Sinopsis:
Página multimedia virtual sobre la vida, obra y acontecimientos del universal poeta Miguel Hernández -que murió por servir una idea- con motivo del I Centenario de su nacimiento (1910-2010). Administrada por Ramón Fernández Palmeral. ALICANTE (España). Esta página no es responsable de los comentarios de sus colaboradores. Contacto: ramon.palmeral@gmail.com
jueves, 20 de agosto de 2009
Introducción a la Elegía a Ramon Sijé, de Miguel Hernández
(En el 70º aniversario de la muerte de Ramón).
Por Ramón Fernández Palmeral
Cuando se va a cumplir el 70º
aniversario de la muerte de Ramón Sijé, creo que es oportuno analizar la Elegía,
que le dedicó Miguel, joya de la literatura española. (Al final de la introducción he
unido una curiosa traducción al rumano de la Elegía por Elena Liliana Popescu).
La «Elegía a Ramón Sijé» es un poema de remordimiento y de reconciliación espiritual
donde Miguel Hernández, como bien apuntó José Muñoz Garrigós (Ínsula nº 544, pág. 3)
«reconoce su deuda, imposible de pagar». En 1935 Miguel había entrado en el círculo de la
«poesía sin pureza» de Pablo Neruda y consideraba la amistad con Ramón Sijé un «lastres» en su proyección poética, de aquí su ruptura.Pero la prematura muerte de Sijé impidió la posible reconciliación
futura entre ambos amigos, de aquí surge y siento más tu muerte que mi vida (verso 15 de la Elegía), ya que el poeta no pudo reparar su deuda con Sijé por cuanto le debía y había ayudado en sus primeros tiempos poéticos, y además le ayudó a buscar editor en Murcia para publicar Perito en lunas (1933), cuyo prólogo es de Sijé. Además Ramón Sijé dio una conferencia en el Ateneo de Alicante el 29 de abril de 1933, titulada El sentido de la
danza. Desarrollo de un problema barroco en “Perito en lunas”, de Miguel Hernández Giner, cuyo texto íntegro se desconoce. (Comentado por el profesor José Muñoz Garrigós, “Los cuadernos del 27”, Murcia, 1987).
Dieron noticias de este acto Vicente Ramos-Manuel Molina en su libro
Miguel Hernández en Alicante, Edición “Ifach” 1976 (p.37). Más los poemas
que Ramón le publicó a Miguel en todos los números de la revista El Gallo
Crisis. Por ello mi afirmación de la deuda que Miguel tenía con Ramón Sijé.
Ramón Sijé (un anagrama del nombre y del primer apellido) es el
seudónimo de José Ramón Marín Gutiérrez nació en Orihuela el 16 de
noviembre de 1913, a las 6 de la tarde, tuvo dos hermanos Justino
(Gabriel Sijé) y Mariola. Estudió Derecho en Murcia, fue Premio
Extraordinario de Licenciatura. Aunque Miguel Hernández y Ramón debían
conocerse de vista, su relación se estrechó con la presentación de la
revista Voluntad fundada por Sijé el 15 de marzo de 1930. Fundó y dirigió
más tarde la revista neocatólica El Gallo Crisis que duró un año. Escribió La
decadencia de la flauta y el reinado de los fantasmas (1935), inédito hasta
1973, editado por el Instituto de Estudios Alicantinos, así como múltiples
artículos y un ensayo Oleza, pasional natividad estética de Gabriel Miró,
publicado en varios números de Diario “República” de Cartagena, y más
tarde en Cuadernos de la revista “Batarro” nº 1 de Albox (Almería), 1990,
edición de José A. Sáez Fernández.
Esta «Elegía» se compuso precipitadamente a la muerte de su amigo
ocurrida el 24 de diciembre 1935, contaba 22 años, a causa de una
septicemia al corazón. Miguel se hallaba en Madrid cuando se enteró del
luctuoso hecho por Vicente Aleixandre el 26 de diciembre, que lo había
leído en una noticia de El Sol y, seguidamente escribió esta famosa elegía
en tan sólo 15 días, una de las más conmovedoras de la lengua española.
