Sinopsis:

Página multimedia virtual sobre la vida, obra y acontecimientos del universal poeta Miguel Hernández -que murió por servir una idea- con motivo del I Centenario de su nacimiento (1910-2010). Administrada por Ramón Fernández Palmeral. ALICANTE (España). Esta página no es responsable de los comentarios de sus colaboradores. Contacto: ramon.palmeral@gmail.com

miércoles, 12 de octubre de 2011

BOFETADAS A CAMBIO DE PUBLICIDAD



BOFETADAS A CAMBIO DE PUBLICIDAD

Por Ramón Fernández Palmeral

Una vez más con la salida del legado de Miguel Hernández del Centro Hernandiano e Investigación de Elche, se le dan unas bofetadas al poeta. Ya se las dieron la Guardia Civil el día de los Reyes del 1936, en el campo de San Fernando del Jarama, ahora se las dan la intransigente derecha ilicitana.
Paseando Miguel con Maruja Mallo cuando se le acercó una pareja de La Benemérita le pidió la documentación y como no la llevaba encima salió corriendo y lo detuvieron por sospechoso. Nada más entrar en la casa-cuartel de San Fernando el Cabo Comandante de Puesto el arreó un par de bofetadas, y los guardias le dieron golpes y le amenazaron con la culata de los fusiles –contó Mª Teresa León- por resistirse.
La Benemérita de aquella época actuó como era su costumbre proteger a los señoritos y apalear a los jornaleros, gitanos y gente de mal vivir, es decir, como cuenta el chiste cuartelero: primo disparar y luego preguntar.
Diez días después se publicó un manifiesto de protesta en El Socialista a favor del poeta, firmada por los intelectuales más destacados de la época. Lo cual supuso una importante dosis de publicidad, días después, el 24 de enero. pareció publicado su poemario El rayo que no cesa, publicado en la colección “Héroes” de Manuel Antolaguirre y Concha Méndez.
En enero la Revista Occidente de Ortega y Gasset, le publica 6 sonetos y la “Elegía a Ramón Sijé”. El 15 de enero Juan Ramón Jiménez le concede una entrevista en su domicilio, quien el 23 de febrero elogia a Miguel en El Sol, por su “Elegía a Ramón Sijé”. El 30 de enero publica en “La Verdad” de Murcia en escrito en a prosa “Ramón Sijé”.
El Heraldo de Madrid, dirigido Alfredo Cabanillas que, a pesar de declararse “Independiente”, defendía las causas republicanas y frentepopulistas, le hizo una breve reseña el 12 de marzo de 1936, en la decimotercera página de la sección de “Literatura”, por el periodista especializado Miguel Pérez Ferrero. Este periodista lo presentará en Unión Radio (dirigida por Urgoiti), donde Miguel recitó “Sino sangriento” y “Egloga” a Garcilaso, cobro 1o pesetas.
Es decir, que lo que quiero sintetizar es que aquella bofetadas de la Beneméria sirvieron para que “El Socialista” publicara un manifiesto de protesta a favor del poetas, que le dio gran publicidad, y un buen empujón a su carrera poética.
En esto meses de otoño de 2011, Miguel recibe nuevas bofetadas, cuando su legado sale del Centro Hernandiano, y nuevamente salta a las páginas del periódico. Legado entregado en depósito por Josefina Manresa en 1985.
En 1936, Miguel había roto con Josefina, y se fue al calor de la artista vanguardista Maruja Mallo (8 años mayor que Migue) de la llamada «Escuela de Vallecas» la que le había presentado en Madrid su paisano y amigo pintor Paco Die. Un 6 de enero salieron Miguel y Maruja en tren a los campos de San Fernando de Jarama, (hoy de Henares). Y ocurrió lo ya contacto. Una vez Miguel en Madrid acudió a Alberti, a María Teresa León. A raíz de este ayuda, Miguel Hernández a través de ellos se afilia al Partido Comunista. Sus palabras fueron: “Estoy con vosotros. Lo he comprendido todo. También intercede Pablo Neruda, por entonces cónsul de Chile en Madrid, y demás amigo poetas, que firmaron el siguiente manifiesto:

En el diario El Socialista, de gran tirada donde se publicaba el siguiente Manifiesto, el 16 de Enero de 1936. “Protesta a favor del poeta Miguel Hernández”

El lunes, día 7 de este mes de enero, estando el poeta murciano (sic) Miguel Hernández pasando el día en las orillas del Jarama, fue detenido por la guardia civil, y preguntado, primero, qué hacía por aquellos lugares. Miguel Hernández contestó, sonriente, que era escritor y que estaba allí por gusto. El traje humilde, modesto, de nuestro amigo, llevó a la guardia civil a tratarle con violencia, conduciéndole al cuartelillo de San Fernando. Durante el trayecto, para ocultar la vergüenza que provocaba en él la detención, Miguel Hernández, de rabia, fue dándoles con el pie a las piedras. Entonces, le amenazaron de muerte, diciéndole: “Si no por aquella mujer que viene andando detrás de nosotros, te dejamos seco.” [La mujer era Maruja Mallo]
Al entrar en el cuartelillo, y sin más explicación, el cabo le abofeteó. Siguieron los golpes, hasta con unas llaves que le quitaron después de un registro minucioso, en el que encontraron además, como terrible prueba, una cuartilla encabezada con este nombre: “Juan de Ocón.” Los guardias civiles de aquel puesto no podían comprender que un hombre con aire campesino escribiese un título para una obra de teatro. “Este es un cómplice. Anda. Confiesa.” Así, golpeado, insultado, vejado, permaneció varias horas en el cuartelillo, hasta que pudo telefonear a un amigo de Madrid, que respondió de su persona.
Enterados de este atropello, lo denunciamos al ministro de la Gobernación, y protestamos, no de que la guardia civil exija sus documentos a un ciudadano que le parezca sospechoso, sino la forma brutal de hacerlo, pues en vez de limitarse a comprobar su identidad, le golpease (sic) maltratándole y hasta amenazándole de muerte. Protestamos de la vejación que representa el abofetear a un hombre indefenso. Protestamos de esta clasificación entre señoritos y hombres del pueblo que la guardia civil hace constantemente. En este caso que denunciamos, Miguel Hernández es uno de nuestros poetas jóvenes de más valor. Pero, ¡cuántas arbitrariedades tan estúpidas y crueles como ésta se cometen a diario en toda España sin que nadie se entere! Protestamos, en fin, de esta falta de garantías que desde hace tiempo venimos sufriendo los ciudadanos españoles.


Encabezaba la protesta Federico García Lorca y seguían las firmas de José Bergamín, José María de Cossío, Ramón J. Sender, Antonio Espina, Arturo Serrano Plaja, César M. Arconada, Pablo Neruda, Maria Teresa León, Rosa Chacel, Miguel Pérez Ferrero (que en estos momentos trabaja en su biografía de Antonio y Manuel Machado), José Díaz Fernández, Rafael Alberti, Manuel Altolaguirre, Concha Méndez, Luis Cernuda, Luis Lacasa y Luis Salinas.”

En esta socidad el éxito siempre cobra su arancel, bien en bofetadas, en carnes, en prestaciones deshonrosas, o en poner lo que nunca se debe perder: la dignidad.