COMENTARIOS A “MIGUEL HERNÁNDEZ, EL POETA DEL PUEBLO, (Biografía
en 40 artículos)” de Ramón Fernández Palmeral
Por Pilar Galán García
Introducción
Ha
irrumpido en el panorama literario como un torrente impetuoso abriéndose
paso con fuerza, una nueva biografía sobre Miguel
Hernández. Se trata de una biografía diferente y absolutamente necesaria
para conocer la vida y la obra de uno de los más universales poetas españoles.
Esta
nueva biografía no constituye un libro más sobre la figura del gran poeta
oriolano, es una guía práctica y exhaustiva, compuesta por 40 artículos
monográficos pormenorizados, con toda clase de datos, fechas, nombres,
anécdotas, episodios y sucesos, que han sido verificados y contrastados
por su autor, Ramón Fernández Palmeral ,
a lo largo de un periodo de más de 20 años, lo que da muestra de la profundidad
y de la envergadura de esta biografía, desglosada en 40 artículos
independientes unos de otros, lo que permite al lector, poder escoger aquella
parte de la vida del poeta que más le interese, ya sea, por mera
curiosidad y enriquecimiento personal, ya sea, como ayuda y fuente de
información para un estudio o tesis sobre la vida de Miguel Hernández.
Esta
biografía supone, por lo tanto, algo novedoso y muy necesario para el profundo
conocimiento del poeta, sobre todo, porque viene para completar esos
libros estándar de conocimientos generales sobre la figura de Miguel y
esas biografías al uso, que presentan una estructura ya conocida y muy
estereotipada sobre la figura del poeta.
Se nos
presenta como una guía práctica, sencilla y muy eficiente, donde poder recabar
información con facilidad sobre aquellos aspectos de la vida y la obra de
Miguel Hernández en los que estemos más interesados, o necesitemos una
más detallada información, además de acceder a una gran profusión de datos
verificados y fehacientes.
Ramón
Palmeral es ya un escritor consagrado y especializado en la figura
de Miguel, además de un apasionado investigador de la vida y la
obra hernandiana, que no se conforma con buscar y recoger en
archivos y bibliotecas todo lo que se ha escrito sobre el poeta, lo cual es
inmenso, pues Miguel Hernández es un poeta admirado y valorado universalmente,
sino que va mucho más lejos y dedica su tiempo a visitar los lugares por
los que pasó Miguel, entrevistarse con personas que tuvieron
contacto directo con el poeta, investigar en los anaqueles más remotos de
los que pueda obtener algún dato importante y sacarlo a la luz.
Ramón
Palmeral se ha empleado a fondo en esta biografía para recoger en primera
persona, toda la información veraz y auténtica a la que sólo se puede acceder,
cuando te metes en la piel del personaje e investigas todo su entorno, sin
regatear tiempo ni esfuerzo, echándose a los caminos por donde transitó
Miguel para seguir sus pisadas, convertirse en un peregrino incansable en pos
de la luz, que el poeta fue derramado a lo largo de su intensa pero efímera
vida.
Todo
ese recorrido, le ha llevado a Ramón Palmeral muchos días, semanas y años de
trabajo incansable y extenuante, para llegar a las fuentes dónde
poder beber y saciarse de la historia auténtica del poeta, desentrañando lo más
auténtico y fidedigno de todo lo que rodeó su persona, en ese periplo
vital que le llevó a convertirse en uno de los más grandes poetas del amor y
del pueblo.
Han
sido muchas las horas que ha dedicado el autor de esta biografía para conocer y
profundizar en el archivo completo de Miguel
Hernández, que ha custodiado con total veneración el
investigador y filólogo español Gaspar
Peral Baeza, a quien Ramón Palmeral considera su mentor y que le permitió
compartir con él, largas tardes de conversaciones, audiciones
inéditas y ocultos documentos de M.H. que estaban en su poder. Esta
amistad intelectual y afectiva ha sido un verdadero privilegio del
que pudo gozar Ramón y por el que se siente infinitamente agradecido.
Resúmenes
Esta
biografía por artículos, arranca dando una información prolijamente
detallada de la que intentaré hacer un breve resumen.
En el primer capítulo: infancia y juventud,
se hace un estudio completísimo de la fecha, lugar y circunstancias
que rodearon al nacimiento del poeta, de quienes fueron sus progenitores,
hermanos y familiares más próximos.