No escribió a los padres de Sijé hasta el 14 de enero del año siguiente,
Miguel leyó una alocución, encaramado a una escalera, en Orihuela el 14
de abril de 1936, al descubrir una placa en la plaza que se le dedicó a
Ramón Sijé:
«Quisiera que estas piedras y esta plaza llevaran para siempre el
nombre que les ha sido impuesto: Ramón Sijé. Bajo el sonido de este
nombre se me ha ido un compañero del alma, y Orihuela ha perdido
su más hondo escritor y su más despejado y varonil hombre…» (pág.
311. Miguel Hernández. Pasiones, cárcel y muerte de un poeta. José
Luis Ferris).
A raíz de su publicación en el número de diciembre de la Revista
Occidente junto a seis sonetos más a petición de José Ortega y Gasset,
antes de ser incluido en el libro definitivo de El rayo que no cesa (24 enero
1936), llamaron la atención del dulcísimo Juan Ramón Jiménez que escribió
en su «encasillada torre» -expresión de Arturo del Hoyo- Con la inmensa
mayoría del diario El Sol, febrero del 1936:
«...En el último número de la Revista de Occidente, publica Miguel
Hernández, el extraordinario muchacho de Orihuela, una loca
elejía [g] a la muerte de su Ramón Sijé y 6 sonetos
desconcertantes. Todos los amigos de la “poesía pura” deben
buscar y leer estos poemas...»
El rayo que no cesa se encontraba en la imprenta de Manuel
Altolaguirre y Concha Méndez cuando Miguel pidió que la incluyera en el
libro, y es la antepenúltima composición, la número 29 del libro, queda
antes del soneto final, puesto que el libro salió el 24 de enero de 36.
Tomando las notas de Agustín Sánchez Vidal, en estudio y prólogo del
libro Perito en lunas. El rayo que no cesa, (pág. 180). nos dice:
Ramón Sijé. Retrato al Óleo 46x38 cmt. Ramón Fernández
«Sigo la primera edición (al igual que Losada). Cossío, sin
embargo, sigue la aparecida en Revista Occidente, agrupando, en
consecuencia, los tercetos 12 y 13 en una sola estrofa, e
igualmente los tercetos 14 y 15 en otra; también, pone coma al
final del verso 26, que suprimo siguiendo la primera edición».
Se dice que Miguel cabalga sobre el surrealismo.
Hemos de detenernos en la dedicatoria. En la edición de Losada con
prólogo de José María Ballcels, escribe: ...a quien tanto quería. En la de
Agustín Sánchez Vidal y otras sucesivas aparece “con quien tanto quería”.
Que en el original aparece con la preposición “con”, y el significado, a pesar
de que lo han explicado otros autores, que no son imprescindibles citar,
por ser obvio, que cuando el poeta escribe “con quien tanto quería”, nos
hace una bisemia o juego de dos significados entre: “con quien tanto
compartía” y “tanto quería”. Recursos estilísticos o juegos que ya había
empleado Miguel en la octava real III, o acertijo del toro, de Perito en
lunas, con “luna y cuarto de la tarde”. Entre cuarto de hora y cuarto de
luna.
Simbología.- La cosmovisión poética de Miguel, es la de un mundo
rural, donde se había criado y educado, un pueblo en la huerta del río
Segura, un pueblo de luz mediterránea y católico. Influido por el mundo
literario de Gabriel Miró a quien organizaron un homenaje.
La «Elegía» se compone de 15 tercetos en endecasílabos y un
serventesio final, en los que se aprecian diferentes estados de ánimo del
poeta que evoluciona hacia una locura o éxtasis místico momentáneo, o
una catarsis, para anunciar el deseo de que el amigo vuelva para
encontrarse de nuevo en su huerto y en su higuera, en las «aladas almas
de las rosas del almendro», ese es el lugar las flores que han tomado
forma humanas con alma como la idea tomista de que el hombre se
compone de cuerpo y de alma.
Por ello empieza: Yo quiero ser llorando el hortelano... El poeta quiere
ser el eterno hortelano de la parcela o sepultura donde está enterrado su
amigo. Y no quiere ser el hortelano por unas horas, sino eterno, ya que
dice y estercolas, evidentemente, hasta que su cuerpo se descomponga
como el estiércol, elementos de los corrales de las cabras, sometido a
cambios de temperatura y estados, porque el estiércol es un órgano vivo,
que alimenta a las plastas a través de su riqueza mineral y temperaturas.
