Sinopsis:

Página multimedia virtual sobre la vida, obra y acontecimientos del universal poeta Miguel Hernández -que murió por servir una idea- con motivo del I Centenario de su nacimiento (1910-2010). Administrada por Ramón Fernández Palmeral. ALICANTE (España). Esta página no es responsable de los comentarios de sus colaboradores. Contacto: ramon.palmeral@gmail.com

domingo, 31 de octubre de 2010

Fuera menos penado



Por Joselu (Profesor de secundaria) en la red.
"Hoy se cumplen 100 años del nacimiento de Miguel Hernández, poeta al que hemos ido recordando en Internet con numerosas actividades. Hagamos que la red se inunde con sus versos."

Fuera menos penado si no fuera
nardo tu tez para mi vista, nardo,
cardo tu piel para mi tacto, cardo,
tuera tu voz para mi oído, tuera.

Tuera es tu voz para mi oído, tuera
y ardo en tu voz y en tu alrededor ardo,
y tardo a arder lo que a ofrecerte tardo
miera, mi voz para la tuya, miera.

Zarza es tu mano si la tiento, zarza,
ola tu cuerpo si lo alcanzo, ola,
cerca una vez, pero un millar no cerca.

Garza es mi pena, esbelta y triste zarza,
sola como un suspiro y un ay, sola,
terca en su error y en su desgracia, terca.


Miguel Hernández, El rayo que no cesa, 1936

Este soneto prodigioso, uno de los de más difícil construcción arquitectónica del siglo XX, pertenece a esa colección de sonetos (27) que constituyen en su esencia El rayo que no cesa, el libro que consagró a Miguel Hernández como poeta, recibiendo elogiosas palabras incluso de Juan Ramón Jiménez.

El soneto es capicúa, cada verso empieza y acaba igual. Se basa en una figura retórica llamada epanadiplosis. Había sido utilizada hacía cinco siglos por Juan de MENA. Miguel Hernández retoma esta idea constructiva y crea un poema atrevido, basado el el eco.

El eje del poema es el amor esquivo. El poeta ama a la amada y la desea, anhela su cuerpo. Creemos que el poema pudiera estar referido a su relación con la que posteriormente fue su mujer, Josefina Manresa, una muchacha sencilla de Orihuela condicionada por la moral provinciana que impedía las relaciones sexuales antes del matrimonio. Miguel está en Madrid y expresa dramáticamente esa tensión erótica y poética que plantea el petrarquismo. También hay que decir que Miguel está experimentando una crisis de crecimiento poético que le llevará a acercarse a la poesía impura de Pablo Neruda (Residencia en la tierra) y Vicente Aleixandre (La destrucción o el amor) y se alejará del influjo clasicista y neocatólico de Ramón Sijé, al que le dedicará una elegía extraordinaria, tras su muerte, pocas semanas antes de la publicación del libro El rayo que no cesa (24-01-1936), un texto de fuerte influencia quevedesca más que garcilasiana.

En el soneto (en la cárcel del soneto) los versos reciben los acentos rítmicos en las sílabas 4ª, 8ª y 10ª o bien en 6ª y 10ª, acentuando palabras de más fuerte intensidad dramática.

Léase el poema y gocemos de los ecos: Fuera menos penado si no fuera/nardo tu tez para mi vista, nardo,/cardo tu piel para mi tacto, cardo/ tuera tu voz para mi oído, tuera./

El nardo es una flor aromática blanca muy hermosa. El poeta contempla a la dama y la desea, pero ella es evasiva (cardo) y no consiente ningún acercamiento. Tuera es un fruto del tamaño de la naranja muy amargo. En árabe significa “muerte y destrucción”. Véase la rima entre nardo y cardo expresando esa antítesis dramática. El poeta la desea ardientemente pero no la puede conseguir. El segundo cuarteto comienza de nuevo con “tuera” (juego de palabras con “tú”. Véase como se implican prácticamente todos los sentidos. Hemos encontrado: “tez/vista; piel/tacto; voz/vista. Pero el poeta arde (metáfora de amor apasionado de raíz petrarquista) y ofrece miera (gusto) en su voz a la amada. La miera (juego de palabras con “mí”= Tuera/Miera)es un aceite espeso, muy amargo y oscuro que se utiliza como purgante, aunque en otro soneto de Miguel, aparece asociado a la dulzura ("Tu corazón una naranja helada/con un dentro sin luz de dulce miera..."

El poeta arde de amor, de deseo, pero ella es cardo, tuera, y miera para el poeta. Y en el primer terceto aparece la palabra “Zarza” (que pincha como el cardo), y su cuerpo, ola (que se escapa). Acercamiento/alejamiento. El eje del poema está en este terceto como suele ser propio de los sonetos clásicos. El poeta desea el cuerpo de la amada, pero es un movimiento condenado al fracaso por la moral conservadora. El poema recrea el movimiento de la ola que se acerca y se va, generando una tensión erótica insufrible que conecta con la muerte. El amor es un tiburón devorador que si no se realiza, condena al enamorado al sufrimiento más extremo e incluso a la muerte. Reside en esta idea la de amor como destino trágico que vertebra el conjunto de poemas del libro.

El segundo terceto representa de nuevo la pena hernandiana tan recreada en el libro y que María Zambrano ha relacionado con la tristeza de César Vallejo. El poeta se identifica con la garza, la tristeza y la soledad en un vaivén emocional que no tiene solución.

A partir de este libro, Miguel se alejará del soneto y la influencia sijeniana y se dará al versolibrismo más radical que estallará junto con la guerra civil en ese libro tenso y rabioso que es Viento del pueblo.

En conclusión, un soneto desarraigado, simétrico, que expresa un intenso vitalismo trágico y amoroso que desemboca en la tristeza y la soledad del poeta ante la imposibilidad de realizar su impulso erótico que le lleva a arder, a consumirse sin aparente esperanza.

(Centenario del nacimiento de Miguel Hernández: 30 de octubre de 1910).
La ilustración es de Ramón Fernández Palmeral y está sacada de la red.