Es muy
interesante el profundizar en como fueron esos primeros años de Miguel y cual
fue la formación que recibió, destacando que era un niño despierto y muy
inteligente que tiene que abandonar pronto la escuela por imposición de
un padre autoritario y analfabeto, pero que en contra de lo que se ha dicho, gozaba
de una buena situación económica pues era tratante de ganado, pero su incultura
le llevaba a pensar que los estudios eran una pérdida de tiempo, por lo
que requisa pronto a su hijo sacándolo del Colegio de Santo Domingo de Orihuela
para que ayude en el negocio familiar trabajando como pastor
de cabras.
Estos
datos son muy importantes porque nos hacen valorar que el poeta fue un hombre
que se hizo así mismo, enfrentándose con la adversidad y la censura
paterna, tomando como ejemplo a seguir a Virgilio, que fue pastor e
inmortal poeta.
La
figura del primer mentor de M. H. fue don Luis Almarcha, canónigo
de la catedral de Orihuela, cuyos datos personales quedan totalmente perfilados
en esta biografía, es de destacar que fue él quien ofreció a Miguel su
biblioteca privada, dónde se aficionó a las lecturas de Virgilio, San Juan de
la Cruz, los autores del Siglo de Oro y los poetas Románticos. Su primer
poema de corte pastoril, fue publicado en el semanario “El Pueblo de Orihuela”
del que Almarcha era fundador.
Tiempo
después sus vidas se fueron distanciando y en este capítulo, se transcribe
parte de la carta que Vicente Hernández Gilabert escribe al canónigo para
interceder por su hermano Miguel, que se hallaba preso y enfermo en el
Reformatorio de Adultos de Alicante, petición que no le fue concedida,
porque se le recuerda que el poeta no había querido hacer caso cuando se
le pide rectificar sus ideas y escritos.
Queda
muy claro que Almarcha sólo se limitó a ayudar a M.H, en el plano espiritual
pero no intermedió para que fuera tratado debidamente en un sanatorio.
Grupo de la Tahona
Es muy
interesante la información sobre el llamado grupo de la Tahona, tertulia
poética a la que Miguel perteneció y donde trabó amistad con un grupo de jóvenes
poetas que fueron decisivos para su formación intelectual y el desarrollo de su
personalidad.
Entre
Los componentes del grupo de la Tahona cabe destacar la figura de Carlos
Fenoll, (el panadero poeta).
En
su labor de investigador, Ramón Palmeral, mantuvo una entrevista con Vicente
Luis Fenoll Ávila ( hijo de Carlos
Fenoll) que le descubrió cómo Miguel entregó a su padre un primer
poema titulado "El pirata" que era en realidad, una imitación
de la “Canción del Pirata” de Espronceda, y fue el mismo Carlos Fenoll, quien le persuadió para que no escribiera
sobre cosas que no conocía, pues en su vida no había visto el mar y menos aún
un pirata. Así, queda constancia, de quién orientó a Miguel a escribir
sobre lo que él en realidad conocía perfectamente, que era su entorno y su auténtica
vida: el oficio de pastor y el contacto diario con la naturaleza.
Es
debido a este consejo por lo que el primer poema de M.H. trata de una sonata “Pastoril”
publicada en el semanario
El Pueblo de Orihuela, de fecha 13 de enero de 1930.
Otro de
los miembros del grupo fue Ramón Sijé,
el más intelectual del grupo y director de la revista el Gallo Crisis en la que Miguel publicó algunos poemas,
se le
ha considerado mentor religioso de M.H y quien le ayudó económicamente
en sus primeras andaduras por Madrid, luego debido a sus diferentes ideologías
se fueron distanciando, ya que Sijé era un hombre profundamente católico, y
Miguel pasados los años se fue apartando de la Iglesia Católica, lo que le
llevó a distanciarse de su amigo.
Cuando
Miguel publica la famosa “Elegía a Ramón Sijé” en El rayo que no cesa en enero de 1936 es una forma de desagraviar al amigo muerto,
al que en cierto forma había traicionado.
Miguel y Federico García Lorca
Es de
destacar el capítulo sobre la amistad entre Miguel y Federico García Lorca, el autor introduce este capítulo
haciendo referencia a la fuerte vinculación existente entre M.H y los
poetas andaluces de la Generación del 27, como son García Lorca, Vicente Aleixandre, Rafael Alberti, Jorge Guillén y
Gerardo Diego, pero subraya en especial, la amistad entre el poeta
oriolano y García Lorca, que fue directa y epistolar.