La segunda estrofa: Alimentando lluvias, caracolas / y órganos mi dolor
sin instrumento... Se refiere a que el cadáver de su amigo sepultado será
objeto de las tormentas que caigan sobre su tierra-tumba, la caracola es
una concha marina que de antaño se usaba para llamar a los peones del
campo a la comida, de hecho García Lorca usa este nombre muy frecuente.
«ni nardos ni caracolas tienen el cutis tan fino», en una estrofa de “La
casada infiel”. En órganos mi dolor sin instrumento, se refiere, creo, a
instrumentos musicales de una iglesia, como música religiosa que nos
elevan a un estado celestial. Quiere decir que ya no habrá órganos
celestiales, de iglesias que le resuciten. Invito a averiguar, si Ramón Sijé
tocaba el órgano en alguna iglesia.
A las desalentadas amapolas, en evidente que las flores silvestres de los
cementerios son las amapolas que se comerán a través de la savia el
corazón de su amigo: daré tu corazón por alimento. Aquí encontramos
cómo el corazón del amigo servirá de alimento-estiércol para las raíces de
las amapolas del cementerio.
Significaciones.- Son numerosos los estudios dedicados a la «Elegía»,
sin embargo, uno de los que más se acerca y he podido leer es el de Noelia
Bueno Gómez, en las Actas del II Congreso Internacional «Presencia y
futuro de Miguel Hernández (pág.567-582). Aquí, Noelia, estudiante de
Filosofía de la Universidad de Oviedo, acierta en sus múltiples conclusiones,
sobre las reflexiones hernandianas en relación a la muerte, «el dolor que
se vuelve incontrolable, la lucha interna para aceptarlo, la inmortalidad en
la naturaleza, y el bellísimo canto a la amistad». Va más allá al darse
cuenta la autora que es una convocación para un reencuentro en el paraíso
que era le huerto y la higuera en casa de los padres del poeta en Orihuela.
La «Elegía» se compone de 15 tercetos encadenados y un serventesio
final. Los seis primeros de turbación personal que aparecen en primera
persona demostrados un gran dolor por la pérdida tan temprana del amigo,
«muerte violeta por no ser rapidez, por no ser esperada y menos
tratándose de una muerte en plena juventud».
Del séptimo al undécimo de un «dolor insoportable, una increpación a la
muerte que ha volado demasiado pronto». Donde el poeta no perdona a la
muerte que se ha enamorado del joven, que no ha atendido a una vida
larga, y no perdona a la tierra ni a la nada, en una idea de la tierra como
madre y a la nada como el cosmos. Tanta rabia tiene que puede levantar
«tormentas/ de piedras, rayos y hachas estridente» con sus manos, puede
levanta pirámides si cabe por la tremenda fuerza que le da el dolor. Luego
quiere desenterrar al amigo, con ese «…escarbar la tierra con los dientes» ,
socavar la tierra como sea, y aparta la tierra, y encontrar el cadáver, y
besar la noble clavera como Hamlet con el cráneo de Yago, y se preguntó
serenamente con flema anglosajona sobre «el ser o no». Pero el poeta aquí
no tiene tiempo para la reflexiones filosóficas, sino que quiere actuar para
cumplir la promesa que se habían hecho, años atrás, de que cada uno
cavaría la sepultura del otro, según Jesús Poveda, de aquí ese
«desamordazarte y regresarte» ya estudiado por Agustín Sánchez Vidal.
Los tercetos doce al quince, idealiza un regreso, un regreso espiritual,
convertido en ángel o como abejas que liban las flores del cementerio. Un
regreso al huerto convertido en paraíso idílico en el recuerdo del pasado.
Las abejas liban las flores que están en contacto con la tierra y esa tierra
forma parte del cuerpo de su amigo. «Pajareará tu alma colmenera», no es
más que volará tu alma ya de abeja, tu sangre está ya en las abejas.
