tres lienzos de la Catedral de Orihuela y un retrato de Justino Marín-Gabriel Sijé), Ramón Gaya y Maruja Mallo (quien según los historiadores mantuvo una tórrida relación sentimental con Miguel). Regresó a Orihuela en diciembre de este año, sin haber podido editar su obra teatral, lo que consigue más adelante.
En febrero de 1935 realiza el quinto viaje a Madrid. Conoce a Enrique Azcoaga y se enrola y colabora en las Misiones Pedagógicas, viajando por Castilla la Vieja, La Mancha y Andalucía. En esta etapa tan importante, José María de Cossío lo contratará para trabajar en la redacción de la “Enciclopedia Los toros” escribiendo y recabando datos de las biografías de varios toreros. Entabla una gran amistad con Vicente Aleixandre, siendo invitado y participando en su cena homenaje celebrada el mes de junio. Miguel se asienta definitivamente en Madrid codeándose ya con los más destacados escritores y poetas del momento.
Aún realizó un sexto viaje de Orihuela a Madrid en julio de 1936, esta vez para enrolarse como voluntario en el 5º Regimiento al mando de Valentín González El Campesino -Malcocinado-Badajoz, 04/11/1904-Madrid, 20/10/1983-; siendo nombrado como Comisario de Cultura. En Madrid con fecha 25/septiembre/1936 se le expide el Carnet Militar nº 7590, figurando en el mismo con domicilio en Vallehermoso 96, de estado soltero, 26 años, de profesión mecanógrafo, perteneciente a la Organización del Partido Comunista con número 120395 y destinado a la Sección de Zapadores.
Una vez asentado definitivamente en Madrid, ya se va codeando con la flor y nata de los literatos de la época, sobre todo, con Pablo Neruda y Vicente Aleixandre, cuya relación y amistad con Miguel Hernández fue fundamental; comenzando a concebir y editar a lo largo de los años que vivió su obra máxima, con los títulos y fechas siguientes: Los hijos de la piedra, Año 1935 (Teatro); El rayo que no cesa, Año 1936 (en este libro está incluida la célebre Elegía a Ramón Sijé); Viento del pueblo, Año 1937 (poesía de guerra); El labrador de más aire, Año 1937 (Teatro); Teatro en la guerra, Año 1937 (Teatro); Cancionero y romancero de ausencias, Años 1938-1941; El hombre acecha, Años 1937-1938 (esta edición fue secuestrada y posteriormente a su muerte recuperada y publicada en 1981); Nanas de la cebolla, Año 1939. También después de su muerte, se han editado Antologías con la inclusión de poesías inéditas.
Miguel casó con Josefina Manresa Marhuenda el día 9/marzo/1937, por lo civil en el Juzgado de Orihuela, celebrándose el convite de bodas en casa de sus padres en la calle de Arriba; fue una celebración familiar, donde asistieron sus tres amigos Carlos Fenoll, Jesús Poveda y José Murcia. Una vez finalizado el convite, el matrimonio se dirigió en viaje de novios hasta Alicante y, desde allí, hacia Jaén adonde Miguel fue destinado en el Altavoz del Frente Sur republicano. Al poco tiempo, sin apenas paladear la felicidad de ambos cónyuges, Josefina tiene que regresar a Cox ante la grave enfermedad de su madre, que fallece a los pocos días, dejando en desamparo a sus cuatro hermanos -tres niñas de corta edad que ingresan en una guardería de Orihuela y, un chico de 17 años que se lo lleva Miguel a Andalucía-, quedando en Cox Josefina para atención de la casa, en espera de un hijo -Manuel Ramón- que nace en diciembre de 1937, acudiendo Miguel desde el frente de Teruel para verlo, falleciendo el hijo a los pocos meses en octubre de 1938: después tuvo un segundo hijo -Manuel Miguel- al que apenas pudo ver por encontrarse en el largo y penoso proceso carcelario y, a quién dedicó las famosas Nanas de la cebolla. En este periplo de cárceles Miguel recibió toda clase de penalidades y vejaciones hasta enfermar, dadas las nefastas e infrahumanas condiciones en que se encontraban todas ellas; en la prisión de la Plaza de Conde de Toreno de Madrid, Miguel coincide en la galería de los condenados a muerte, con Antonio Buero Vallejo quien le hace un retrato. Por último, llega hasta el Reformatorio de Adultos de Alicante, donde coincide con Ramón Pérez Álvarez también condenado a muerte, en tan lamentable estado de salud, agravado con tuberculosis, falleciendo sin trasladarlo ni recibir la asistencia médica precisa en el Sanatorio antituberculoso de Valencia.