Miguel
Hernández sentía una gran admiración por Lorca, aunque su primer encuentro, que
tuvo lugar el 2 de enero de 1933 en la casa de periodista Raimundo de los Reyes
en Murcia, no fue muy afortunado, ya que Miguel quiso declamar una
serie de sus poemas de Perito en lunas (galeradas),
otorgándose el título del mejor poeta español del momento, a lo que
Federico respondió: “hombre, no tanto, no tanto”.
Después
siguió una correspondencia, en la que Miguel, como muy bien destaca con
ironía el autor de esta biografía, se mostró de una forma demasiado insistente
y plañidera, emplazándole para que estrenara su obra teatral El torero más valiente cosa que disgustó
a García Lorca que se sentía acosado.
Es por
tanto, que de una manera muy cierta e intuitiva, Ramón
F. Palmeral sentencia que: " la amistad entre ambos poetas
empezó mal" por "El error de escribir desde el lloriqueo y el
patetismo, no desde la igualdad, dio como resultado un rechazo inmediato del
granadino”.
Así nos
relata cómo García Lorca, el hijo de un terrateniente de Fuente Vaqueros
(Granada), que había estudiado en la Residencia de Estudiantes de Madrid, no
podía consentir ser vilipendiado por un rústico y pintoresco personajillo
engreído que pertenecía a otra clase social.
Los viajes de Miguel a Madrid
En el
capítulo 6 se relatan los decisivos viajes que hizo Miguel a Madrid.
Estos viajes
están magníficamente documentados por el autor y revelan las dificultades por
las que pasó el poeta, para abrirse camino en la capital y comenzar esa
andadura que le llevaría a alcanzar la inmortalidad.
Su
primer viaje data de 1931, en él lleva una carta de recomendación del abogado José Martínez Arena para Concha Albornoz (hija del ministro de
Gracia y Justicia), y aunque tiene que volver a los seis meses de
esta "salida quijotesca", término muy acertado empleado por Palmeral, para referirse a estas primeras
andanzas del poeta.
Esta experiencia
le sirve para renovarse e iniciar una nueva etapa de poesía
gongorina de sintaxis compleja, con el propósito de homenajear a Góngora,
como ya habían hecho los poetas de la Generación del 27.
Y así
nos dice el autor: "que Miguel además de experto en lunas, fue
perito en caminos, en abrir nuevos senderos a la poesía desde su personal
cosmovisión poética, en la que nos demuestra que tiene confianza y lealtad en
sí mismo, cualidades esenciales en todo artista que se precie de ser auténtico
y consecuente con sus principio estéticos”.
Fueron
muchas las puertas que se le cerraron entre ellas la de Juan Ramón Jiménez pero su tenacidad
hace que en el tercer viaje conozca a Pablo
Neruda y Rafael Alberti, que le
inducen a la poesía social y comprometida, más tarde conocerá a Vicente Aleixandre, a quien
pasado el tiempo dedicará su famoso poema Viento
del pueblo, en septiembre de 1937.
Ramón Palmeral
destaca de una forma muy acertada que esos viajes a la corte, fueron
trascendentales y decisivos para su proyección poética y personal, es más,
añade: ”si Miguel se hubiera conformado con quedarse en su rincón oriolano,
jamás hubiera tenido la oportunidad de probar fortuna, y llegar a ser el
poeta universal que hoy es reconocido”
La
noticia de la muerte de Federico García
Lorca le llegó a Hernández en Orihuela a través de su amigo Jesús Poveda y según la mayoría de
biógrafos fue el detonante último que llevó a Miguel a trasladarse a
Madrid para incorporarse al Quinto Regimiento del Partido Comunista el 23 de
septiembre de 1936, puesto que él se sentía republicano y defensor la legalidad
democrática y al lado del pueblo.
