La huella de Miguel Hernández en Valencia
El escritor oriolano estuvo en Valencia en varias ocasiones entre 1937 y 1938. Esta es la reconstrucción del viaje del "muchachón de Orihuela", que diría Neruda, a la capital valenciana para asistir al II Congreso de Intelectuales Antifascistas
álex serrano 05.09.2010 | 02:35 /Levante EMV
Proclamación de la República, el 14 de abril de 1931, en la plaza de Emilio Castelar, en Valencia.
Levante-EMV
Miguel aprovecha su estancia en Valencia para visitar un par de sitios que ha de conocer. Acude a la avenida de Pablo Iglesias número 12, actual María Cristina, donde se ubica la redacción de "Hora de España" , la revista republicana más importante de la época y con la que él colabora. Además, también callejea por el centro de la ciudad hasta llegar a la calle Trinquete de Caballeros, 9, donde tiene su sede la Alianza de Intelectuales Antifascistas en Defensa de la Cultura.
Pero Hernández también tiene tiempo para pasear por la huerta valenciana y para ordenar en su cabeza todo lo que ha visto en esos meses en el frente. Convencido de que la guerra aún se puede ganar, pues él como nadie ha visto el valor en estado puro que encarnan los milicianos, acaba de componer "Viento del pueblo" y lo lleva a la calle Avellanas, 9, muy cerca de la sede de la Alianza, donde se localizan los Talleres de Tipografía Moderna, que él conoce porque son los que imprimen también "Hora de España". De natural despreocupado y alegre, Hernández aprovecha para ir a la playa de la Malvarrosa y recorrer los alrededores de la ciudad, aunque acude puntual al Congreso que se celebra unos días más tarde -bombardeo incluido la noche anterior- y en el que interviene como firmante de la ponencia general [Ponencia Colectiva].
Hernández volverá a Valencia en unos meses, cuando le designen para viajar a Moscú con una delegación de la República [V Festival de Teatro Soviético]. Pero ahora, sentado en el [hemiciclo] Ayuntamiento de Valencia, no sabe nada. Tampoco sabe que, en menos de un lustro, añorará como nadie ha añorado nunca la ciudad porque a unos kilómetros de ella se alza el sanatorio de Porta Coeli, donde pide el traslado cuando una grave afección respiratoria le impedía respirar [tuberculosis]. Ese traslado no llegó, y acabó muriendo una fría mañana de marzo del [28 de marzo] 1942 en Alicante.
Valencia quedaría, para él, como algo más que un viaje anecdótico. Como para muchos republicanos, encarnó la última esperanza, sumando a ello el detalle de Porta Coeli. Nunca la olvidó, y quizá, en sus últimos momentos, recordara la época en que fue el corazón de la España por la que vivió, luchó y murió.
Por las noches, a El Ballenato, en Torrent
Por las noches, Miguel Hernández coge un coche y viaja hasta Torrent, donde según el periodista Francisco Agramunt, en la conocida como Posición Pekín, un cuartel general del ejército de Levante, tiene lugar una tertulia de intelectuales valencianos conocida como El Ballenato. En esos encuentros se recuerda la guerra y todo lo que han visto en ella, pero también se debate sobre arte y literatura. Los historiadores no confirman este hecho.
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(Miguel Hernñandez en la puerte al Ayuntamiento de Valencia, julio 1937) |