Cabeceras
soñadas con Miguel.-
Quiso
hacer un pueblo igualitario
y de
alegría, con la luz feérica
de su
mente, dientes y poesía.
Miguel siempre, tu frente
ardiente y la risa anacarada
es esplendente luz de tus dientes
que inunda tu límpida cara.
Tus verdes ojos
matizados de oliva
-vivaces aun en sueños-
como luces de aceitunas
al filo de saltar a la luz
de la sonriente faz
de tez oreada.
¡Alma de toro para tu amada!.
Los hernandianos heredamos
las voces del juicio de sus vientos.
MIGUEL, poeta universal
apicultor de mil y un
panal.
Con tu jalea real
evadiste tu espíritu de
las rejas
en vuelo celeste
eternal.
Quienes pretendieron
vulnerar
tus principios, tu
ingenio
murieron, y tus versos
jamás lo harán.
¡Serán senderos del
mañana!
Nadie ha cantado a la verdad
y libertad con tan
singular trino
ni igualado las figuras
literarias
posadas en tu versal
alabastrino.
¡Millón por millón de
versos sangrará
la impronta eternal de
tus venas!.
Liberaste tu torrencial lluvia
pasional de la sangre
de tu espíritu
con total encendimiento
e inundaste
a compañeros en
trincheras, cárceles...
Mas de mil veces sangraste en vela,
¡con arengas, prosas y
poemas!
¿Quizás influyeron en tu mirífica mente
ese flujo de ignotas partículas
de energía oscura invisible, excelentemente!.
Día y noche, noche y día…
Miguel, el motivo vocacional
que me elevó hasta la Poesía,
y también la humanidad
que me conmovió, emocionó
y continua emocionándome cada día.
¡Mi fervor poético, se fundió
en tu crisol literario!.
Habrá terrones a
estrujar
-en su diaria labranza-
mas ni un resquicio de
penumbra
a ver, que enturbie su
esperanza.
Nadie ha dado tanto
nombre
a Orihuela, como lo
hiciera
Miguel Hernández. Su
fama
la debe al poeta
universal.
Maestro muchas gracias
por darme la Luna.
Miguel nos legó una exanguinación
gota a gota de poemas.
Las
llamas poétcas
de
su corazón,
danzaban en sus pupilas.
Levanta
maestro Miguel
haz
que lama tu río
mi verso baldío.
Hieren
sus metáforas excelentes
aun sangran mi corazón sorprendentemente.
Metamorfoseaste los colores
-en azul-
cuando versaste tú.
Me asiento
a veces, hernandecido.
Y no es CIERTO.
y la voz del juicio de los vientos.
101 © Octubre 2018.Manuel-Roberto Leonís