Miguel Hernández ha sido una persona controvertida, dando lugar a muchas conjeturas; ya que cuesta trabajo creer que, alguien que vivió tanto en su niñez como en su adolescencia en un ambiente religioso, pudiese llegar a abjurar de sus creencias recibidas, tanto como para distanciarse de su amigo Ramón Sijé, adoptando el marxismo y las doctrinas imbuidas por Pablo Neruda y Vicente Aleixandre hasta el punto de afiliarse al Partido Comunista e ingresar como voluntario en el 5º Regimiento de El Campesino (a quien Miguel dedicó una poesía ensalzándolo, cuando en sus biografías está considerado poco menos que un sádico); pero esto tiene un razonamiento y es el de que, Miguel desde un principio conoció las grandes injusticias cometidas del patrón contra el obrero y el sometimiento de los fuertes contra los débiles; al mismo tiempo que la Iglesia, en aquél tiempo, hacía alguna dejación de funciones arrimando el hombro al más fuerte. Por todo esto él se afilió equivocadamente al Partido Comunista creyendo que sería la panacea donde se iban a remediar todos estos males y donde él podía desarrollar su doctrina (todo esto que digo, lo expone un gran amigo suyo que lo conocía muy bien y eran como hermanos: me estoy refiriendo a Efrén Fenoll Felices, en su magnífico Artículo titulado “AL VUELO DE SU AIRE” en el ABC del 28/03/1992, que transcribo en mi Conferencia-Homenaje a Efrén).
Miguel Hernández (al igual que sus compañeros de la Tahona) se adhiere a la República desde su implantación, defendiéndola hasta el final de una manera constante y consecuente con sus ideas como eran las de defensa al más débil y de alcanzar la paz y el bienestar social, como así lo pregonaba aquélla: esto lo hizo hasta el final de su vida, como lo demostró al corroborar todos los cargos que le hicieron cuando fue juzgado hasta ser condenado a muerte, e incluso rechazar el ofrecimiento de haberse adherido al bando del vencedor, lo que le hubiese supuesto la libertad y poder vivir junto a su familia hasta el final de sus días; pero Miguel no se doblegó, como lo dijo en su poesía de Vientos del pueblo sobre los bueyes murió con el orgullo en el asta y, sin embargo, la República no respondió a sus expectativas, cuando podía haber gobernado en España si hubiese seguido unas buenas directrices durante un tiempo impredecible.
Porque vamos a analizar la situación: cuando se declaró la laicidad del Estado ¿por qué no se hizo su cumplimiento de forma razonada y progresiva sin violencia ni altercados?; no obstante, se quitaron tajantemente los crucifijos de las escuelas e incluso, encarcelaron a los profesores que las regentaban, quizás porque no eran miembros afines de sus partidos políticos. Más adelante, se formaron innumerables checas con la finalidad de detener a las personas que no eran de su cuerda para, acto seguido, darles el conocido paseíllo y asesinarlas sin piedad y a sangre fría; ¿y la quema de iglesias, conventos, imágenes y, sobre todo, asesinatos de sacerdotes y monjas violadas y asesinadas? Mientras tanto, el Gobierno ¿qué hacía?; se cruzaba de brazos y daba la espalda a los acontecimientos, sin tomar las medidas oportunas con contundencia; tenía en su poder las fuerzas de Seguridad -que habían sido reforzadas y modernizadas- y haber atajado de raíz estos desmanes, pero no las pusieron en práctica -parece ser que estaban contentos con este desorden- que, de haber continuado en el tiempo, ¿hasta dónde se hubiese llegado? Luego, con el Alzamiento militar se llegó a más de lo mismo con las represalias consiguientes, pagando el pato los que menos culpa tenían. En fin, son reflexiones mías sobre un periodo de tiempo que fue nefasto en España, que dicen se debe olvidar, pero que yo considero se debe recordar de vez en cuando para que no vuelva a ocurrir.
Volviendo a Miguel sobre su personalidad y forma de ser, me atengo al refrán que dice por sus obras los conoceréis y, en esta ocasión yo digo por sus escritos los conoceréis, estudiando algunas de sus poesías en donde demuestra su gran corazón y sentimientos.
En la famosa Elegía a Ramón Sijé nos va a revelar Miguel que, a pesar de su distanciamiento con Ramón en los últimos años, por motivo de apartarse de sus creencias religiosas, sin embargo, en la poesía se confirma que siguen inmersas en Miguel: en su lectura se muestran las distintas fases por las que atraviesa una persona al perder a un ser querido.