Miguel y Pablo Neruda
Otro
capítulo aparte merece la amistad profunda que unió a Pablo Neruda recién llegado a Madrid con M.H. ya que éste
veía en el poeta pastor, que aún llevaba barro en las alpargatas la
esencia pura de los campesinos, la lectura de sus versos le provocaron un
gran impacto por su hondo sentimiento y su calidad poética, sobre todo
por el auto sacramental Quien te ha visto
y quien te ve y sombra de lo que eras, publicado en Cruz y Raya de José Bergamín en el verano de 1934
Por
entonces Miguel acababa de publicar " Perito en lunas”, poesía católica,
reaccionaria y gongorina con influencia de los clásicos. Neruda ya empezaba con
la poesía vanguardista y surrealista, la llamada “poesía impura” y aunque ambos
poetas tenían una concepción de la poesía diferente, Palmeral nos descubre con su ojo avizor
de la buena sintonía que se estableció entre ambos poetas.
Resaltando
que ese idilio poético fue mutuo, ya que era el don sublime de la
palabra lo que verdaderamente les unía, y les separaba a la vez,
porque sus estilos eran opuestos.
Con el
tiempo, esa amistad se hace muy intensa, cuando en 1935, Neruda
publica Residencia en la tierra,
causó un gran impacto en Miguel, que así lo reconoce, dedicándole el poema “Oda
entre sangre y vino”.
Además
Neruda le invita a publicar en la revista vanguardista “Caballo verde para la
poesía", con el tiempo Miguel se iría alejando de su ambiente
oriolano y de Ramón Sijé, para
adentrarse en los nuevos ambientes literarios de Madrid para terminar
publicando Viento del pueblo dedicado
a Vicente Aleixandre (1937) y El hombre acecha dedicado a Pablo Neruda, para convertirse después
como lo llama acertadamente Neruda en el escritor soldado de la poesía.
Miguel amaba a las mujeres
En el
capítulo 9, titulado “Miguel amaba a las mujeres”, Palmeral nos hace un
estudio magistral de las mujeres más importantes de su vida, empezando por su
madre Concepción Gilabert Giner por
la que Miguel sentía devoción y siempre le apoyó.
También
tuvo escarceos amoroso con María Cegarra
(poetisa de la Unión) a la que va dirigida la dedicatoria de El Rayo que no cesa, igual que a Maruja Mallo de quien algunos estudiosos
creen que inspiró algún soneto de dicho libro.
También
se alude a Josefina Fenoll Felices (hermana de Carlos Fenoll) como
un amor juvenil y no correspondido, a la que también dedicó “Elegía a la
panadera”.
Es de
destacar la amistad con la filósofa María
Zambrano a la que Miguel dedica el poema "La morada a
amarilla" en la revista El Gallo
Crisis, esta relación da muestras de la amistad sana y hermosa que hubo
entre dos mentes tan privilegiadas.
En
cuanto a la que fue su esposa Josefina
Manresa, vemos que el autor de este libro derrocha una gran delicadeza y
sobrada sensibilidad, porque no se limita a narrar unos hechos de una forma
concienzuda y ajustada a la realidad, lo que es muy loable, sino que se adentra
en situaciones íntimas y es capaz de leer en el corazón de M.H. a quien
reconoce la devoción intensa y profunda que sintió por su esposa, a
la que llamaba “morena de mi alma” como reza el encabezamiento de algunas de
las más de 300 cartas que la escribió.
El amor
por Josefina Manresa en su
época de novios sufrió una serie de altibajos que se correspondieron con sus
viajes a Madrid, ya que en esa época, Miguel quedó deslumbrado por los brillos
de la gran ciudad, lo que le distanció de Josefina por unos meses. Más adelante
la relación se formalizó y fue Josefina quien tuvo que lidiar pasado el tiempo,
con esa lucha que se dio en el fondo de su corazón, para poder
conciliar el amor a su padre (guardia civil) asesinado por milicianos en agosto
de 1936 y el amor por su esposo y padre de sus hijos, que se confesaba
miliciano convencido y defendió con sus versos y sus escritos sus auténticas
convicciones hasta dar la vida por ellas.
Son muy
hermosas las palabras que Ramón Palmeral
dedicas a Josefina Manresa: “Para mí
es una mujer que merece mi aplauso, porque siempre fue fiel a su memoria,
valiente que no permitió nunca actos o hechos que le desmerecieran".
Y lo
más importante: “fue gracias a ella que se conservó el legado del
poeta. Sin ella, los investigadores no hubieran tenido la oportunidad de
conocer a Miguel Hernández”.
Ramón
defiende la fidelidad de ambos esposos, el verdadero amor de Miguel fue
Josefina Manresa, y a ella dedicó muchos de sus sonetos de El Rayo que no cesa y El cancionero y romancero de ausencias (obra
póstuma).
