Sinopsis:

Página multimedia virtual sobre la vida, obra y acontecimientos del universal poeta Miguel Hernández -que murió por servir una idea- con motivo del I Centenario de su nacimiento (1910-2010). Administrada por Ramón Fernández Palmeral. ALICANTE (España). Esta página no es responsable de los comentarios de sus colaboradores. Contacto: ramon.palmeral@gmail.com

domingo, 14 de julio de 2013

"El hambre". Miguel Hernández. Poeta social.



Miguel Hernández pionero de la poesía social

    Este movimiento nace con este nombre en los años 1950 en España, cuando las cicatrices de la Guerra Civil Española (1936-1939) no se han cerrado. A resultas de aquel conflicto se instaura en el país una dictadura (1939-1977) regida por el general Francisco Franco hasta su muerte en 1975. Aunque el verdadero impulsor fue Miguel Hernández, con poemas relacionados con el hambre, el trabajo y la explotación de los más débiles, como en el poema "El niño yuntero", "Aceituneros" jornaleros explotados por el "terrateniente que os sepultará en la pobreza". El hambre", "Nanas de la cebolla",  con versos tremendos diluidos en dolor "En la cuna del hambre mi niño estaba/con sangre de cebolla de amamantaba".
   La poesía social es un compromiso con los seres más débiles de la sociedad a los que aluden los poemas para protegerlos, no olvidarlos, que se hable de ellos.
Hoy día más que nunca ante el abuso de los ricos y empresarios, o mejor dicho por su egoísmo y avaricia envía sus capitales a Suiza o aparaísos fiscales, para hundir al trabajor, jornaleros en la pobreza, y reducriles la cabeza. En españa está pasando éstos. Más ricos, más pobres, más parados, más Cáritas.
La poesía social convive con una Ley de prensa muy restrictiva, redactada en 1938 y vigente hasta 1966, ley que permite la censura previa. Todo lo escrito ha de pasar por un censor antes de su publicación. Las reivindicaciones de libertad de los integrantes del movimiento habrán de pasar por la mesa de los funcionarios del régimen, que no dudarán en mutilar o condenar a la no publicación las obras no afectas al régimen.
     La poesía social tendrá un importante peso sobre la cultura española tanto de finales del Franquismo como de la transición. Hemos vuelto al franquismo trasnochado de la censura, cuando un presidente de gobierno como Mariano Rajoy no quiere acudir al Congreso a dar explicaciones de los sobres a un PP que cobraba hasta la gaviota.
l poma de "El hambre" es del 1939, y es actual, porque la poesía de Miguel Hernández está vigente es estos tiempos de abusos de dolor y mis laurel con voz de luto. "Me duele este niño hambriento como una grandiosa espina" [clavada en el corazón o en la cabeza como una corona de espinas de Cristo].
La poesía social aflora el conocimiento directo de la realidad, del chabolismo, de la inmigración, del asalto de la frontera de melilla por los subsajarianos, por no decir hombres de color sin futuro. La poesía social es la voz prestada a los que no saben o no pueden hacerse oír.

VER dos libros fundamentales sobe Miguel Hernández en AMAZON, por Ramón Fernández Palmeral

    En Miguel afloraba la sangre obrera, "sufría al ver el barbecho tan grande bajo su planta". Su poesía se dirige hacia la clases más desfavorecidas, para él la poesía era un NECESIDAD, lor los valores puros del pueblo y denuncia la falta de Justicia y Libertad, en una anticipada Teología de l Liberación.  Su poesía estaba dedicada al pueblo de una forma franca y noble. Este poeta del pueblo y de la revolución dio su vida por sus ideales, en la guerra estuvo al lado de la República de los trabajadores, por ello los que defiende a los trabajadores en España, no nos pueden defraudar en una democracia que cojea cada vez más por una mayoría al más puro absolutismo del Borbón Fernando VII, que abolió la Constitución de 1812.Esto quisieran muchos mudos y ciegos reyes, ya no luchan por un palmo más de tierra sino por unos euros en Suiza.