En primer lugar, refleja la perplejidad y el dolor ante un hecho inesperado que sienta como un golpetazo recibido, así dice:
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.
Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.
Continúa el protagonista en un gran estado de ansiedad:
No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.
Es tal el dolor que puede incluso perder la cabeza y caer en el desatino:
En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.
Ante lo irremediable, quisiera levantar el cadáver y revivirlo con sus propios medios:
Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.
Por último, ante la imposibilidad de poder hacer nada ante la muerte, recurre a sus creencias religiosas de la resurrección del alma y el cuerpo (lo que demuestra que Miguel no ha perdido la fe en sus primitivas creencias religiosas):
Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera
de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.
Otra poesía desgarradora donde Miguel demuestra su sentimiento y amparo por los más débiles es la de EL NIÑO YUNTERO; aquí reivindica los Derechos del Niño a llevar una vida feliz y sin cargas en su niñez; quizás fue el primero en hacerlo, que comienza así:
Carne de yugo ha nacido
más humillado que bello,
con el cuello perseguido
por el yugo para el cuello.
A Miguel se le achaca el alentar a las tropas animándolas para hacer la guerra; cuando eso no es así como lo demuestra en el alegato contra la guerra en la poesía de LA GUERRA, MADRE y, cuando va a la guerra porque el deber se lo impone lo hace para conseguir la paz, como lo demuestra en CANCIÓN DEL ESPOSO SOLDADO:
Para el hijo será la paz que estoy forjando.
Y al fin en un océano de irremediables huesos
tu corazón y el mío naufragarán, quedando
una mujer y un hombre gastados por los besos.
Por fin en VIENTOS DEL PUEBLO ME LLEVAN, se rebela contra el cacique que oprime al pueblo y el patrón al obrero:
No soy de un pueblo de bueyes,
que soy de un pueblo que embargan
yacimientos de leones,
desfiladeros de águilas
y cordilleras de toros
con el orgullo en el asta.
Nunca medraron los bueyes
en los páramos de España.
¿Quién habló de echar un yugo
sobre el cuello de esta raza?
¿Quién ha puesto al huracán
jamás ni yugos ni trabas,
ni quién al rayo detuvo
prisionero en una jaula?
Esta es una pequeña muestra de la personalidad y carácter de Miguel Hernández, que no se arredra ante nada y dice al pan lo que es pan y al vino lo que es vino, defendiendo al débil ante el fuerte y su mujer, Josefina Manresa, también lo secunda en todo sufriendo también ella las consecuencias de la guerra; quizás ella más que Miguel, ya que quedó sola ante el peligro.
Ahora, como estamos en Marzo, fecha en que se celebra el 79 aniversario de su muerte, ocurrida el 28/marzo/1942 (sábado y víspera del Domingo de Ramos) a los 31 años, quiero dedicarle este Homenaje, diciendo de él que fue un enamorado del mes de Marzo, ya que le dedicó una maravillosa poesía titulada ¡MARZO VIENE…! que es un hermoso cántico a la Naturaleza describiendo y descubriendo el nacimiento de la Primavera (es una poesía primeriza fechada “En la huerta, 28 de febrero de 1930”) pero, ¡quién le iba a decir a Miguel que el mes de marzo iba a ser tan aciago para él!, quizá de haberlo presentido lo hubiese aborrecido.
(Aprovecho para decir que mi vida también ha estado marcada por el mes de Marzo, esta vez en doble sentido totalmente opuesto, pues nací en Huéscar (Granada) el día 21 de marzo de 1943 en la Calle de Las Campanas nº 4, o sea, el mismo día del nacimiento de la Primavera con un futuro muy esperanzador, pero este mes de Marzo de 2021 -año marcado por el COVID- también ha sido nefasto para mí al fallecer mi querida esposa Piedad, después de una convivencia feliz de 54 años).
A continuación transcribo íntegramente la poesía de Miguel para disfrute de todos:
¡Marzo! ¡Viene Marzo…! El astro de rubios
cabellos, la huerta satura y orea.
Son las brisas tibias y llenas de efluvios…
¡Marzo! ¡Viene Marzo! ¡Bienvenido sea!
El amplio horizonte no ostenta vellones
de nieblas, ni nubes de colores densos:
los grandiosos cielos, regios pabellones
son diáfanos, puros azules intensos.
Las flores despiertan de su frío sueño
abriendo a los besos del sol sus corolas;
sobre los sembrados de verdor risueño
florecen sangrientas miles de amapolas.
El ruiseñor teje la canción primera;
el límpido arroyo musical suspira…
El vaho perfumado de la primavera
en ráfagas cálidas por doquier se aspira.