Ella
supo responder con devoción y amor incondicional a Miguel, guardando su
memoria y su legado más allá de su muerte. En la relación de Miguel con su mujer
Josefina Manresa, Palmeral ha querido dejar muy claro desde el primer momento,
lo cual dice de él, (que es todo un caballero y un biógrafo amante de la
verdad y de la justicia). “Que el amor que Miguel sitió por su
mujer fue un amor totalmente fiel y profundo, siendo ella, una vez
asentada su relación y contraído matrimonio a la única mujer
que amó y a quien se entregó en cuerpo y alma, al igual que hizo Josefina
que supo corresponder a ese amor y mantener viva la llama de su pasión y
la fidelidad a su memoria hasta el último día de su vida”.
El rayo no de cesa
En el
capítulo 14 el autor de esta biografía hace un magistral estudio del El rayo que no cesa que salió publicado
el 24 de enero de 1936 en la colección Héroe de Manuel Altolaguirre en Madrid.
Presenta
el poemario como una obra radicalmente pasional que consagra a su autor como
uno de los poetas amorosos más intensos y puros. Palmeral nos habla con su
maestría habitual: “de una purificación de las pasiones, de su caudal de amor
turbulento, resurgido en él como resultado de unas experiencias amorosas, y
posiblemente dedicado a sus tres amores: Josefina
Manresa, Maruja Mayo y María Cegarra.
Así
descubrimos una profundización radical en estos poemas, desde su
simbología (el rayo era en la mitología clásica un atributo de los dioses,
al igual que representa un símbolo de unión sexual, entre el cielo y la
tierra).
En
palabras sublimes nos dice el autor: “El rayo incesante es el vigor de las
furias de mundo agresivo, que rodea al poeta convertido en fuerza
cósmica".
"Ese
rayo incesante, en ocasiones, queda trasmutado en cuchillo que puede devorar,
volar, herir. Así analizados son poemas de amor y desamor, amor- destrucción,
amor- no culminado. Y por tanto la piedra angular de su mundo poético"
Al
mismo tiempo Ramón Palmeral continúa discerniendo con su sagaz
pluma las influencias recibidas de Garcilaso de la Vega y los poetas del
Siglo de Oro, así como influencias de Neruda (Veinte poemas de amor) y la
influencia surrealista de Aleixandre.
La “Elegía
a Ramón Sijé” que aparece al final de El
rayo que no cesa es objeto de un análisis exhaustivo, donde
pone de manifiesto que primordialmente es un poema de remordimiento
y de reconciliación en el que se aprecian los diferentes estados de ánimo
del poeta que evolucionan hacia una locura o éxtasis místico en una
catarsis existencial.
Leyendo
esta biografía hay momentos en que se demuestra la genialidad de su autor y las infinitas horas de estudio y
contemplación de labora del poeta, tal es así, que se atreve a hacer una
serie de interpretaciones y consideraciones, que están avaladas por
su experiencia de rapsoda de la obra de Miguel, lo cual le lleva a
proponer algunas puntualizaciones y arreglos técnicos de entonación muy
interesantes como son: convertir los cuartetos en tercetos y pareados
que permiten la recitación de las estrofas con mayor sentimiento y emoción.
Miguel Hernández periodista
En el
capítulo 16, aparece una parte poco conocida que es la militancia y la
labor como periodista de Miguel durante la Guerra Civil española,
facetas que tuvieron mucho que ver con su condena a muerte.
En
septiembre del 1936, M.H toma parte por la II República y se incorpora como
voluntario en el Quinto Regimiento de Milicias, también intervino en los
diferentes frentes, al igual que hace viajes a los pueblos para declamar sus
poemas, además de escribir en diversos periódicos republicanos.
Es muy
acertado el mensaje del autor al citar que su poesía combativa y de
compromiso duele y perdura más que las heridas de los proyectiles.
Efectivamente
los estruendos de las bombas se apagan con el tiempo, pero la fuerza de
la palabra es un eco que se repite eternamente en los corazones de las
personas.