EL HAMBRE
I

Tened presente el hambre: recordad su pasado
turbio de capataces que pagaban en plomo.
Aquel jornal al precio de la sangre cobrado,
con yugos en el alma, con golpes en el lomo.

El hambre paseaba sus vacas exprimidas,
sus mujeres resecas, sus devoradas ubres,
sus ávidas quijadas, sus miserables vidas
frente a los comedores y los cuerpos salubres.

Los años de abundancia, la saciedad, la hartura,
eran sólo de aquellos que se llamaban amos.
Para que venga el pan justo a la dentadura
del hambre de los pobres aquí estoy, aquí estamos.

Nosotros no podemos ser ellos, los de enfrente,
los que entienden la vida por un botín sangriento:
como los tiburones, voracidad y diente,
panteras deseosas de un mundo siempre hambriento.

Años del hambre han sido para el pobre sus años.
Sumaban para el otro su cantidad los panes.
Y el hambre alobadaba sus rapaces rebaños
de cuervos, de tenazas, de lobos, de alacranes.

Hambrientamente lucho yo, con todas mis brechas,
cicatrices y heridas; señales y recuerdos
del hambre, contra tantas barrigas satisfechas:
cerdos con un origen peor que el de los cerdos.

Por haber engordado tan baja y brutalmente,
más abajo de donde los cerdos se solazan,
seréis atravesados por esta gran corriente
de espigas que llamean, de puños que amenazan.

No habéis querido oír con orejas abiertas
el llanto de millones de niños jornaleros.
Ladrábais cuando el hambre llegaba a vuestras puertas
a pedir con la boca de los mismos luceros.

En cada casa, un odio como una higuera fosca,
como un tremante toro con los cuernos tremantes,
rompe por los tejados, os cerca y os embosca,
y os destruye a cornadas, perros agonizantes.

II

El hambre es el primero de los conocimientos:
tener hambre es la cosa primera que se aprende.
Y la ferocidad de nuestros sentimientos,
allá donde el estómago se origina, se enciende.

Uno no es tan humano que no estrangule un día
pájaros sin sentir herida en la conciencia:
que no sea capaz de ahogar en nieve fría
palomas que no saben si no es de la inocencia.

El animal influye sobre mí con extremo,
la fiera late en todas mis fuerzas, mis pasiones.
A veces, he de hacer un esfuerzo supremo
para acallar en mí la voz de los leones.

Me enorgullece el título de animal en mi vida,
pero en el animal humano persevero.
Y busco por mi cuerpo lo más puro que anida,
bajo tanta maleza, con su valor primero.

Por hambre vuelve el hombre sobre los laberintos
donde la vida habita siniestramente sola.
Reaparece la fiera, recobra sus instintos,
sus patas erizadas, sus rencores, su cola.

Arroja sus estudios y la sabiduría,
y se quita la máscara, la piel de la cultura,
los ojos de la ciencia, la corteza tardía
de los conocimientos que descubre y procura.

Entonces solo sabe del mal, del exterminio.
Inventa gases, lanza motivos destructores,
regresa a la pezuña, retrocede al dominio
del colmillo, y avanza sobre los comedores.

Se ejercita en la bestia, y empuña la cuchara
dispuesto a que ninguno se le acerque a la mesa.
Entonces sólo veo sobre el mundo una piara
de tigres, y en mis ojos la visión duele y pesa.

Yo no tengo en el alma tanto tigre admitido,
tanto chacal prohijado, que el vino que me toca,
el pan, el día, el hambre no tenga compartido
con otras hambres puestas noblemente en la boca.

Ayudadme a ser hombre: no me dejéis ser fiera
hambrienta, encarnizada, sitiada eternamente.
Yo, animal familiar, con esta sangre obrera
os doy la humanidad que mi canción presiente.

 MIGUEL HERNÁNEZ
(De ‘El hombre acecha’, 1939, edición destruida por los fascistas a su entrada en Valencia)