Porque la muerte no es el final, sino un camino a la inmortalidad, si no ha
nacido jamás podrás ser inmortal y Sijé, que tenía miedo a la muerte
deseaba ser inmortal.
Cuando regreses y yo te vea, se alegrarán mis ojos, situados
precisamente «en la sombra de mis cejas». Sabida de la religiosidad de
Sijé, Miguel usa palabras religiosas como aladas, angélicas, alma. En el
serventesio, Noelia Bueno, ve en las «almas de las rosas», una visión
«panteísta: vive el alma del amigo en las almas de las flores». Libre son las
interpretaciones, sin embargo, se puede apuntar que las rosas son ángeles
alados con formas de rosas, quizás fantasma, y estas rosas son las flores
blancas del almendro de nata, y este es el lugar de la cita, te requiero en
las almas de las rosas, nos veremos en el otro mundo como almas
hermanas, que es lo que significa compañero del alma: hermanos del
alma, más que compañeros, porque lo de compañero más la dedicatoria
«con quien tanto quería», ha dado mucho que hablar entre tirios y
troyanos.
Mis interpretaciones y consideraciones.- Esta «Elegía» es una de
las que yo llevo en mi repertorio como rapsoda, a veces, y la experiencia
me ha demostrado que ciertos ritmos, para ser recitados necesitan de
algunas puntualizaciones y arreglos técnicos.
Para recitarla la hemos agrupados por contenidos, es decir, no divida
necesariamente en tercetos. Como sucede en el segundo terceto, al cual
le he unido el verso 7, y por lo tanto se convierte en un cuarteto abab. Y el
siguiente terceto queda como un pareado, que es en realidad lo que es.
Miguel estaba muy preocupado por el metro en sus poemas, quería la
perfección y prefirió sacrificar el contenido ante lo estético, muy discutido
hoy por los poetas actuales, que hemos abandonado la rima y los metros a
favor del contenido.
Alimentando lluvias...
En el terceto quinto, he agregado una coma tras la “y” del último verso,
y nos queda [y, siento más tu muerte que mi vida].
Con el terceto 12 y 13 he hecho lo mismo que con el anterior convertido
en un cuarteto y en un pareado... queda así:
Volverás a mi huerto...
El terceto 11, que acaba con el verso y desamordazarte y regresarte, ha
dado origen a comentarios sobre la locura de Miguel, puesto que está
decidido a desenterrar el cuerpo del amigo fallecido para besarle la noble
calavera.
Más adelante hay una ensoñación o un recuerdo de cuando ambos
meditaban en su huerto bajo la famosa higuera que todavía se puede ver
en la casa de la calle de Arriba. El terceto 15 lo resumo como que el
recuerdo alegrará sus ojos y tu sangre dulce será disputada entre él (el
poeta) contra su novia que habrán acudido sobre tu tumba a llorar y las
abejas a libar el néctar de las amapolas a las que, ya el poeta dio su
corazón por alimento.
El serventesio final, creo entender que cita o requiere al alma de su
amigo en las flores-rosas del almendro de nata-florecido, para hablar de
muchas cosas de las que debieron hablar y no hablaron. Firma con la fecha
10 de enero de 1936, fecha en que debió darlo por acabado.
La ilustración representa a unas grandes amapolas alimentándose del
corazón de Ramón Sijé, y las raíces de estas abrazan la cruz iluminada de
su tumba, que siempre estará encendida en la inmortalidad de esta
incomparable elegía, hija de la inspiración y no del trabajo ni de la
arquitectura poética…
ELEGIA A RAMÓN SIJÉ
.
(En Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha
muerto como del rayo Ramón Sijé, con quien
tanto quería.)
.
Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.
.
Alimentando lluvias, caracoles
Y órganos mi dolor sin instrumento,
a las desalentadas amapolas.
daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.
Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.
No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.
Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.
Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.
En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofe y hambrienta
Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte
a parte a dentelladas secas y calientes.
Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.
Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de mis flores
pajareará tu alma colmenera
.
de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.
Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irá a cada lado
disputando tu novia y las abejas.
Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.
A las aladas almas de las rosas...
de almendro de nata te requiero,:
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.
(1 0 de enero de 1936)