La amista entre Miguel y Vicente Aleixandre
En el
capítulo 19 se destaca la leal amistad entre Vicente Aleixandre y Miguel
Hernández, que se produce cuando Miguel se hallaba en su quinto viaje a
Madrid en 1935. Miguel ve en el escaparate de una librería el libro La destrucción o el amor por el que ganó el Premio Nacional de Poesía y
escribe al poeta para que le proporcionara un ejemplar, firmando la carta
como Miguel, pastor de Orihuela, lo que despierta las simpatías de
Aleixandre.
Poco
después se conocerán personalmente y Vicente le hace entrega del libro,
dando comienzo a una amistad sólida y verdadera.
Miguel
se deja influir por la nueva poesía surrealista de Aleixandre que le da
valor para romper con las normas tradicionales, por lo que el poeta de Orihuela
imita la poesía alexandrina, pero además aporta sus propios
descubrimientos y su sello personal.
Así es,
como el nuevo libro de poemas Viento
del pueblo (1937) su obra más conocida y recitada en el periodo de guerra,
es un canto a la esperanza de la victoria del Ejército republicano. Este
libro está dedicado a Vicente Aleixandre, con esa frase emblemática:
"Vicente,
a nosotros que hemos nacido poetas entre todos los hombres, nos ha hecho
poetas la vida junto todos los hombres…los poetas somos vientos del pueblo:
nacemos para pasar soplados a través de sus poros y conducir sus ojos y sus
sentimientos hacia las cumbres más hermosas.”
Palmeral
manifiesta su gran predilección por los libros que Miguel escribió
durante la guerra civil: Viento del
pueblo 1937 y El hombre acecha
(terminado de imprimir en 1939), que fue mandado destruir, solo se
salvaron dos capillas, lo que permitió reeditar el libro aunque
que no pudo ser publicado hasta 1981.
Estas
obras son consideradas por el biógrafo como las de mayor identidad
hernandiana, es decir, con un mensaje directo para el pueblo.
Ambas
composiciones forman un corpus poético aunque están separados por un año,
las dos fueron escritas en el contexto de la guerra civil española.
El hombre acecha
El hombre acecha es un libro de publicación póstuma,
imprescindible para conocer la angustia vital que se avecina en la derrota de
los republicanos. Nos habla de la brutalidad de la guerra, del hambre, las
heridas, la soledad, la muerte que sigue acechándole.
Aquí
Miguel se convierte en un poeta maduro, vigoroso y sencillo, que ha
vivido la guerra directamente en los campos de batalla de distintos frentes y
ha sido marcado por el terror y la sinrazón que conlleva el odio
fratricida.
Sobre la
obra poética de contenido político, hay unas palabras muy valientes y
acertadas de Palmeral que transcribo a continuación: “Hay que acabar con la
imagen de santón mártir. Sí, es cierto que le mataron lentamente en
la cárcel franquista por falta de asistencia médica. Pero su obra poética no
necesita de estos andamiajes políticos tardíos para justificar que fue un gran
poeta de gran corazón, y sobre todo, nos admira su dignidad humana, valor
político y absoluta entrega a los ideales".
Cancionero y romancero de ausencias
Su poemario
póstumo Cancionero y romancero de
ausencias, es una obra inacabada, escrita en la cárcel, se trata de
un conjunto de poesías, que fue redacta entre 1938 y 1939, por la muerte
de su primer hijo Manuel Ramón, en estos poemas es donde se muestra
Miguel en toda su verdad.
Aquí
muestra sus sentimientos, sus anhelos y su esperanza, su voz sigue
potente por encima de las sombras y la oscuridad.
Este
último libro lo escribió inmerso en la tristeza y lleno de nostalgia por tener
que estar separado de su hijo. Está considerado como la
expresión suprema de su experiencia poética.
En este periodo de desgracias y penurias en que estaban muy presentes sus ansias de libertad y la nostalgia de los suyos. La sensibilidad del poeta se eleva a cotas que alcanzan el más sublime misticismo espiritual. Creando unos poemas de grandeza y hermosura única como "Las nanas de la cebolla". Es en estos poemas donde el poeta vierte todo su amor y entrega apasionada a su mujer y su segundo hijo Manuel Miguel.
Aunque
su obra maestra se centra en el tríptico: ”Hijos de la luz y de la sombra"
Este
poemario ha sido considerado como el más sublime y conmovedor de su poesía
amorosa en los que recurre a los símbolos de la vida, la muerte y la
guerra como una forma de desengaño. Pues se da cuenta que la guerra no ha
servido para nada.