Los undosos huertos de las rojas frutas
estallan de blancos azahares en pomas,
mientras sus cosechas por cientos de rutas
transportan los carros esparciendo aromas.
Bulliciosas aves van en batallones
por el claro espacio batiendo las alas.
El almendro, mágico, rompe sus botones
y los tallos viste con sus níveas galas.
Medran las moreras… El rudo huertano
lanza tras la yunta su tonada, queda,
mientras piensa, alegre, que pronto el gusano
le dará montones de amarilla seda…
Buscan los jilgueros donde hacer su nido,
croa la rana al borde de la limpia alberca…
¡Todo, todo dice del Abril florido!
que a gigantes vuelos se acerca, ¡se acerca!...
Entre rumorosas y amenas riberas
su caudal fecundo derrama el Segura:
remécense gráciles las altas palmeras…
¡La huerta está ebria de luz y hermosura!
La noche se cierra de estrellas cuajada…
Entre sus misterios el amor incita…
El alma cansina siéntese alentada
y el corazón viejo juvenil palpita…
¡Marzo! ¡Viene Marzo pródigo y amigo
reanimando vidas y sembrando flores!
¡Marzo, te saludo! ¡Marzo, te bendigo…!
¡Tú has hecho que en mi alma broten los amores!
En cuanto al título del Artículo sobre la palabra “Amordazado”, eso es lo que quisieron hacer, ponerle una mordaza y que no hablase por decir las cosas claras y, al no poder hacerlo en vida lo intentaron después de su muerte en la época franquista; acosando a sus amigos y enviando a la guardia civil a sus domicilios para destruir los posibles escritos que tuviesen de Miguel (mi suegro fue uno de los afectados y, yo creo que fue por eso que no habló nunca de Miguel) e incluso, disolviendo las manifestaciones que celebraban en su honor sus simpatizantes.
Sobre este tema tengo una anécdota que contar que, en su día me causó rabia. En Orihuela por los años 60 (concretamente yo me refiero al Año 1963), se celebraba anualmente del 1 al 12 de Octubre una Feria Exposición de Fibras Agrotextiles en el interior de la Glorieta Gabriel Miró; además de fibras, montaban casetas de exposición de automóviles y alguna de libros para la venta al público; yo, a la primera que acudía era a esta para curiosear; en una de las estanterías había expuesta una Enciclopedia de nueve tomos del tamaño de un folio: se trataba de la Enciclopedia Universal Sopena, de la Editorial Ramón Sopena recién editada, que era como una primicia donde se incorporaban numerosos vocablos nuevos y americanismos (en el interior de las portadas anterior y posterior de cada tomo, figuran fotografías de las capitales de las provincias sudamericanas): era como una ampliación de la primera Enciclopedia que tenían que era mucho más reducida en cantidad, tamaño y calidad y, gracias al éxito obtenido, decidieron hacer la nueva. Tanto me interesó que decidí comprarla, con una financiación a plazos pues era muy costosa; me dijeron que al cabo de cinco años recibiría un Suplemento con las novedades surgidas en ese tiempo. He de decir que esta Enciclopedia ha satisfecho mis necesidades pero con el único lunar detectado que me indignó, referente a la biografía de Miguel Hernández (como se sabe, en este tipo de enciclopedias las biografías vienen un tanto reducidas o abreviadas, excepto en las Bibliotecas Públicas). En el tomo 4º de la palabra “HERNÁNDEZ” observo con estupor lo siguiente: El segundo apellido de Miguel viene con el segundo apellido de su madre “Giner”, que es el que utilizó en un principio Miguel para darse a conocer como poeta, pero eso no es lo peor; lo peor es que al final dice lo siguiente: “Murió en un accidente en 1942 en la provincia de Alicante” y yo me pregunto, como todos los lectores se preguntarán ¿de qué accidente están hablando?, si lo hubo ¿cómo se produjo y en qué circunstancias? O sea, nos quedamos a dos velas. Luego, a los cinco años llega el Suplemento (un único tomo de la “A” a la “Z”) y en la palabra “HERNÁNDEZ” el tío “Paco” que lo ha silenciado, nos desvela el secreto de ese accidente: “Murió en la enfermería de la cárcel de Alicante el 28 de marzo de 1942”. ¿Hasta dónde llega la manipulación franquista? No hay más comentarios (a continuación adjunto las pruebas).
Antonio Ángel Parra Ruiz
Orihuela a 28 de Marzo de 2021
Orihuela (Alicante). Tarjeta Postal de la Feria Exposición de Fibras Agrotextiles.
(A la atención de Ramón Fernández Palmeral)