La
sombra es el lugar donde habitan los que se han ido, pero queda su presencia y
la luz es la esperanza de que pueda resurgir una nueva vida.
Fin de la guerra civil.
Cuando
la guerra estaba a punto de acabar se produce la desbandada republicana y la
caza de comunistas. El gobierno republicano estaba instalado en Elda (Alicante)
a pocos Kilómetros se hallaba el aeródromo de "El Fondón" por
dónde escapó Juan Negrín López (presidente del Consejo de Ministros)
hacia Orán.
Miguel
aconsejado por Aleixandre y Cossío intenta asilarse en la Embajada de
Chile, pero finalmente fue abandonado por sus camaradas y víctima de los
republicanos que lo utilizaron para su propaganda pero que después lo dejaron a
su suerte.
Al
final de la guerra civil Miguel salió de la estación de Orihuela para Sevilla,
Jerez y Cádiz y decide pasar solo a Portugal, dónde le detuvo la policía
internacional portuguesa y lo entregaron a la policía española.
Durante
estas primeras detenciones sufrió toda clase de vejaciones e interrogaciones
infames, allí tuvo conciencia del calvario que le esperaba y sus ojos se
anegaron de lágrimas. Y la más terrible angustia invadió su corazón.
Cárceles y muerte
Al
preso Miguel Hernández se le instruyeron dos sumarios, uno en Madrid y el
segundo en Orihuela: el 21.001 y el 4.487, respectivamente.
El
fiscal Miguel Gutiérrez estudioso de estos sumarios, sentencia que se
celebró un juicio sumarísimo sin garantías en el que se vulneraron todos
los derechos más básicos.
Detenido
en Portugal, es entregado a las autoridades españoles en Rosal de la Frontera
(Huelva). Ingresara el 13 de mayo de 1939 en la prisión de Torrijos de
Madrid. El 15 de septiembre de 1939,
inexplicablemente es puesto en libertad, para ser detenido nuevamente.
El día
29 es detenido otra vez en Orihuela. La guardia municipal le instruye un atestado
que dará lugar a otro atestado de urgencia.
El 28
de septiembre el fiscal del ejército de ocupación procede a la calificación del
delito: adhesión a la rebelión militar y le pide pena de muerte, luego la pena
de muerte le fue conmutada por veinte años y un día de reclusión mayor.
A
partir de ese momento pasará por las prisiones de conde de Toreno (Madrid),
después el 15 de septiembre de 1940 es trasladado a la prisión de
Palencia, el 9 de noviembre del 40 es trasladado a la prisión de
Ocaña y de allí el 29 de junio ingresa en el Reformatorio de
Adultos de Alicante, donde pasó un tiempo de aislamiento casi a oscuras y sin
apenas alimentos, lo que le produjo una grave anemia e hizo que su
enfermedad pulmonar de agravara.
Fue en
la enfermería del Reformatorio donde se casó por la iglesia con Josefina el 4
de maro de 1942 ya que el matrimonio civil contraído en la república no era
reconocido.
El
poeta del pueblo falleció el sábado 28 de marzo de 1942.
Sus
restos descansan actualmente en el cementerio de Nuestra Señora del Remedio de
Alicante, junto a los de su mujer Josefina
Manresa y su segundo hijo.
En el
túmulo delantero de la izquierda hay un buzón en el que se puede leer:
Aunque bajo la tierra
mi amante cuerpo esté,
escríbeme a la tierra,
que yo te escribiré.
(Miguel Hernández, El hombre acecha)
Al
terminar de leer este libro: Miguel
Hernández. El poeta del pueblo, (biografía en 40 artículos).
Me
vienen a la memoria las palabras que Palmeral me dijo:
"Miguel
Hernández es un poeta tan inmenso, y de unas dimensiones tan
inabarcables, que para que lo comprendas te lo tienen que enseñar, no basta con
leerlo".
En
efecto, es al acabar de leer esta magnífica biografía, cuando he
comenzado a comprender en profundidad a Miguel
Hernández, pues es un poeta de una hondura impresionante, dotado de
una sensibilidad y de una inteligencia extraordinaria, con una vida tan trágica
como apasionante.
Pero
por encima de todo hay que destacar la belleza y la magnitud de su obra
que le ha llevado a convertirse en un poeta de renombre universal.
PILAR
GALÁN GARCÍA
Alicante,1
de marzo de 2020